La farmacia rural y su desarrollo económico y social puede ser un gran aliado en la lucha contra la despoblación. Los últimos datos reflejan un impacto de cerca de 1.600 millones de euros y la generación de más de 20 mil empleos. Unas cifras que tienen una incidencia directa en la generación de oportunidades para los municipios más pequeños.

En España hay más de 4.400 farmacias ubicadas en municipios rurales de pequeño tamaño —de menos de 5.000 habitantes— que atienden a más de cinco millones y medio de personas, lo que supone casi el 10 por ciento del total de población residente en España. Estos datos reflejan que las farmacias comunitarias son establecimientos sanitarios que están plenamente integrados en el Sistema Nacional de Salud. Realizan una labor esencial para asegurar la prestación farmacéutica y la accesibilidad de la población a los medicamentos en condiciones de calidad, equidad e igualdad.

La farmacia rural, además de ser una infraestructura sanitaria esencial, contribuye a fijar población, en especial en edad de trabajar, y favorece el empleo, posicionándose así como un actor fundamental para hacer frente al reto demográfico. Estas son algunas de las conclusiones del informe ‘Aportación de valor del modelo de Farmacia a la cohesión social y el reto demográfico’, elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI).

En concreto, según los datos recogidos por AFI, las farmacias rurales en municipios de pequeño tamaño producen un impacto económico de 1.600 millones de euros anuales con, además, un efecto multiplicador superior al de otros sectores productivos, lo que pone de manifiesto la capacidad tractora de la farmacia sobre otras actividades. Esto es posible gracias al impacto económico tanto directo —371 millones—, indirecto —801 millones—, como inducido —424 millones—. Los empleos aportados, a jornada completa, llegan a casi 24 mil. Esto es posible porque con cada empleo generado se favorece la creación de otros 3,26 puestos de trabajo a jornada completa de forma indirecta o inducida. Mientras, por cada euro que generan estas farmacias rurales, el conjunto de la economía española se beneficia en 3,16 euros directos y 4,30 euros a efectos totales.

Así, la farmacia situada en el medio rural se posiciona como una infraestructura sanitaria que, además de generar empleo de calidad, contribuye a la fijación de población en el territorio y a su desarrollo socioeconómico.

Caracterización económica y demográfica del mundo rural

Los municipios urbanos cuentan con una población superior a los 30.000 habitantes y su densidad poblacional es superior a los 100 habitantes por kilómetro cuadrado. En contraste encontramos los municipios rurales de pequeño tamaño que cuentan con menos de 5.000 habitantes y tienen una densidad poblacional inferior a los 100 habitantes; y los micromunicipios rurales, que albergan menos de 800 habitantes y su densidad poblacional no supera los 100 habitantes por kilómetro cuadrado.

En España hay cerca de ocho mil municipios en los que habitan más de 47 millones de personas. Los municipios rurales de pequeño tamaño representan casi el 80 por ciento del total y residen cuatro millones y medio de habitantes. De todos ellos, los micromunicipios rurales suponen casi el 60 por ciento del total y cuentan con 1,4 millones de habitantes.

Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Aragón concentran más del 60 por ciento del total de municipios rurales de pequeño tamaño y el 70 por ciento de los micromunicipios rurales. Es decir, más de nueve de cada diez municipios de estas comunidades autónomas cuentan con menos de 5.000 habitantes.

Porcentaje de farmacias en municipios rurales de pequeño tamaño y en micromunicipios rurales (porcentaje sobre el total de farmacias, 2020). Fuente: AFI.

En los últimos 20 años el número de residentes en municipios urbanos ha crecido un cerca de un 30 por ciento, mientras que los habitantes en municipios rurales de pequeño tamaño han caído más de un 11 por ciento. De la misma manera, la población de los micromunicipios rurales ha descendido en un porcentaje similar, con casi el 10 por ciento. 

