La coyuntura provocada por la COVID-19 ha alterado las previsiones de algunos de los sectores con más potencial, tanto en España como en todo el mundo. En esta parálisis pandémica que ya dura dos años, el territorio nacional ha visto como dos de sus fortalezas como país se han visto sometidas a una tensión nunca vista. Hablamos del sistema sanitario español, directamente vinculado por razones obvias, con un eclipse casi total de la asistencia prestada, volcada prácticamente en su totalidad en la atención de la citada enfermedad. Y también hablamos del turismo, una de las principales bazas del país: no en vano, antes de la llegada del SARS-CoV-2 su actividad representaba el 12,4% del Producto Interior Bruto de España, pasó ya en 2020 a un 5,5% del PIB.
Precisamente, los viajes cuyo motivo principal es sanitario realizados a España se han reducido en un total de 747.544 en 2020, primer año de la COVID-19, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De hecho, los desplazamientos a territorio nacional por turismo de salud registrados en el mencionado año son incluso inferior que en los años anteriores.
Todavía sin cifras concretas que dimensionen la caída de este subsector en España, la situación sigue experimentando un estancamiento provocado por el anquilosamiento de una pandemia que está permaneciendo “más de lo esperado”. Así lo cuenta David Medina, presidente de Spaincares, Clúster Español de Turismo de Salud, en declaraciones a EDS.
Si bien la situación de partida no era la mejor el país se encontraba antes de la coyuntura sobrevenida “en pleno progreso”. “Teníamos un flujo creciente de pacientes año a año, no al nivel de los países top de los ránquines mundiales de países receptores de turismo de salud, pero estábamos en una buena senda”, valora.
No en vano, a nivel mundial y desde 2014, España había experimentado un crecimiento alentador. Según reportaba un estudio realizado ese mismo año por la UN Service Trade Data Base Medical Tourism, España estaba recibiendo un volumen económico de alrededor de 344 millones de dólares. En perspectiva, las estimaciones realizadas por Spaincares sobre la facturación nacional en 2018 fijaban el mismo número en 600 millones de euros.
“Justo antes de la pandemia, la colaboración del sector público con nosotros cesó. Hubo una pérdida de interés del turismo de salud como producto promocionable turísticamente”, relata el presidente de Spaincares, que explica que aun así “los departamentos internacionales de los principales grupos sanitarios e incluso de otros hospitales más pequeños estaban funcionando a pleno rendimiento y recibían continuamente propuestas para valorar, hacer presupuestos. que podían acabar o no en una visita o intervención”.
El momento actual: poco espacio para la oportunidad
En estas circunstancias, según cuenta Medina, la actividad se ha reducido prácticamente a cero, algo que ha afectado por igual también fuera de las fronteras nacional. “El turismo de salud no era afortunadamente una de las principales vías de facturación y de actividad para los hospitales españoles, era una vía alternativa de negocio. De este modo, sin apenas nicho de oportunidad, los desplazamientos con motivación de recibir un tratamiento médico han caído casi a cero“, indica.
“Está viniendo aquel que no tiene más remedio que venir porque tenga una patología que solo puede ser tratada en nuestro país, pero solo cuando le dejan y cuando hay posibilidades de movilidad, la cual ha estado restringida o anulada durante mucho tiempo”, apunta Medina.
Las restricciones a causa de la COVID-19 han reducido los desplazamientos por motivo sanitario al mínimo
Por tanto, el único margen de diferenciación son los que producen centros que tienen superespecialidades, o especialidades que son punteras o casi únicas en el mundo. “Estos son los que están recibiendo la mayor parte de pacientes, porque el resto lamentablemente está parado”, explica.
La tendencia así se caracterizado por dientes de sierra motivados por las medidas impuestas por el Gobierno a consecuencia del control de la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2. “Ha habido grandes restricciones a la movilidad, después se ha permitido algo más, el turismo ha tenido un poco de auge… pero ha caído enseguida. Ahora estamos viendo que se repiten estos dientes de sierra. Bajo mi opinión, es complicado que se vaya a recuperar antes el turismo de salud que el convencional”, ahonda el presidente del clúster nacional.
En este difícil escenario, Medina destaca la voluntad del subsector por salir a flote. “Nos hemos adaptado, si algo podemos decir del sistema sanitario español y de la planta turística y hotelera española, es que hemos hecho un esfuerzo sobrehumano para adaptarnos a todos los protocolos que han salido para acentuar la seguridad de los turistas-pacientes respecto al COVID-19”.
Una fortaleza inherente que aprovechar
En el lado positivo de la balanza se encuentra que permanece la principal fortaleza de España y que la eleva a una categoría diferencial dentro del turismo: “Somos uno de los mejores sistemas sanitarios mundiales y uno de los países punteros en turismo. No hay mayor fortaleza que esa”, explica Medina a EDS. “Esas fortalezas siguen estando y cuando hay que aprovecharlas es cuando finalmente la capacidad de movilidad de las personas haya vuelto a la normalidad”, añade.
Sin embargo, por la propia definición de turismo de salud, es cierto que no se tratan en su mayoría de casos urgentes o que requieran una intervención crítica, ya que estos casos generalmente se atienden en el país. “Estamos hablando de desplazamientos para realizar un tratamiento que como poco es programable. Esto tiene una dificultad: con el índice de contagios que tenemos de COVID con unos hospitales saturados en todo el mundo, si tú puedes posponer una intervención, la vas a posponer”.
Por ello, según el máximo responsable de Spaincares, “las motivaciones del paciente para meterse en un hospital en plena pandemia para realizarse una intervención programable se ven reducidas”.
