Nicolás González: “Hay que tener una estructura pública de respuesta adaptada, porque cada amenaza puede ser diferente”

Entrevista a Nicolás González Casares, eurodiputado por el Grupo S&D en el Parlamento Europeo

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Con más de un año de pandemia a nuestras espaldas, toca hacer balance y prepararse para lo que venga pues, como ya avisó la OMS, podemos volver a vivir este tipo de situaciones pandémicas en un futuro. Así, el eurodiputado socialista Nicolás González Casares, repasa en una entrevista con El Global las actuaciones de Europa y de España y señala las claves a seguir en el camino hacia la recuperación.

Pregunta. ¿Qué lecciones ha aprendido Europa y qué se puede mejorar en un futuro?

Respuesta. Estamos en primer año de pandemia, estamos todavía aprendiendo. Aunque tenemos noticias sobre cómo funciona esto, también aumentan las incertezas. Ahora estamos con el tema de la vacunación, pero no sabemos aún si una persona vacunada transmite o no el virus. Sabemos que probablemente la vacuna lo inmunice contra el virus, pero no sabemos si contagia o no. Vemos también como un milagro el haber conseguido una vacuna, pero no sabemos exactamente qué va a suponer aún.

Por tanto, lo primero es fortalecer el conocimiento científico en todas las áreas de las ciencias médicas y biológicas, pero también de las ciencias sociales, del comportamiento. Es muy fácil dictar normas basadas en el conocimiento científico, pero es complicado ver cómo responde la ciudadanía ante ellas.

Otra cuestión es nuestra relación con el entorno: de qué manera nos afecta el daño que estamos provocando en la naturaleza. Ahí está uno de los orígenes y causas de muchas de estas situaciones. Prácticamente todas las alertas previas eran de enfermedades o virus que pasaban de animales a humanos. Hay que extraer conclusiones de esto, pero puede que sea temprano aún para que el conocimiento científico acumulado pueda ser bien evaluado.

Como legislador, creo que hay que ser capaz de trasladar todo eso a las normas y medidas que se tomen en el futuro para evitar estos problemas, es decir, ser resilientes. Conjugar lo aprendido y transformarlo en normas y medidas para el futuro, cambiar nuestros hábitos de relación con el medio, además de introducir nuevas normas.

Ahora mismo soy ponente en la discusión de la UE de un reglamento para reforzar el papel de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Hay que trasladar lo aprendido a la agencia para que haya seguridad cuando vuelva a ver otro problema.

También, cuando ejercía de enfermero de emergencias aprendí que cada emergencia es diferente. Puedes clasificarlas por tipos, pero no va a ocurrir siempre lo mismo, es decir, lo que ocurrió antes no va a ser igual a la emergencia que tengamos después. Por ello, hay que sentar unas bases, tener servicios públicos y una estructura pública de respuesta adaptada, pero sabiendo que cada amenaza puede ser diferente. Se necesita agilidad, una estructura previa de reacción y adaptación. Lo hemos aprendido en esta crisis: ¿Quién nos iba a decir que nos iban a faltar algo tan simple como guantes y mascarillas? Por eso debemos tener capacidad de adaptación rápida.

Otra cuestión importante son los sistemas de información de datos. Compartir. Al principio los datos de contagiados y muertes eran tremendamente confusos. Creo que debimos crear, en este caso, un sistema de información epidemiológica europea; compartir datos para saber el tiempo real y crear un Big data que nos permita predecir de qué manera evolucionan las epidemias.

P. Es muy importante la rapidez de adaptación. ¿Considera que tanto Europa como España han sabido responder a tiempo?

R. Primero fue un poco el cuento del lobo: “Viene un virus de China”. Y es que en China ya tuvimos una amenaza antes del SARS, la gripe H1N1, que luego al parecer se quedó en nada. Ese cuento nos afectó bastante, el pensar “somos Europa y estamos preparados”. Y resultó que no. También es posible que hubiera algo de desinformación por parte de China. Si se observa la curva cuando empezó el confinamiento en Wuhan y cómo baja ya la curva de muertos y la de contagiados al día siguiente, no es creíble con lo que sabemos a día de hoy.

