Cada vez son más las personas vacunadas contra la COVID-19. Y es que estas vacunas han traído la esperanza para acabar con una pandemia que ha causado millones de muertes y ha provocado una gran crisis económica y social a nivel mundial. Sin embargo, en apenas un año se ha conseguido tener no una sino varias vacunas efectivas contra un virus desconocido.

¿Cómo se ha llegado a este punto tan rápido? Agustín Portela, jefe de servicio de Biotecnología del Departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Aemps y miembro del comité científico técnico COVID-19, aseguró en un encuentro virtual organizado por al Fundación CEFI que ya “teníamos amplia experiencia de vacunas”.

Según Portela, no partíamos de cero: “Ya teníamos alguna vacuna de adenovirus autorizada, como la del Évola, y con las de ARN ya teníamos experimentación en humanos y no habían dado evidencia de toxicidad”. Así, destacó que no se ha eliminado ningún paso, pues ya existía experimentación pre-clínica.

Además, lo primero que se necesita para una vacuna es el antígeno a usar. Y, precisamente, con el coronavirus se supo de forma muy temprana que se utilizaría la proteína S (spike). “La definición clara del antígeno ha ayudado a avanzar tan rápido”, argumentó Portela.

Asimismo, los gobiernos y otras organizaciones están ayudando a financiar y flexibilizar las etapas. De este modo, se ha podido acelerar el desarrollo de ensayos clínicos y la fabricación de dosis a riesgo (antes de aprobación).

Cuatro tipos de vacunas

A la hora de desarrollar una vacuna existen cuatro estrategias diferentes, según explicó Laura Javaloyes, farmacóloga clínica en el Hospital Puerta de Hierro en Madrid, en un webinar organizado por la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC) para abordar el estado actual de las vacunas COVID-19. Cada estrategia cuenta con sus ventajas y sus inconvenientes.

1. A partir de una parte del virus

La estrategia que se realiza a partir de una parte del virus generalmente usa subunidades proteicas, como la proteína S, y otro tipo especial que son las partículas del virus que no tienen capacidad infectiva porque se eliminan componentes esenciales del virus. Su principal ventaja es la estabilidad y seguridad.

Entre los principales inconvenientes se encuentra el problema de que no son tan inmunogénicas como otros tipos y por ello suelen requerir múltiples dosis, además de la administración de un adyuvante. También se necesita mucho tiempo para su diseño y producción. “Seguramente estas sean las últimas vacunas en llegar a comercializarse”, aseguró Javaloyes.

Las compañías que utilizan esta plataforma tienen una estrategia a largo plazo, apostando por lo seguro de la experiencia. Son, por ejemplo, las vacunas de Sanofi/GSK y Novavax. “Ambas utilizan una subunidad proteica, Sanofi con adyuvante y Novavax, envuelto en saponinas”, indicó.

2. A partir del propio virus

La estrategia a partir del propio virus, ya sea atenuado o inactivo, es una estrategia clásica de vacuna. Estas vacunas tienen como ventaja la experiencia y estabilidad, dado que se dan virus ya inactivados.

Sin embargo, presentan una importante dificultad de producción y, al necesitar altas cantidades infectivas del virus para producirlas, son necesarios laboratorios de alta bioseguridad. Por otro lado, no son tan inmunogénicas como las de los virus vivos y, en cuanto a los virus atenuados, no hay larga experiencia de uso.

Otras desventajas son la existencia de un mayor riesgo de contaminación con otros microorganismos y el requerimiento de una cadena de frio más exigente en su logística. “Las vacunas más avanzadas de estos tipos son de compañías chinas”, señaló la experta.

3. A partir de otros virus

Esta estrategia consiste en utilizar un virus conocido e introducirle una secuencia que le permita sintetizar la proteína diana, en nuestro caso la proteína S.

Los vectores que se usan se denominan adenovirus, porque son virus de baja virulencia, con alta seguridad, son fácilmente modificables genéticamente y no tienen capacidad de inserción de su material genético en nuestro ADN. Tiene una gran ventaja clave: la capacidad de escalabilidad de rapidez de producción enorme, algo clave en el contexto de una pandemia.

Por el contrario, las desventajas son: el riesgo de falta de eficacia por la posible inmunidad existente al vector y que, al ser virus conocidos, si existe la inmunidad persistente al vector utilizado podría verse comprometida la eficacia.

Varias compañías conocidas utilizan esta estrategia, aunque utilizan diferentes vectores. “La vacuna de Oxford/AstraZeneca intenta evadir la inmunidad persistente con el uso de un adenovirus de chimpancé”, dijo la farmacóloga.

