Si algo tienen claro todos los expertos en Salud Pública es que otra pandemia llegará y que, para cuando eso suceda, se podrán aplicar algunas de las lecciones aprendidas con la gripe A o la COVID-19. En el ‘VII Foro de Salud Pública. Pandemias: Pasado, presente y futuro’, ex altos cargos de la Sanidad Pública española debatieron sobre cómo fue la gripe A entre los años 2008 y 2010, y compararon aquella crisis con la de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2
En el foro, moderado por el catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Ángel Gil de Miguel, participaron el ex secretario general de Sanidad, José Javier Castrodeza; los ex directores generales de Salud Pública de la Comunidad Valenciana, Catalunya y Castilla-La Mancha, Manuel Escolano, Antoni Plasència y Juan Camacho; la representante del área de vacunas de GSK, Ana Hernando y el presidente de Fundamed, Santiago de Quiroga.
La aparición de la gripe A
El 24 de abril de 2009, los profesionales de la salud públicas de las diferentes comunidades autónomas recibieron una comunicación ministerial, por parte de la OMS, que alertaba de una Emergencia de Salud Pública Internacional. En EEUU y México, se había aislado un nuevo virus gripal que más tarde sería identificado como el virus de la gripe porcina A/H1N1. El nuevo agente empezó a circular en España en el verano de 2009 y la primera ola pandémica se registró a principios de otoño.
“Todo empezó con un gran desconcierto y multitud de reuniones porque nos enfrentábamos a una situación desconocida y no sabíamos cuánto iba a durar la situación”, recordaba de manera vívida José Javier Castrodeza, ex secretario general de Sanidad y exdirector general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad. “La incertidumbre se fue apaciguando a medida que fuimos conscientes del impacto y la gravedad”.
Un día después de que México reportase la aparición del brote de gripe A, en España fueron apareciendo posibles casos y la mayoría afectaban a jóvenes de entre 20 y 30 años.
¿Qué es lo que aprendieron los expertos de aquella crisis sanitaria? Castrodeza incidió, sobre todo, en la “implicación política” y en que se debía alejar a este tipo de situaciones de los debates políticos. El ex secretario general de Sanidad también se mostró crítico con el papel de los medios de comunicación en aquel momento. “Anunciar cada fallecimiento como una noticia alarmaba a la población”, recordó.
Otra de las lecciones aprendidas tuvo que ver con la llegada de las vacunas, que evidenció los problemas de distribución que podían tener algunas regiones. “Por la dispersión y extensión geográfica, no en todas las comunidades autónomas era tan fácil como en Madrid. En este escenario, los farmacéuticos hicieron una labor excepcional haciendo llegar las vacunas a todos los sitios”. Sin embargo, Castrodeza reconoce que si en ese momento se hubieran requerido temperaturas tan bajas como las que se necesitaron para la COVID-19, “habría sido imposible su distribución”.
Debates en torno a las vacunas
Para Manuel Escolano, ex director general de Salud Pública en la Consellería de Sanitat de la Generalitat Valenciana, “fue muy importante el enlace de comunicación continuo con la OMS y el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC)” y también el papel de los comités de expertos por los debates que se generaron en torno a las vacunas, los antivirales y los aprovisionamientos en los hospitales.
“Teníamos que hacer aprovisionamientos a precios muy altos. De cara al futuro, es crucial abordar el sistema de financiación de las vacunas en el Sistema Nacional de Salud (SNS), ya que existe una variabilidad significativa entre comunidades y se debería buscar una mayor armonización en la adquisición de vacunas”, señaló.
El papel de la comunicación
Antoni Plasència, ex director general de Salud Pública de la Consellería de Salut de la Generalitat de Catalunya y actual director del Instituto de Salud Global de Barcelona, ISGlobal, aseguró que la gripe A fue la última pandemia que se gestionó con la visión del siglo XX. “Del 2008 al 2023 ha cambiado mucho el escenario y se han añadido variables como la inmediatez de la comunicación”, comparó.
“Del 2008 al 2023 ha cambiado mucho el escenario y se han añadido variables como la inmediatez de la comunicación”
Antoni Plasència, ex director general de Salud Pública de la Consellería de Salut de la Generalitat de Catalunya.
“Con la aparición de las primeras noticias, comenzamos a poner en marcha mecanismos de comunicación, sistemas de información y herramientas de análisis en el ámbito de la atención médica para tomar decisiones”, recordó Juan Camacho, ex director general de Salud Pública del Gobierno de Castilla-La Mancha, que resaltó también que en aquel momento la comunicación fue un componente esencial. “Antes de actuar, evaluábamos cómo podríamos trasmitir información, ya que comprendíamos que, si no podíamos comunicarla fácilmente, quizá no era una decisión acertada”.
Sin embargo, con la pandemia de la COVID-19 no hubo tiempo para el análisis. “Nadie podía imaginar la gravedad de la situación. Surgieron interrogantes sobre la procedencia y la veracidad de la información, especialmente en relación con China. Si hubiéramos tenido informes que alertaban sobre una alta mortalidad, habríamos reaccionado de manera diferente”, lamentó Camacho, recordando también que los datos iniciales “se asemejaban a los de una gripe común, lo que generó un falso sentido de seguridad“.