Son muchos los determinantes de la cohesión social y territorial que afectan al mundo rural. Primero existe una desigual distribución territorial de los habitantes, que se concentran en mayor medida en entornos urbanos. A esta pérdida de población se unen otras dinámicas demográficas como el envejecimiento, que ha sido mayor que en el entorno urbano. El aumento de la población longeva no ha ido acompañado de un incremento de la población activa. Situación que perjudica con mayor crudeza estos territorios.

En lo relativo al trabajo, el medio rural presenta unas tasas de ocupación y actividad menores a las del medio urbano, acompañado también por una mayor tasa de paro. En estas zonas el acceso a servicios públicos, transporte o infraestructuras es inferior. Una circunstancia que condiciona a su vez la generación o mantenimiento de empleos. De hecho, la tasa de afiliación registrada, que relaciona el número de trabajadores respecto a la población en edad de trabajar, desciende según el tamaño del municipio. De esta forma en los urbanos es casi del 60 por ciento, mientras que en los de pequeño tamaño y micro son del 48 y 35 por ciento respectivamente. La tasa de paro también comparte esta tendencia.

El papel de la farmacia comunitaria

El papel de las boticas es esencial en unas zonas que, como consecuencia de su situación socioeconómica y demográfica, tienen menos oportunidades. Su función trasciende a su actividad dispensadora. Los farmacéuticos son los profesionales sanitarios con mayor presencia en los municipios más pequeños y su responsabilidad para con la población es de un interés público de primer orden. No sólo prestan una atención en materia de salud, también desarrollan una actividad fundamental en el ámbito social: a la hora de prevenir la soledad no deseada, detección de personas en riesgo o violencia de género. 

Una de cada cinco farmacias de las más de 22 mil que existen en España están ubicadas en municipios rurales de pequeño tamaño, es decir, casi 4.500 según el CGCOF. Proveen de atención a más de cinco millones y medio de personas. Esto significa que el 90 por ciento de la población que reside en municipios rurales de pequeño tamaño cuenta con una farmacia en su municipio. Por su parte, las localizadas en micromunicipios rurales son cerca de 1.900 y atienden a más de un millón de personas. El porcentaje de población que cuenta con una botica en estas zonas cae hasta el 70 por ciento.

Las farmacias ubicadas en municipios rurales de pequeño tamaño son responsables de casi doce mil empleos en España. La titularidad se caracteriza por el hecho de que el 90 por ciento de las boticas en estos municipios tienen un único titular y apenas la mitad de ellas cuentan con algún empleado adicional. De esta forma, el número de empleados por farmacia si incluimos a los titulares se sitúa en 2,68. Cerca de 7 de cada 10 titulares son mujeres, una cifra por encima de la media nacional.

Los datos sobre viabilidad económica de las boticas rurales aportados por el CGCOF estiman una media de ingresos de 35 mil euros –si se tiene en cuenta medicamentos y productos sanitarios—, pero la diferencias según el tamaño municipal es notable. Cuando aumenta la ruralidad cae la facturación. La facturación según tramo poblacional entre los micromunicipios (menores de 800 habitantes) y aquellos entre 3 mil y 5 mil es tres veces menor. En concreto, la facturación neta de los primeros es de 20 mil, frente a los 60 mil de los segundos.

Facturación neta de las farmacias por la dispensación de medicamentos y productos sanitarios (euros al mes) en función del municipio. 2020. Fuente: AFI.

La remuneración del farmacéutico, así como el índice corrector del margen para las farmacias de viabilidad económica comprometida (VEC), están recogidos en sendos Reales Decretos –823/2008 y 997/2022—. Estas farmacias VEC, unas 700 en total, son muy preponderantes en el entorno rural. De todas ellas, más del 80 por ciento, unas 581, se encuentran en municipios pequeños, representan el 13 por ciento del total de farmacias. De todas ellas, más del 90 por ciento, unas 530, se localizan en micromunicipios, lo que significa que 1 de cada 3 boticas ubicadas en estos entornos tienen una situación de viabilidad económica comprometida. 