4. A partir de material genético

La estrategia a partir de material genético puede ser de ARN o ADN que codifique para la producción de la proteína S.

Las estrategias que utilizan los ácidos nucleicos también son ideales en el contexto de pandemia gracias a su gran escalabilidad y rapidez de producción. “Hay experiencia previa de investigación clínica con vacunas ARN para la rabia, que demostró que con tan solo un microgramo de ARN consigue respuestas inmunes muy potentes. Por lo tanto, con solo un gramo de ARN se podría inmunizar a un millón de personas, lo que hace que sean muy atractivas en el contexto de pandemia”, destacó Laura Javaloyes.

Inconvenientes: al ser estrategias muy innovadoras, con poca experiencia, se desconocen los efectos a largo plazo. Otra desventaja es que a veces requieren métodos especiales de administración, como agujas especiales. El ARN es muy inestable y la producción es muy difícil. También tienen una desventaja logística, porque tienen unas exigencias de frío muy altas, de hasta -80º. Es el caso de las vacunas de Pfizer y Moderna.

Vacunas aprobadas en la UE

Hasta la fecha, se han aprobado y comercializado en la Unión Europea cuatro vacunas contra la COVID-19. Dos de ellas, Comirnaty (Pfizer/BioNTech) y la vacuna de Moderna, se tratan de vacunas de ARNm. Por su parte, la vacuna de AstraZeneca/Oxford y la de Janssen están basadas en vectores.

Vacuna Comirnaty (Pfizer/BioNTech)

La vacuna Comirnaty, desarrollada por Pfizer y BioNTech, es la primera aprobada en Europa contra el coronavirus. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) autorizó la comercialización de esta vacuna de ARNm el 21 de diciembre de 2020.

Cuenta con una eficacia del 95 por ciento. Se calculó en más de 36.000 personas a partir de 16 años que no presentaban signos de infección previa. En este grupo se consideraron personas de riesgo, como mayores de 75 años o participantes con riesgo de COVID-19 grave, incluidos aquellos con asma, enfermedad pulmonar crónica (EPOC), diabetes o presión arterial alta. La alta eficacia se mantuvo en todos los géneros, grupos raciales y étnicos.

El ensayo clínico en el que se valoró la eficacia de Comirnaty involucró a 44.000 personas en total. La mitad de ellas recibió la vacuna y la otra mitad, placebo, de forma que los propios participantes no sabían qué tipo de vacuna habían recibido. Por tanto, tras los resultados del ensayo, la EMA concluyó que había datos “suficientemente sólidos sobre la calidad, seguridad y eficacia de la vacuna” para recomendar su autorización.

En un principio, los países comenzaron extrayendo 5 dosis de cada vial. Sin embargo, la directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke, aclaró que se podían extraer 6 dosis de la vacuna, “siempre que se utilicen jeringas adecuadas para ello”. “Esto significa que así se puede extraer el número máximo de dosis de cada vial, reduciendo así los residuos todo lo posible”, señaló.

En España, siguiendo la estrategia de vacunación COVID-19 nacional (tercera actualización), se aconseja seguir la pauta que ha demostrado la eficacia descrita en la ficha técnica de esta vacuna. Así, se ha de seguir administrando la segunda dosis cuanto antes a partir de los 21 días en el caso de Comirnaty.

Respecto al almacenamiento de esta vacuna, necesita estar a temperaturas muy bajas. Por tanto, se debe guardar en congeladores con capacidad de ultracongelación (de -90 a -60ºC) un máximo de seis meses. Una vez las dosis se descongelen, se podrán guardar en nevera a una temperatura de entre 2 y 8ºC para utilizarlas en cinco días como máximo.

La vacuna de Pfizer está indicada para personas mayores de 16 años. Además, también se administrará en España a mayores de 80 años, según anunció la ministra de Sanidad, Carolina Darias.

Vacuna de Moderna

La vacuna de Moderna, la segunda aprobada por la EMA el 6 de enero de 2021, ha demostrado una eficacia del 94 por ciento. El ensayo clínico de Moderna involucró a unas 30.000 personas en total. De este modo, la eficacia se calculó en alrededor de 28.000 personas de 18 a 94 años que no presentaban signos de infección previa.

Los datos de esta vacuna revelaron una reducción del 94,1 por ciento en el número de casos sintomáticos de COVID-19 en las personas que recibieron la vacuna (11 de 14.134 personas vacunadas contrajeron COVID-19 con síntomas) en comparación con las personas que recibieron inyecciones simuladas (185 de 14.073 personas contrajeron COVID-19 con síntomas).