Para una democracia es mucho más difícil tomar medidas drásticas y rápidas que para un sistema no democrático, como China u otros países. En una democracia siempre hay disenso en las medidas a tomar, lo que nos enlentece, pero también nos protege en multitud de ocasiones. La democracia también puede tener problemas, y más en este caso de Europa, que somos 27 democracias.

Es cierto que tardamos en la reacción inicial pero luego en ponernos de acuerdo para hacer frente a los daños y a la recuperación, creo que la respuesta europea ha sido muy importante.

P. ¿Qué estrategias llevará a cabo la UE para prevenir emergencias futuras?

R. La UE de la Salud. Es decir, trasvasar en una UE de la Salud. Coordinarnos más y trabajar de manera conjunta ante las graves amenazas sanitarias que tenemos, no solo pensando en cuestión de pandemias o de puntos de vista infecciosos, sino también pensando en el cáncer. La UE de la Salud se basa en cómo llevar los tratamientos y la posibilidad de atención sanitaria por igual a todos los lugares y a todos los ciudadanos de la UE.

Significa también compartir y coordinarse, y todo lo que sea crear normas, pero también marcos estables de coordinación, de compartir información o de hacer frente común ante a desafíos comunes, como es la estrategia de vacunación. Que la UE compre vacunas compartidas y lleguen a todos los países por igual es muy beneficioso para aquellos países que tienen más dificultades dentro de la UE. Si no existiese la UE y España tuviese que comprar vacunas por separado, ¿en qué subasta nos íbamos a meter con todos nuestros vecinos? Por ejemplo, Israel probablemente haya pagado 4 o 5 veces por las vacunas, pero no todos los países pueden afrontar ese gasto. Por lo tanto, yo creo en esa UE de la Salud desde el punto de vista de compartir, coordinar y hacer frente común a desafíos comunes.

Sin la UE, los países tendrían que comprar vacunas por separado y no todos podrían afrontar ese gasto”

P. ¿Qué propuestas han hecho los socialistas en este sentido?

R. Una de las propuestas, que yo llevo reclamando tiempo, es el sistema único de vigilancia, coordinado. También hemos hablado de hacer frente común ante el desabastecimiento farmacológico. Asimismo, hay que hacer frente común en la investigación. Programas como Horizonte Europa tienen un gran papel: destinar cantidades importantes a la investigación europea.

Luego hay cuestiones que van más allá, como las que tienen que ver con el desafío cambio climático o la estrategia de la biodiversidad que estamos poniendo ahora en marcha. No podemos obviar esa parte. Las amenazas normalmente vienen del entorno. Si no cuidamos bien el entorno, nos devuelve el daño producido en forma de amenazas.

P. ¿Cómo evoluciona el Plan Europeo contra el Cáncer y qué aspectos tiene en cuenta?

R. El Plan Europeo contra el Cáncer es algo, desde el punto de vista europeo, muy bonito. Tiene muy buena voluntad. La enfermedad que va a causar más muertes en el futuro, después de todo esto que hemos vivido, es el cáncer. Hasta ahora eran las enfermedades cardiovasculares, pero en poco tiempo las superará el cáncer.

Es un desafío, pero se puede avanzar mucho si lo hacemos de manera coordinada. No solo en investigación, sino también en compartir conocimiento y estrategias. Por ejemplo, la detección precoz. Podemos prevenir el cáncer en muchísimos sitios o diagnosticarlo de una manera mucho más rápida y evitar muchas pérdidas de vida.

Ahora lo que estamos haciendo en la Comisión del Cáncer es escuchar a todas las partes, ver todas las vertientes del cáncer para luego en el informe que se va a hacer por parte del Parlamento y que será tomado en cuenta por la Comisión, que esté todo recogido y que tengamos un marco europeo contra el cáncer para los próximos 10 años. Yo creo que hacia el verano tendremos ya el borrador. Este Comité en octubre tendría que estar rematado, pero se puede prorrogar.

P. Otra estrategia importante de la UE es la Estrategia Farmacéutica. ¿Qué aspectos toca? ¿Reforzará el tejido industrial de la UE?