Los servicios que ofrece el profesional farmacéutico rural a la hora de atender las necesidades de la población son los mismos que en el entorno urbano. En muchas ocasiones es incluso mayor el esfuerzo y la dedicación hacia los pacientes, ya que, gracias a su gran accesibilidad, las boticas son la puerta de entrada al sistema sanitario y garantizan más que el acceso a los medicamentos. Entre los servicios profesionales asistenciales destacan el seguimiento farmacoterapéutico, la adherencia terapéutica, la farmacovigilancia. También desarrollan un rol importante en cuestiones relacionadas con Salud Pública con la realización de campañas sanitarias en colaboración con las Administraciones. Por ejemplo, en actividades relacionadas con la inmunización, vacunación o medición de parámetros clínicos. A su vez, las farmacias rurales participan en la dispensación domiciliaria de medicamentos y participan en el asesoramiento dermofarmacéutico, nutricional y ortopédico. Sin olvidar la colaboración con la farmacia hospitalaria.

Aportando valor frente al reto demográfico

Variación de la población en edad de trabajar que
subyace del análisis descriptivo, 2008-2021. Fuente: AFI.

La farmacia es un vector de arraigo poblacional que, como hemos visto, impulsa el desarrollo sociosanitario y económico. Esto conlleva un aumento de unas oportunidades laborales y vitales que contribuye a fijar la población en los territorios más vulnerables del país. Esta conclusión se asienta en varios elementos. El ritmo de despoblación en los municipios rurales con farmacia en los últimos diez años fue más lento que en los municipios sin farmacia y han tenido una menor pérdida de empleo.

La pérdida de puestos de trabajo en los municipios rurales que disponen de farmacia fue menor que aquellos que no tenían. Para los primeros, el empleo cayó de media en los últimos años un 6 por ciento, frente a casi el 20 por ciento de los segundos. La tendencia se repite con las cifras de paro, que aumentó de media un punto porcentual (hasta el 18,5 por ciento en 2021) frente a cinco puntos (20,3 por ciento) en las localidades sin boticas. Se da la circunstancia que, desde el final de la crisis económica, entre 2015 y 2021 el paro incluso disminuyó en municipios rurales con farmacia (del 24,7 al 18,5 por ciento), en el resto se mantuvo constante entorno al 20 por ciento.

La actividad económica de la farmacia rural genera más de 370 millones de euros de valor añadido anuales y emplea a cerca de 7.200 personas. A estas cifras hay que añadir el efecto indirecto —generados por el suministro de bienes y servicios necesarios como provisión de medicamentos, limpieza, materiales, contabilidad, etc.— con 800 millones de euros y más de 9.500 puestos de trabajo; y por último los efectos inducidos —que surgen de las variaciones en las rentas de los agentes económicos que generan un incremento de la actividad en el resto de la economía— que equivalen a más de 400 millones y 6.700 empleos.

Variación de los trabajadores afiliados a la seguridad social entre 2008 y 2021 (gráfico izquierda) y tasa de paro registrada junto a la variación de la tasa de paro en puntos porcentuales entre 2015 y 2021 (gráfico derecha). Fuente: AFI.

Los retos demográficos actuales y futuros de nuestro país son complejos y acuciantes. No sólo se trata de la despoblación, hablamos de un envejecimiento paulatino o un aumento de pacientes polimedicados y crónicos. A esos problemas se añade las particularidades de la farmacia rural, como es su viabilidad, la necesidad de un índice corrector del margen o el elevado número de guardias sin remuneración. Ahí reside la importancia de las boticas y su capilaridad como recurso vital para mejorar nuestro sistema sanitario y responder a dichos desafíos.

Es por ello que, en el horizonte de posibilidades, los servicios asistenciales en el ámbito rural deben ser primero reconocidos y, en segunda instancia, ampliados –a la par que en el resto del territorio—. Por ejemplo, en la dispensación colaborativa, solventar problemas de adherencia, revisión de botiquines para pacientes polimedicados, sistemas personalizados de dosificación (SPD) o seguimiento farmacoterapéutico. Es el momento, para el CGCOF, de aprovechar el acuerdo social y político en torno a la farmacia como motor para que las Administraciones pasen de la palabra a los hechos.