Además, el ensayo mostró una eficacia del 91 por ciento en participantes con riesgo de COVID-19 grave, incluidos aquellos con enfermedad pulmonar crónica, enfermedad cardíaca, obesidad, enfermedad hepática, diabetes o infección por VIH.

Esta vacuna se administra en dos inyecciones y, en España, se recomienda seguir la pauta de administrar la segunda dosis pasados 28 días desde la administración de la primera. De cada vial se pueden extraer hasta 10 dosis.

Necesita estar almacenada a una temperatura de entre -25 y -15ºC un máximo de siete meses. Una vez se descongelen los viales y se almacenen en nevera, podrán estar a entre 2 y 8ºC por un periodo máximo de 30 días.

La vacuna de Moderna está indicada en España para personas mayores de 18 años. También se ha acordado administrarla a mayores de 80 años, al igual que la vacuna Comirnaty.

Vacuna de AstraZeneca/Oxford

La vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford fue aprobada por la EMA el 29 de enero de 2021, convirtiéndose en la tercera autorizada en la UE.

Se trata de una vacuna vectorizada por adenovirus de chimpancé, que cuenta con una eficacia por encima del 70 por ciento. En un análisis intermedio de los ensayos clínicos se observaron resultados positivos: la vacuna cumplía su criterio de valoración principal: prevenir la COVID-19. Además, los resultados del estudio en fase 2/3, publicados en la revista The Lancet, revelaron que la vacuna desencadena una sólida respuesta inmunitaria en adultos sanos de 56 a 69 años y en mayores de 70 años.

A diferencia de las vacunas de Pfizer y Moderna, la de AstraZeneca se puede almacenar en un refrigerador estándar a una temperatura de entre 2 y 8ºC (durante seis meses como máximo). Por tanto, su almacenamiento y distribución resulta más fácil.

Por otro lado, de cada vial se pueden utilizar un total de 10 dosis. Y, para que confiera inmunidad, son necesarias dos dosis separadas entre 10 y 12 semanas.

Esta vacuna se administra en España a personas de entre 18 y 55 años. Sin embargo, otros países europeos como Francia, Alemania, Italia o Países Bajos la administrarán hasta los 65 años. Y es que la EMA no dispone de muchos datos sobre la eficacia de la vacuna de AstraZeneca en personas mayores. “Los estudios realizados incluyeron un pequeño grupo de personas mayores. Ahora, la comunidad científica está analizando la totalidad de los datos para ver qué implica y qué cabe esperar en poblaciones que no han sido estudiadas hasta la fecha. Es un proceso normal como con cualquier vacuna”, explicó Emer Cooke.

Por tanto, mientras que las vacunas de ARNm de Pfizer y Moderna se utilizarán para mayores de 80 años, este grupo de población no recibirá la vacuna de AstraZeneca.

Vacuna Janssen

La farmacéutica Janssen, propiedad de Johnson & Johnson, solicitó una autorización de comercialización condicional a la EMA el 16 de febrero de 2021 y finalmente la Agencia la recomendó su autorización el 11 de marzo. Se trata de la cuarta vacuna –y última, por el momento–, recomendada para usar en la UE.

Después de una evaluación exhaustiva, el Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) concluyó que los datos sobre eficacia, seguridad y calidad eran lo suficientemente sólidos.

El ensayo en que se ha evaluado la vacuna de Janssen (estudio ENSEMBLE) recopiló los datos de más de 44.000 participantes mayores de edad de Estados Unidos, Sudáfrica y países de América Latina. De ellos, la mitad recibió una dosis única de la vacuna y la otra mitad recibió un placebo.

Los datos reflejaron una reducción del 67 por ciento en el número de casos sintomáticos de COVID-19 después de 2 semanas en personas que recibieron la vacuna COVID-19 Janssen (116 casos de 19,630 personas); esto contrasta con las cifras de aquellos que recibieron placebo (348 de 19,691 personas). De esto se desprende que la vacuna tuvo una eficacia del 67 por ciento.

Por otra parte, el nivel de protección contra la infección por COVID-19 de moderada a grave fue del 72 por ciento en los Estados Unidos, del 66 por ciento en América Latina y del 57 por ciento en Sudáfrica, todo ello 28 días después de la vacunación. Por tanto, los resultados del estudio ENSEMBLE incluyen la eficacia contra las cepas emergentes de coronavirus, incluidas algunas variantes altamente infecciosas presentes en los EE.UU, América Latina y Sudáfrica.