R. Reforzar nuestra industria es una de las fundamentales. Saber que es una industria muy importante no solo en términos de PIB, sino también de empleo; que es una industria de muchísimo valor añadido; que normalmente gran parte de esa industria la seguimos manteniendo aquí, en el ensamblaje, en el I+D, pero una parte de producción la estamos teniendo fuera. Tenemos que reforzar todo eso para evitar desabastecimientos.

Otra cuestión es ayudar a esa industria en la investigación, en el desarrollo de fármacos. Tenemos problemas, por ejemplo, con las resistencias antimicrobianas y cómo abordamos desafíos comunes. Hay que hacer que esta industria se adapte a los desafíos que tiene la salud humana y hacer compatible la búsqueda de beneficio por parte de la industria con el bien común.

P. Volviendo a la pandemia, a la crisis sanitaria se suma una crisis económica. ¿Cómo será la recuperación en Europa?

R. La respuesta europea fue muy ágil. Muy ágil para lo que es la UE. En apenas meses hemos conseguido un plan de recuperación. Creo que España salió muy beneficiada por ser de las más dañadas en la primera ola. Cuando se hizo el reparto de dinero, entre julio y agosto, los países más dañados eran Italia, España y Francia, con mucha diferencia, por lo que los más beneficiados en las ayudas fueron Italia y España. Francia, como es un país más rico, se benefició, pero no al mismo nivel.

Ahora es cuestión nuestra saber utilizar esos fondos en elementos que nos permitan cambiar y avanzar en un modelo productivo diferente: en la transición ecológica y energética, pero también en la digital. Dedicar parte de ese dinero a paliar daños. Creo que vamos a ver una buena reactivación económica, derivado también de la expectativa de esos fondos, no de que esos fondos lleguen ya a la economía. Va a haber una reactivación de consumo evidentemente, pero también de esa expectativa.

“La respuesta europea fue muy ágil; en apenas meses hemos conseguido un plan de recuperación”

P. Respecto a la vacunación, ¿se lleva buen ritmo?

R. El ritmo hasta ahora era un ritmo navideño. Aquí hay mucha discusión porque el otro día salía Ignacio Aguado y decía cualquiera que sepa pinchar puede vacunar. Pero esto lo tienen que hacer, primero profesionales sanitarios, pero hay que dar la oportunidad al sistema de salud y lógicamente hay que gestionarlo bien.

El primer paso de vacunación era un poco más complejo que los que vienen después. Había que ir a vacunar al personal de las residencias y a los internos. Eso quiere decir que había que trasladar toda la infraestructura de vacunación de un sitio a otro y cada día un sitio diferente. Eso es muy complejo. Pero cuando es en grupos de población a la que se puede citar y hay una agenda, tirando de Atención Primaria, se puede hacer. Pero se necesita gestión y confiar en los sanitarios. Lo que no puede ser es que empecemos a vacunar y que haya errores.

Pero ahora, en España, una noticia decía que estamos vacunando en un día lo que antes se vacunaba en una semana. Se coge velocidad de crucero. También hay que cogerla todos por igual. Todas las comunidades tienen que ponerse las pilas y empezar a confiar en sus sistemas de salud.

P. ¿Cuándo podremos volver a la tan deseada normalidad?

R. No soy un científico con tanta capacidad como para predecir, pero creo que hay que tener confianza en la vacunación. Hay que vacunarse y, a medida que la vacunación va aumentando el porcentaje de población vacunada, también va dando seguridad. Esa seguridad se va a traducir en menos contagios y, sobre todo, en menos fallecimientos en grupos de riesgo. Por tanto, allá sobre el mes de marzo, cuando ya haya 3, 4 o 5 vacunas para administrar a la población y el ritmo de inmunización sea más elevado, probablemente vamos a ver una reducción del daño pandémico. Aunque no una reducción de la extensión de la pandemia y de las medidas de protección. A partir de ahí yo creo que vamos a entrar en una fase de alivio pandémico. Sin tanta presión de hospitalizados, de fallecidos, se relajarán determinadas medidas. Aunque el verano será algo más normal, no podremos dar la pandemia por terminada en todo el año.

Otra cosa son los hábitos que van a sobrevivir a la pandemia, como las mascarillas en ciertas situaciones. Cuando tengas que entrar a un hospital lo primero que te van a decir va a ser: lávese las manos y póngase la mascarilla.