Las Islas Baleares tiene unas características especiales que condicionan su Sanidad. El ser un archipiélago conlleva problemas de accesibilidad en el área de salud y, además, la población en periodo estival “se duplica o triplica” y ésta también requiere asistencia sanitaria, tal y como expone la consellera de Salut balear, Manuela García, en una entrevista con la revista EDS. Asimismo, otro factor diferenciador con el resto de las autonomías es el “gran peso de la sanidad privada”. “Somos la segunda comunidad en concierto sanitario, y la tercera en gasto sanitario”, señala la consellera. Y todo ello… da lugar a diferentes desafíos que se deben abordar.

Pregunta. ¿A qué retos sanitarios debe hacer frente la región?

Respuesta. Hemos identificado seis retos: el déficit de profesionales, que compartimos con la mayor parte de las comunidades autónomas, y la dificultad de mantenerlos en las zonas de difícil cobertura; las listas de espera, que han aumentado con la pandemia, tanto para una primera consulta como para una intervención quirúrgica; trabajar en salud y no en sanidad, ya que tendríamos que potenciar más la salud pública, por lo que estamos impulsando la vacunación o los screening de cáncer; el alto número de personas con problemas de salud mental; la atención primaria, que está en una situación de accesibilidad difícil, además de una sobrecarga y un hartazgo en los profesionales, y las infraestructuras para modernizar los centros de salud y hacer equipos multidisciplinares; y la cronicidad, donde estamos trabajando en la identificación de pacientes crónicos complejos y pacientes crónicos avanzados y construyendo tres hospitales intermedios, de los que ya están en marcha dos.

P. Acerca de las plazas de difícil cobertura, ¿qué ha supuesto el decreto de fidelización de sanitarios?

R. En las medidas de captación y fidelización de los profesionales hicimos dos niveles. El de difícil cobertura, es decir, dar legalidad para dichas plazas y establecer los criterios para que cualquier plaza o personal estatutario se pudiera convertir de difícil cobertura. En esa línea, recabamos una serie elementos que favorecería que estuvieran en la región, como la formación sanitaria continuada, la posibilidad de investigar si querían, que el tiempo trabajo en un área de difícil cobertura pesara más en la OPE, y la eliminación del requisito lingüístico, que pasó a ser un mérito. Todo ese paquete es lo que favorece la atracción de los profesionales. Y solo se han nombrado dos zonas de muy difícil cobertura, donde el componente retributivo se ha incrementado mucho: una es oncología en el Hospital Can Misses de Ibiza, porque un servicio que tenía cinco plazas, solo estaba ocupada por una persona y ahora mismo está completo y se ha recuperado toda la actividad inicial, y la otra es digestivo en el Hospital Mateu Orfila de Menorca, donde todavía no hemos tenido éxito.

“En el Hospital Can Misses de Ibiza, oncología tenía cinco plazas y solo estaba ocupada por una; ahora mismo, el servicio está completo”

P. Sobre la cuestión lingüística, usted anunció en pleno el primer curso de catalán para sanitarios con el aval del Instituto de Estudios Baleáricos. ¿Podría detallarlo?

R. Cuando dijimos que eliminábamos el requisito para que pasara a ser un mérito, también dijimos que íbamos a potenciarlo y la mejor manera de hacerlo es poder hacer un curso con frases propias de este ámbito, para que cualquier paciente se pueda dirigir en catalán al profesional y este lo pueda entender. Es una titulación oficial y ha sido muy bien recibida por parte de los sindicatos. Somos conscientes de que Baleares es una comunidad bilingüe, pero tampoco queremos barreras a la hora de atraer profesionales.

P. ¿Cómo es la situación de la salud mental en Baleares y cómo trabaja la región en ello?

R. En Baleares hay más de 150.000 personas que están medicadas con problemas de salud mental. Es muy importante la población infanto-juvenil: las últimas cifras de suicidio que tenemos de 2022 son 104 casos. En esta línea, hemos creado una Dirección General de Salud Mental con la idea no solo de potenciar la prevención, el bienestar emocional, ayudar en las escuelas, sino también que la enfermedad mental, que ha sido muy olvidada, se trabaje de la mano del tercer sector para que estas personas puedan tener una vida plena.

P. Otro de los retos que tiene la comunidad es introducir toda la innovación posible. ¿Cómo solventarlo?

R. La innovación supone un impacto económico importante a nivel presupuestario. Sin embargo, para intentar introducir la mayor parte de innovación y para intentar organizar el acto farmacéutico y la inversión farmacéutica –porque esto también es aportar salud–, hemos creado una Subdirección de Farmacia dentro del IB Salut. Nuestra política una vez que la inversión llega, hay presupuestos muy finalistas. Por ejemplo, los CAR-T, los estamos haciendo dentro del Hospital de Son Espasses. Tenemos ya la autorización y vamos a empezar un CAR-T académico y aquí hay un presupuesto finalista dirigido a la terapia celular. Pero cualquier innovación, una vez esté probada, sea efectiva y esté aprobada, nuestra intención es introducirla y haremos lo posible para ello, porque realmente hay pacientes que se benefician de ello. Al final, es la innovación la que hace evolucionar a la medicina.