Además, el estudio mostró una protección generalmente consistente en todas las razas, grupos de edad (también en adultos mayores de 60 años), y en todas las variantes y regiones estudiadas, incluida Sudáfrica, donde casi todos los casos de COVID-19 (95 por ciento) se debieron a una infección con una variante del SARS-CoV-2.

La vacuna de Janssen también tuvo gran eficacia (85 por ciento) a la hora de prevenir enfermedades graves en todas las regiones estudiadas, 28 días después de la vacunación en todos los mayores de 18 años. La eficacia contra la enfermedad grave aumentó con el tiempo y no se informaron casos en los participantes vacunados después del día 49. Asimismo, demostró una protección completa contra la hospitalización y muerte relacionadas con COVID, 28 días tras la vacunación.

La vacuna de Janssen, basada en vectores, es de dosis única, a diferencia de todas las anteriores. La compañía estima que permanecerá estable durante dos años a -20°C y cuenta con la gran ventaja de que se podrá almacenar en la mayoría de los refrigeradores estándar a temperaturas de entre 2°C y -8°C, al menos, durante tres meses.

De cada vial se podrán extraer 5 dosis y podrá recibir esta vacuna cualquier persona mayor de 18 años.

Vacunas en estudio

Aparte de las vacunas ya autorizadas, Europa tiene bajo lupa futuras vacunas que, de momento, están aún en desarrollo. Según informó la directora EMA, han estado “en contacto con al menos, 15 desarrolladores hasta ahora (incluida la vacuna rusa Sputnik V) dentro de un procedimiento de consulta científica”. Algunas vacunas en estudio son la de Novavax, CureVac/GSK o Sinopharm.

Vacuna Novavax

La vacuna de Novavax se basa en proteínas recombinantes y contiene un adyuvante para ayudar a fortalecer las respuestas inmunitarias a la vacuna. Esta fue la primera vacuna que demostró eficacia clínica contra la cepa original de la COVID-19 así como para las variantes de Reino Unido y Sudáfrica. 

Actualmente, se encuentra en la fase III de ensayos clínicos y ya está siendo revisada por la EMA. Esta decisión se basa en los resultados preliminares de los estudios preclínicos y primeros estudios clínicos, que reflejan que la vacuna desencadena la producción de anticuerpos y células inmunes contra la el SARS-CoV-2.

En agosto de 2020 la compañía presentó los datos de su estudio en fase I. Los resultados mostraron que el cien por cien de los participantes poseían anticuerpos neutralizantes. La vacuna se probó en 131 adultos sanos de 18 a 59 años de edad.

“Los datos de la fase I demuestran que NVX-CoV2373 con nuestro adyuvante Matrix-M es una vacuna COVID-19 bien tolerada con un perfil de inmunogenicidad robusto”, indicó Gregory M. Glenn, presidente de I+D de Novavax.

Esta vacuna se administrará en dos dosis y se podrá almacenar a una temperatura de entre 2 y 8ºC.

Vacuna CureVac/GSK

Las compañías GSK y CureVac anunciaron en el mes de febrero de 2021 una colaboración de 150 millones de euros para desarrollar conjuntamente vacunas de ARNm de próxima generación contra la COVID-19. Esta alianza pretende crear una vacuna que proteja frente a múltiples variantes emergentes con una sola vacuna.

GSK apoyará la producción de hasta 100 millones de dosis de la vacuna candidata de primera generación CVnCoV de CureVac para COVID-19 en 2021. Con este acuerdo exclusivo de colaboración, GSK y CureVac aunarán recursos y experiencia para ofrecer una respuesta rápida frente a las diferentes variantes del SARS-CoV-2 que puedan aparecer.

Estas vacunas de próxima generación podrán usarse para proteger a aquellas personas que no hayan sido vacunadas anteriormente; también, como refuerzo si la inmunidad adquirida se reduce con el tiempo. Con esta colaboración, se evaluará el desarrollo de nuevas vacunas basadas en ARN mensajero que protejan contra múltiples virus respiratorios, incluido el SARS-CoV-2.

Actualmente, esta candidata a vacuna se encuentra en la fase IIb/III de desarrollo clínico y ha demostrado una fuerte respuesta inmune. El CHMP de la EMA ha comenzado ya una revisión continua de la vacuna, basándose en los resultados preliminares de los estudios de laboratorio (datos no clínicos) y los primeros estudios clínicos en adultos, que sugieren que la vacuna desencadena la producción de anticuerpos y células inmunitarias que atacan al SARS-CoV-2.

Según la EMA, la compañía está realizando actualmente ensayos en personas para evaluar la seguridad, inmunogenicidad y efectividad de la vacuna.

