Si hay algo que ha caracterizado a la farmacia española desde que se declaró la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19 ha sido su actitud constructiva. La vocación de servicio de los 75.260 farmacéuticos y las 22.102 oficinas de farmacia se ha proyectado en numerosas iniciativas y mejoras, adaptándose a una nueva realidad totalmente inesperada, hasta el punto de “formar a los pacientes para evitar contagios”. Así lo afirma Jesús Aguilar, presidente del Consejo General del Colegio de Farmacéuticos (CGCOF), en una entrevista con este medio, quien asegura haber estado “al pie del cañón; siempre en guardia”.

En un contexto difícil por la situación epidemiológica, el experto destaca además los problemas a los que han tenido que hacer frente, como los negacionistas, los antivacunas, las ‘fake news’ o los bulos. Ante esta situación, apunta que desde la farmacia se han transmitido “mensajes objetivos, rigurosos y actualizados”. El presidente insiste en que, durante la pandemia, la farmacia lo ha dado todo: “Hemos estado a la altura y no hemos fallado a los ciudadanos”.
En este contexto, Aguilar enfatiza que la farmacia ha garantizado la continuidad asistencial y de tratamientos, abarcando una amplia horquilla de pacientes, incluidos los más vulnerables, gracias al trabajo de la farmacia comunitaria. Asimismo, la digitalización ha sido un pilar fundamental para el desarrollo de la actividad. El presidente del CGCOF subraya la posibilidad de renovar la receta electrónica o el impulso de la Receta Electrónica Privada, “para evitar desplazamientos y contagios” en beneficio de los pacientes.

Esta idea es compartida por la Alianza General de Pacientes (AGP). Su presidenta, Pilar Martínez Gimeno, considera que los profesionales farmacéuticos han servido de gran ayuda a los pacientes como referentes de salud cercanos. “Eso merece un reconocimiento”, indica Martínez a esta publicación.

La presidenta de la AGP califica a las farmacias como “cruciales” por haber dado visibilidad a la pandemia, por su desarrollo asistencial, por consolidar la coordinación de planes de actuación o por haber sido agentes en educación sanitaria, entre otros.

Contar con la farmacia

La farmacia ha estado ahí y ha respondido ante las necesidades de los pacientes durante la COVID-19, pero ¿qué sucederá cuando la crisis llegue a su fin? “Contamos con una red de farmacias numerosa que pueden llegar a cualquier lugar del país, lo cual nos anticipa una farmacia del futuro totalmente digitalizada y personalizada”, opina Martínez.

Pero, para poder llegar a consolidar la farmacia del futuro, es necesario aprender las lecciones que ha arrastrado la pandemia, según indica el presidente del CGCOF: “La obligación de los responsables sanitarios y políticos es aprovechar todo el potencial de la Farmacia en todos los ámbitos, pero sobre todo en su función asistencial, en el que queda mucho camino por recorrer”.

“Somos la mayor red de inteligencia sanitaria de toda España, contar con las farmacias no es una opción, es una obligación porque su participación es garantía de éxito y no hay mejor discurso que los hechos”, reivindica Aguilar.
En este sentido, el experto insiste en que los profesionales farmacéuticos tienen “propuestas, conocimientos, experiencia y voluntad”. Sin embargo, destaca la necesidad de “anteponer el interés general a cualquier otra consideración para destacar lo bueno que la farmacia puede aportar a la salud y al bienestar de los españoles”. “Esa es la perspectiva que debería tener cualquier política farmacéutica del presente y del futuro”, añade Aguilar.

Precisamente, durante su comparecencia en la Comisión de Reconstrucción en el Congreso de los Diputados expuso propuestas concretas de la farmacia. Se pueden agrupar en cuatro ejes: reforzar las capacidades del Sistema Nacional de Salud (SNS); integrar a la farmacia en las políticas de salud pública; aprovechar al máximo la transformación digital para mejorar la eficiencia del SNS, especialmente en zonas despobladas; y garantizar la sostenibilidad de la red de farmacias por su labor sanitaria, social y de cohesión territorial, en especial las situadas en zonas frágiles, despobladas y deprimidas.

Estos cambios, entre otros, han sido reconocidos por la propia Organización Mundial de la Salud, que ha destacado el papel de los farmacéuticos comunitarios en la crisis de la Covid-19 en campos como la prevención o la atención domiciliaria.

Test diagnósticos y vacunación en farmacias

En este sentido, la labor del farmacéutico puede ir más allá: “Las farmacias pueden hacer test”, destaca Aguilar, quien defiende este argumento en base a la iniciativa desarrollada en varias autonomías como Galicia, Madrid o Cataluña, en el marco de campañas de Salud Pública, con protocolos y en colaboración con las Consejerías de Sanidad.
“Desde el Consejo General lo que hemos hecho es apoyar a los Colegios en su estrategia e interlocución con sus autoridades sanitarias autonómicas con documentos de posicionamiento y procedimientos a medida para el desarrollo de servicios”, explica.