Todavía estamos pasando la resaca de la pandemia, consideró Camacho, aunque también dijo que “ya se puede tener una visión más reposada de la misma. Repasar lo sucedido pasa también por analizar cuál fue el papel de la comunicación, así como de los medios, a la hora de informar sobre lo que estaba pasando. “La actividad que realiza Salud Pública no es vistosa. El reto de la comunicación en salud pública es generar credibilidad, que los profesionales sepan encontrar los canales adecuados para comunicarse y todo eso necesita recursos”, incidió Camacho. Por su parte
La rendición de cuentas, pendiente
Analizar el pasado para estar listos en el presente. Esa fue una de las conclusiones a las que llegaron los expertos durante la segunda parte del debate, que se centró en hacer un repaso de los errores y los aciertos en la gestión de la COVID-19 en España. Los expertos consideraron que, conseguir que los sistemas sanitarios puedan absorber otra crisis sanitaria pasa por realizar un análisis auditor externo que identifique áreas de mejora y por hacer acopio de reservas de material y medicamentos, que hagan frente a los primeros compases de una crises que, antes o después, volverá a repetirse.
Para Plasència, “hay un 28 o 30 por ciento de posibilidades de que en los próximos 10 años” se produzca una pandemia de naturaleza parecida a la de la COVID-19. “También sabemos que sería una oportunidad y hay elementos para hacer que esta previsión pueda prevenirse, y creo que tenemos que trabajar en este sentido”.
“El último aspecto es el de la rendición de cuentas y el del análisis independiente, que sigue pendiente en este país. Más allá de que en algunas comunidades autónomas lo hayan hecho, entre ellas Catalunya, a través del Consejo Covid, que se creó en su día”, aseguró Plasència. “Es muy importante aprender qué hemos hecho bien, qué no hemos tan hecho bien. Y tenemos, además, que utilizarlo como un elemento de confianza hacia el conjunto del Sistema Sanitario Público”. La Salud Pública, coinciden los expertos, es generalmente invisible “hasta que pasa algo” y ese es otro de los puntos en el que cabe mejora.
Castrodeza hizo hincapié de lo importante que será, ante futuros desafíos, tener “suficiente estocaje de material de prevención”, como mascarillas u equipos de protección individual (EPI).
Percepción del riesgo
Un análisis independiente, sugieren los expertos, también serviría para hacer partícipe a la población de los retos que tiene por delante la Salud Pública. “El motivador más poderoso del ser humano es el miedo. Las personas estamos acostumbradas a actuar ante una amenaza cercana o visible y esto va en contra de lo que hacemos en Salud Pública, que es prepararnos para las amenazas lejanas”, comentó Camacho.
Ante la falta de análisis independiente sobre la sacudida que supuso la COVID-19 en España, Escolano dijo sentir “cierta decepción con los expertos de salud pública”. No hay un análisis de cuál ha sido el funcionamiento de los recursos existentes. Parece que la gran solución es la creación de una Agencia Estatal de Salud Pública”, agencia que quedó en el limbo tras la disolución de las Cortes. “Me asusta que lo que hayamos aprendido sea tapar la situación anterior con hipotéticas soluciones de futuro que no responden a una auditoría sobre lo que funcionó, o no, en cuanto a comunicación y planes. La agencia estatal es una huida hacia adelante”, concluyó el experto.
Acumular los recursos necesarios y auditar de manera objetiva lo que pasó a nivel sanitario desde 2020 son los retos por los que pasa hoy en día el Sistema Nacional de Salud por si llega otra pandemia.
El papel de Europa
Durante el VII Foro de Salud Pública también se hablo del papel de Europa en las futuras pandemias. Dolors Montserrat, miembro del Parlamento Europeo y portavoz del informe de dicha Cámara sobre la COVID-19, ofreció una conferencia para hablar de algunas de las conclusiones a nivel europeo.
La principal reflexión que se pudo extraer fue que la pandemia ha sido responsable de una “gran transformación en Europa en favor de la salud de todos los ciudadanos en un tiempo récord”, aseguró la eurodiputada. “Si no se hubiera producido una pandemia, probablemente habríamos tardado 20 años en hacer esta transformación”, dijo. La primera “gran lección aprendida” es la necesidad de “liderar, armonizar y coordinar desde la UE las políticas de salud” y preparar a los Estados miembro y a la propia UE para futuras epidemias, pandemias o emergencias sanitarias.
“Cuando empezó la pandemia, tuvimos claro desde la UE que teníamos que invertir e investigar en una vacuna”
Dolors Montserrat, miembro del Parlamento Europeo.