Cuenta con la ventaja adicional de que se puede conservar en condiciones estándar de cadena de frío para vacunas, con temperaturas de entre 2 y 8ºC.

Vacuna Sputnik V

La vacuna Sputnik V fue aprobada en Rusia en pasado agosto de 2020. Es la primera vacuna autorizada en el mundo basada en vectores adenovirales humanos. Se ha autorizado ya en más de 25 países, aunque, hasta la fecha, la EMA no ha recibido la solicitud de esta vacuna desarrollada por el Centro Nacional Gamaleya de Epidemiología y Microbiología (Moscú) para una revisión continua o una autorización de comercialización.

Sin embargo, la vacuna rusa ya ha llegado a la UE a través de Hungría, quien autorizó su uso de emergencia el pasado 22 de enero.

La diferencia entre la Sputnik V y la vacuna de AstraZeneca es que, aunque utilizan el mismo método de vacunación, la vacuna rusa recurre a dos tipos distintos de adenovirus humanos para la primera y segunda dosis, en lugar del virus procedente del chimpancé de AstraZeneca.

Más de 31.000 voluntarios participan en el ensayo clínico posterior al registro de la Sputnik V en Rusia. Ahora los ensayos clínicos en fase III de Sputnik V se están llevando a cabo en los Emiratos Árabes Unidos, India, Venezuela y Bielorrusia.

Se ha determinado una eficacia de la vacuna del 92 por ciento en base a los datos de 19.866 voluntarios que recibieron la primera y la segunda inyección de la vacuna Sputnik V o placebo. Se registraron 78 casos confirmados de COVID-19 en la etapa de control final.

Esta vacuna ha sido cuestionada por científicos a nivel internacional por considerar que no ha superado las mismas pruebas y controles que otras. Sin embargo, recientemente la revista The Lancet ha avalado su eficacia, superior al 90 por ciento, en todas las edades.

Esta vacuna se administra en dos dosis y se puede almacenar a temperaturas de entre 2 y 8ºC.

Vacuna Sinopharm

La vacuna de la farmacéutica china Sinopharm concluyó la tercera y última fase de ensayos clínicos el pasado mes de diciembre. Se trata de la primera vacuna aprobada en China (31 de diciembre de 2020), cuya eficacia se sitúa en un 79 por ciento.

Según los datos de las pruebas clínicas publicados en The Journal of the American Medical Association, esta vacuna china del tipo inactivada candidata contra la COVID-19 es segura y genera una respuesta inmune.

El documento de investigación proporcionó un análisis intermedio de los ensayos clínicos de las fases I y II de esta vacuna desarrollada por el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan. La investigación incluyó datos sobre 320 voluntarios sanos de entre 18 y 59 años. De estos, 96 participaron en ensayos clínicos de la fase I y 224 tomaron parte en la fase II.

Los resultados mostraron que la vacuna indujo eficazmente anticuerpos neutralizantes en los voluntarios. Además, demostró una buena inmunogenicidad, es decir la capacidad de una sustancia para desencadenar una respuesta inmune.

Adaptación de vacunas a las variantes COVID-19

“Estamos viendo muchísimas variantes mutadas del coronavirus, algo que nos obliga a evaluar constantemente de la eficacia de las vacunas para determinar de qué manera sirven para luchar contra las mutaciones”, dijo Emer Cooke sobre la propagación de numerosas mutaciones de COVID-19.

“Las variantes de COVID-19 han estado presentes desde marzo de 2020, extendiéndose de manera constante incluso antes del inicio de las campañas de vacunación”, advierte la EMA. Por tanto, existe la preocupación de que algunas de estas mutaciones puedan afectar en diferentes grados la capacidad de las vacunas para proteger contra infecciones y enfermedades.

Ante ello, la EMA ha desarrollado una guía regulatoria para aquellos fabricantes que planean cambios en sus vacunas contra la COVID-19 para abordar las nuevas variantes del virus. Así, la Agencia ya ha publicado un breve documento de reflexión que detalla los datos clínicos, no clínicos, de calidad y de fabricación necesarios para respaldar la aprobación de las vacunas “variantes”.

Los requisitos solo se podrán aplicar cuando la vacuna original haya recibido autorización de comercialización en la UE y el proceso de fabricación, los controles y las instalaciones para la producción de la vacuna variante sean iguales o muy similares a los de la vacuna parental.

Con ello, se pretende garantizar que las vacunas efectivas sigan estando disponibles, no solo para los europeos, sino también para las personas de todo el mundo que sufren las consecuencias de la pandemia.