Por otra parte, en relación con el proyecto de real decreto que recoge la eliminación de la prescripción médica en la dispensación de test de autodiagnóstico para la COVID-19, desde el Consejo General consideran que “es una buena noticia en línea con la solicitud que llevamos meses haciendo de incrementar la participación de las farmacias en la realización de test rápidos, lo que permitirá ampliar la capacidad diagnóstica de Sistema Nacional de Salud”.
Por este motivo, el CFCOF insta a que se generen protocolos de coordinación de las farmacias con salud pública para garantizar la vigilancia epidemiológica de la COVID-19.

Asimismo, en relación con la vacunación, el experto destaca la “labor continua de atención e información sanitaria” que llevan a cabo desde las oficinas de farmacia. Por ello, destaca el compromiso de los profesionales y la importancia de contar con ellos para la vacunación de la población.: “En España los farmacéuticos podemos llegar hasta donde quieran las administraciones que lleguemos y nos necesiten los pacientes”.

Además, Aguilar insiste en el “potencial enorme en la derivación de pacientes, en adherencia y en labores de farmacovigilancia” de los farmacéuticos. Por ello, desde el Consejo General han ofrecido “la red de farmacias en la estrategia de vacunación COVID, para hacer todo lo que sea necesario, para seguir sumando y aportando para combatir esta pandemia”, insiste Aguilar.

Evolución de la telefarmacia

En este contexto de mejora, el fortalecimiento de la telefarmacia se consolida como uno de los retos futuros de los profesionales, que está fraguándose en el presente. A pesar de que el concepto de ‘telefarmacia’ continúa generando dudas, Aguilar considera que la misma debe evolucionar en base a criterios de interés general y anteponer la salud de los ciudadanos a otros aspectos.

“Cuando se habla de telefarmacia, algunos pretenden que solo se hable de entrega de medicamentos, pero desde la Organización Farmacéutica Colegial nos negamos a esa definición”.

Jesús Aguilar, presidente del CGCOF

En este sentido, la dispensación de medicamentos debe estar asociado a otra serie de servicios profesionales farmacéuticos asistenciales, según el experto del CGCOF, quien destaca que “sería un grave error desvincular la entrega de medicamentos, que ofrece la farmacia, en toda la cartera de servicios si se quiere avanzar en continuidad asistencial, en la transformación digital o en estrategias efectivas”. En definitiva, la telefarmacia es una “oportunidad de mejora”, según la presidenta de la AGP, que resalta las posibilidades que ofrece el servicio al poder proveer de mayores facilidades a los pacientes.

“Es hora de proporcionar un mayor y mejor control y seguimiento de las personas, estas facilidades redundarán en resultados positivos para la adherencia a tratamientos”

Pilar Martínez, presidenta de la AGP

¿Cómo afrontar futuras emergencias sanitarias?

Son muchos los esfuerzos que han aunado los profesionales sanitarios durante los meses de pandemia, sin embargo, aún quedan asignaturas pendientes en la mejora asistencial. Según el presidente del CGCOF, es necesario proveer de equipos de protección individual a los farmacéuticos para evitar la situación generada con la llegada de la COVID-19.
“La falta de EPIs no puede volver a repetirse de ninguna manera”, insiste Aguilar, que aprovecha la entrevista con EDS para recordar que, hasta la fecha, son 26 los farmacéuticos fallecidos desde el comienzo de la pandemia.
Por otro lado, destaca la necesidad de integrar de una forma “efectiva” la farmacia comunitaria en las políticas de salud pública. Por este motivo, desde el CGCOF reivindican la presencia de la profesión farmacéutica en la futura Agencia Nacional de Salud Pública, pendiente de creación, “de la misma forma que ya somos parte de la Mesa de las Profesiones Sanitarias promovida por el Ministerio de Sanidad”.

A pesar de que la crisis ha provocado terribles consecuencias sociales, se debe aprovechar las lecciones aprendidas. Y es que de las medidas extraordinarias que se han tomado durante la emergencia sanitaria, adecuadas a un contexto de normalidad, deberían mantenerse la mayoría, según Jesús Aguilar.

“Sería un error volver al pasado. Los principales beneficiarios del avance profesional de farmacéutico son los ciudadanos y pacientes. Un ejemplo es la coordinación en la dispensación de medicamentos de ámbito hospitalario entre la Farmacia Hospitalaria y la Farmacia Comunitaria, pero cualquier otro serviría”, expone.