Con la pandemia se pusieron en marcha los primeros cimientos de la Unión Europea de la Salud, empezando por la plataforma de las vacunas. “Cuando empezó la pandemia, tuvimos claro desde la UE que teníamos que invertir e investigar en una vacuna. Lo hicimos en tiempo récord y con un nuevo instrumento, como es la compra centralizada de vacunas de forma voluntaria para los Estados miembro”, apuntó. El objetivo fue lograr una vacunación masiva para toda la población europea y, al mismo tiempo, promover la solidaridad europea con la exportación de dosis a terceros países.
En cuanto a la Estrategia Farmacéutica Europea, de la que Montserrat también fue ponente, es el “marco que indica hacia dónde ir en el futuro”. De ahí nace la legislación farmacéutica, que esta en estos momentos en revisión.
La eurodiputada también mencionó el Plan Europeo contra el Cáncer, el nuevo Reglamento europeo de amenazas transfronterizas graves para la salud, la creación de la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta ante las Emergencias (HERA), el refuerzo de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) o del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.
Al hilo de esto, la europarlamentaria destacó que el Espacio Europeo de Datos Sanitarios, que está a punto de concluir y ser aprobado en el Parlamento, es un “cambio de paradigma”. “Tendremos un Big Data que nos permitirá mejorar en la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y avanzar en los diagnósticos precoces”, aseguró. Este espacio de datos permitirá “invertir mejor” en la investigación de nuevos tratamientos y tener mejor acceso a los mismos. Lo que busca, en definitiva, es “recortar las brechas de acceso a medicamentos entre los diferentes Estados miembro”.
Un enfoque global
Aunque al comienzo de la pandemia se pudieron cometer algunos errores, como el nacionalismo sanitario, Montserrat asegura que la UE ha respondido con todos los instrumentos a su alcance y ha asegurado que, desde el Parlamento, lo que se recomienda a la UE es siempre aplicar un “enfoque holístico y global” en cuanto a la prevención y respuesta a las pandemias. El informe COVID-19 aporta, precisamente, una visión ‘One Health’. “Tenemos claro que hay que trabajar la salud de todos los pacientes desde la salud humana, la animal y la medioambiental”, ha apuntado la eurodiputada. Y para que Europa siga siendo una “fuerza motriz”, “es muy importante reforzar las industrias farmacéuticas en Europa y en España; tenemos que crear un gran hub de I+i, pero también de producción”, ha recalcado Montserrat, aludiendo al ‘Made in Europe’.
Otra de las claves del informe europeo es un llamamiento para que no se produzca desabastecimiento de medicamentos esenciales. Por ello, Montserrat ha ahondado en el acceso a materiales críticos y en la necesidad de potenciar la autonomía estratégica de la UE en materia de salud.
Para reforzar los sistemas de salud de los Estados miembro, la UE creó los fondos Next Generation. En concreto, a España le han correspondido 750.000 millones de euros. Y, en este punto, Montserrat ha criticado al Gobierno, alegando que este “no ha sido capaz de aterrizar por completo estos fondos a nuestro Sistema Nacional de Salud, a nuestra primaria, a nuestra salud mental, a la parte hospitalaria, a la formación de médicos o a lograr desarrollar una agencia nacional de salud pública”. “España es el tercer país por la cola en aplicar los fondos para la resiliencia de la atención sanitaria hacia el ciudadano”, ha declarado la eurodiputada.
De hecho, en los informes de seguimiento de los fondos Next Generation en España que ha venido elaborando la CEOE en los últimos años, destacan que, aunque las inversiones van ganando peso, también predominan las reformas sobre las inversiones, lo que “dificulta el impacto de los fondos en la economía real” y, además, instan a una mayor transparencia en los datos de ejecución de los fondos europeos.
La jornada terminó con las palabras de Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, que recordó que todavía está por publicarse una revisión independiente sobre las actuaciones en España.
Aparicio ha señalado que la evaluación tiene un punto de vista “muy constructivo” para analizar la situación de entonces, la preparación para responder a una situación nueva e inesperada y la respuesta que se dio. Sobre todo, ha destacado la directora general de Salud Pública, la revisión tiene el objetivo de aflorar “qué hemos aprendido y cómo tenemos que estar mejor preparados para próximas pandemias”. Y es que, tal y como ha apuntado Aparicio, “todos sabemos que habrá otras, dada la evolución de las enfermedades infecciosas”.
“Creo que es fundamental poder hacer esa revisión y, con ello, pretendemos tener ese espíritu constructivo y útil que sirva para próximas ocasiones”, ha declarado. En este sentido, Aparicio ha indicado que el informe se está realizando “siguiendo las premisas que marcó el Consejo Interterritorial” y el trabajo está siendo “muy laborioso y muy riguroso” desde el punto de vista de la recogida de información.
La directora general de Salud Pública ha puesto en valor la “respuesta organizada y la capacidad de diálogo con las comunidades autónomas”, un elemento clave para hacer frente a la pandemia. De hecho, “a nivel de las comunidades autónomas, todos los presidentes autonómicos se implicaron y la respuesta de las consejerías de sanidad fue impresionante”, ha destacado. Y, por otro lado, Aparicio ha recalcado que la comunicación fue “decisiva” para la respuesta de la ciudadanía, que entendió que debía quedarse en casa.