“Cualquier innovación, una vez esté probada, sea efectiva y esté aprobada, nuestra intención es introducirla y haremos lo posible para ello”

P. Por otro lado, se ha planteado impulsar una propia Ley de Farmacia. ¿En qué punto se encuentra? ¿Qué novedades se pretenden introducir con la nueva norma?

R. La Ley de Baleares es del 98. Al ser una ley muy antigua, había muchas cosas que pulir. Ahora está en una primera fase inicial de la ordenación farmacéutica, de dar mayor competencia dentro del control del medicamento, del seguimiento… Todo eso es un factor que había que ajustar mucho a la realidad actual.

P.  En el ámbito de la farmacia rural, ¿qué línea sigue la Conselleria?

R. Actualmente, tenemos un grupo de trabajo ya constituido con la idea de acercar la farmacia comunitaria. Porque en Baleares, lo rural es un concepto diferente. Allí no hay poblaciones de 500 cartillas. Por ello, la idea es que las farmacias se impliquen más en el sistema sanitario: en el control de la medicación de crónicos, en la parte de salud pública en la promoción y prevención de la enfermedad, la recomendación de la vacunación, etc. El papel de la farmacia comunitaria es muy importante porque si el paciente ve al médico una vez, la enfermera lo ve dos, pero el farmacéutico probablemente lo vea cada semana. Por ello, es un elemento fundamental del que no podemos prescindir.

P. En materia de salud pública, ¿qué novedades se introducen este 2024?

R. Este año introduciremos la inmunización de la embarazada con la vacuna del VRS. Ya está en fase de contratación y la vacunación, calculamos que tendría que empezar en mayo. Hay que hacerlo en el tercer trimestre del embarazo. Es el comité de expertos el que tiene que evaluar si se introduce o no una vacuna y esta se ha probado que es eficaz. También introduciremos el cribado de cáncer de cérvix, con un nuevo protocolo, ampliando la edad para realizarlo, y vamos a participar en el proyecto Cassandra, de prevención de cáncer de pulmón.

P. Además, Baleares están trabajando en una Agencia regional de Salud Pública. ¿Cómo avanza?

R. Se había dicho que había una Agencia balear de Salud Pública, pero, realmente, lo que hay son unos estatutos. Y, tal y como estaban planteados, la Agencia copaba toda la Dirección General de Salud Pública. En esa línea, lo que hemos hecho ha sido empezar el trabajo desde el principio. Estamos en ello, tenemos una reunión monográfica para ver cómo moverlo y montarlo. Uno de los principales hándicaps es la transformación digital de salud pública: si no se tienen datos que fluyan con rapidez y se puedan intercomunicar, es uno de los principales obstáculos a la hora de tener una Agencia de Salud Pública, tanto nacional como autonómica. En esa línea, estamos también trabajando por modernizar los sistemas de vehículo de datos, porque estaban bastante obsoletos. Para ser realista, no veo nacer la Agencia el año que viene, sino el siguiente. Antes de finalizar la legislatura, seguro, pero no ya.

“Hemos empezado a trabajar desde el principio; no veo nacer la Agencia el año que viene, pero sí antes de finalizar la legislatura”

P. ¿Cuál es la situación actual en Baleares respecto a la brecha de género existente en Sanidad?

R. En el Servei de Salut ahora mismo somos 20.000 trabajadores, de los que 15.000 son mujeres. Con lo cual, está claro que Sanidad es una profesión muy feminizada. Lo que sí dicen las encuestas es que sigue habiendo una diferencia muy importante entre lo que la mujer dedica a la familia y a los hijos y en la corresponsabilidad que hay, y por tanto, en el techo de cristal que existe. Es una cuestión de mentalidad. O hay mayor educación en paridad dentro de la familia o realmente es un hándicap que tiene la mujer a la hora de trabajar. Y en la Conselleria, casi el total somos mujeres y los puestos de dirección están casi al 50-50 por ciento.

P. ¿Qué planes hay para la conciliación o el impulso del talento femenino?

R. Las medidas de conciliación de la vida familiar y profesional se están respetando absolutamente. Además, la mayoría de los hospitales están adheridos a la iniciativa europea ‘¿Dónde están ellas?’, con la que se pretende que no haya paneles de ‘old men’ y que realmente tengamos referentes en cuanto a ciencia, en cuanto a capacidad de liderazgo, etc. Cuando hacemos una mesa redonda o un curso, no hace falta que haya paridad, simplemente que haya mujeres. Es importante pensar en las mujeres, porque si no, los estereotipos del hombre sustituye al hombre se repiten. Además, creo que los determinantes de salud están presentes todos los niveles y limitan tu vida para todo. En esa línea, trabajamos para permitir el acceso a todos los niveles, sobre todo, haciendo mucha difusión, por ejemplo, por el ‘Día de la Dona y la Ciencia’, hemos dado conferencias en los colegios y respondiendo a las preguntas sobre investigación.