Ahora es preciso consolidar o regular algunas de estas iniciativas que han demostrado su utilidad y eficiencia. “En el caso de la Atención Farmacéutica Domiciliaria, se ha puesto aún más de manifiesto la necesidad de que en ciertas circunstancias y colectivos se regule este servicio”, incide Aguilar.

Otra demanda que el CGCOF entiende que debería atenderse es la coordinación en la dispensación de medicamentos del ámbito hospitalario con las farmacias comunitarias, un servicio que “ha demostrado generar ahorros a pacientes y sistemas al evitar desplazamientos y costes innecesarios y que ha sido valorado muy positivamente por los pacientes”.
Otro ejemplo de medidas que podrían mantenerse es la simplificación de la burocracia dentro de algunos aspectos del sistema sanitario para poder agilizar los trámites. La presidenta de la AGP, Pilar Martínez, considera que “todo lo que se facilitó para agilizar trámites, ha demostrado no afectar negativamente a los procedimientos”. Es más, Martínez destaca que, gracias a esta reducción en los trámites administrativos, el sistema ha fortalecido su aspecto de una forma más dinámica. “La burocracia en los trámites es totalmente contraproducente”, indica.

Visados pre y post pandemia: un beneficio para pacientes

En este sentido, otro de los aspectos que destaca la portavoz de pacientes es la suspensión de visados durante la pandemia: “Ha demostrado que no ocasionó nuevos o mayores gastos a la Administración y, en cambio, facilitó la vida de los pacientes, especialmente con enfermedades crónicas, que no dependieron de los trámites de inspección para continuar con sus tratamientos”, ha asegurado.

“Todo lo que se facilitó a la hora de agilizar trámites ha demostrado no afectar negativamente los procedimientos. Todo lo contrario: ha demostrado que el sistema sanitario puede ser más dinámico. La burocracia en los trámites administrativos es totalmente contraproducente”, apunta Martínez. Así, concluye que los visados “están obsoletos” y que España es el único país de Europa que aún los mantiene vigentes. “Esto debe cambiar hacia nuevos modelos de gestión”, insiste.

La simplificación y desburocratización de trámites que suponían una barrera para el acceso con una pandemia de por medio ha tenido en la suspensión del visado a la triple terapia en EPOC su ejemplo más claro de adaptación. Un importante y esperado cambio en beneficio de los pacientes que se produjo en marzo de este año, con el apoyo a una enmienda de Ciudadanos al Proyecto de Ley de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis ocasionada por el COVID-19. Sin embargo, la continuidad de esta medida se vincula a la situación de emergencia sanitaria, por lo que cuenta con un carácter excepcional.

Así, se espera que desde Sanidad se reconsidere la postura inicial y se opte por la eliminación del visado de manera permanente. “Confiamos en que la experiencia de este tiempo sin visado permita que la administración sanitaria compruebe que suprimirlo no supone ningún perjuicio y que, por el contrario, aporta grandes beneficios no solo para los pacientes sino también para el sistema, al reducir pasos burocráticos que para nosotros no tienen demasiado sentido”, explica Iñaki Morán, vicepresidente de la Federación Española de Asociaciones de pacientes alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer).

“El carácter excepcional tiene que transformarse en un estado definitivo”, reseñan desde APEPOC, la Asociación de Pacientes con EPOC. Según su portavoz, Nicole Hass, “el visado es una medida anacrónica que no tiene justificación para aquellos medicamentos prescritos para pacientes crónicos que son seguros y habituales en la práctica clínica. El visado, en ningún caso, debe incrementar los requisitos de acceso al medicamento”.

Como alternativa -aunque menos deseable que la suspensión total-, Hass apunta que también podría se podría optar “por implementar el caso del visado ‘automático’ de Madrid, es decir, la validación automática para aquellos medicamentos prescritos que requieren una aprobación manual”.

Al mismo tiempo, la supresión del visado para la triple terapia en esta patología supone también “garantizar la adherencia y mejorar enormemente la vida de los pacientes a un coste, además, igual o menor que el que supone adquirir las combinaciones de medicamentos por separado”. Por otra parte, recuerda que este trámite conlleva “falta de equidad entre los pacientes de distintas CC.AA., debido a la desigual implantación de sus requisitos en función del territorio”.

“Evitamos el retraso en el acceso a la medicación prescrita y de vital importancia para nuestros pacientes. Nos consta que se han dado situaciones en los que el paciente acabó esperando varios días entre la prescripción y el acceso al tratamiento en especial si había un fin de semana o festivo” añade Hass. En el caso concreto de la EPOC son los pacientes más graves que requieren de este tipo de medicación. “Un retraso significa un gravísimo problema de salud para ellos que puede provocar una exacerbación”.