Mirada al futuro: retos y oportunidades
Si bien el momento actual no ofrece grandes o distintas oportunidades dado que la pandemia está ocupando prácticamente todo el espectro de la medicina en los sistemas de salud del mundo, en opinión de David Medina, la ocasión a aprovechar está en “la medicina preventiva, los controles de enfermedades crónicas y la patología que sale y que no es atendida en el momento que sale, si no que por razones de saturación del sistema está generando una patología cautiva”.
Ello, avanza, generará listas de espera en España, pero también listas de espera en las naciones próximas. “Nosotros tenemos una directiva europea transfronteriza que abarca estos temas que en Spaincares hemos estado trabajando y se creó un grupo de trabajo -que ahora está parado- junto a la Secretaría de Estado de Turismo para buscar las vías administrativas de podernos traer este tipo de pacientes los países vecinos”.
Captar pacientes de países próximos debería ser una de las grandes bazas en los 3-5 próximos años
En este sentido, el presidente de la entidad apunta que “esta debería ser una de las grandes bazas en los próximo 3-5 años para captar pacientes de países próximos, que son los que más fácil tienen poder hacer el desplazamiento”. A este respecto, valora que el sistema sanitario privado está capacitado tanto para atender estas listas como paquetes de pacientes de países vecinos.
Sin embargo, el principal escollo se encuentra en el Gobierno. “Va a ser difícil si no tenemos el apoyo de la Secretaría de Estado de Turismo, incluso de Exteriores. Ya no por poder entrar a España, pero sí por la tramitación de los paquetes de pacientes”, apunta Medina, quien señala que esta es una de las grandes asignaturas pendientes ahora mismo de cara a ‘reflotar’ económicamente el turismo de salud.
“Es complicado, la directiva europea tiene un desarrollo administrativo bastante complejo, y es imprescindible poder generar ese flujo desde las Administración Públicas, unas con otras”, concluye.
Nuevo modelo en el horizonte
Del mismo modo, el contexto COVID-19 puede convertirse en el momento idóneo para que modelo turístico español vire hacia nuevas perspectivas. Lo hemos visto: en el momento en que se recupera la movilidad se genera una lucha encarnizada por el turista”, relata Medina, quien avanza que es posible que en la recuperación del flujo habitual es posible que “las posiciones no sean las mismas de cara a recuperar niveles anteriores de turismo”, sobre todo en el espectro mediterráneo.
Es por ello que anima a que el turismo de salud se convierta en “baza primordial para el Ministerio y la Secretaría de Estado de Turismo” dada su coste-eficiencia dado el aparataje actúa con el que cuenta España. “No se requiere ni un euro de inversión más que en promoción; tenemos la planta hospitalaria, uno de los mejores sistemas de salud europeos y unas buenas infraestructuras turísticas. Hablamos de dos sectores líderes mundiales que no hemos conseguido todavía en este país que empiecen a producir juntos”.
Es necesario conseguir que turismo y salud, como sectores líderes en España, produzcan juntos
El presidente del clúster nacional asevera así que España “puede aportar mucho en este mercado y sobre todo facilitar los flujos en un tema tan fácilmente solucionable que otros países no tienen, como es el tema de los visados”. Una barrera para este modelo de negocio que todavía persiste y que complica mucho la consecución de este visado sanitario para poder realizarse una intervención. “Tenemos decenas y decenas de pacientes que quieren venir, que aceptan presupuestos. y que finalmente no encuentran un visado para poder entrar”, explica.
Una oferta pionera en contexto de pandemia
La innovación permanente y la constante inversión en tecnología sanitaria de última generación para poder ofrecer una alta calidad asistencial, tanto a la población local como a los miles de visitantes internacionales es uno de los factores diferenciadores y de atracción del turismo de salud. Ejemplo de ello lo da el Grupo Policlínica en la isla de Ibiza a fin de conjugar las fortalezas del país.
A pesar de las circunstancias excepcionales de la pandemia, se ha seguido trabajando en la excelencia asistencial que hace que España sea uno de los principales países receptores a nivel mundial de este tipo de pacientes.
“Mantener la inversión en tecnología sanitaria avanzada ha sido todo un reto en el marco de la COVID-19 pero es imprescindible para sostener y mejorar la calidad de nuestra sanidad”, destaca Ricardo García, director médico de Grupo Policlínica.
Así, el centro hospitalario dispone de un amplio catálogo de servicios sanitarios en torno a las especialidades más demandadas en el contexto del turismo de salud, como pueden ser la neurocirugía, la cirugía bariátrica, los tratamientos estéticos o los chequeos médicos especializados.
Para facilitar la estancia a los pacientes extranjeros, el hospital cuenta con un departamento internacional propio que ofrece atención en cinco idiomas, comidas adaptadas a culturas y/o religiones y el acceso a una serie de paquetes en los que se incluye, además del tratamiento médico, otros servicios de tipo turístico.
Único hospital de Europa para cirugía biportal de columna
Entre sus fortalezas en la coyuntura COVID-19 se haya el hospital general Policlínica Nuestra Señora del Rosario, que cuenta con una unidad de Neurocirugía pionera en Europa en la técnica más avanzada para intervenciones de columna mínimamente invasivas -desde hernias discales a escoliosis o biopsias raquídeas-, siendo los únicos formadores acreditados en el continente en cirugía endoscópica biportal de columna.
Las ventajas para el paciente que se somete a esta técnica quirúrgica son un postoperatorio mucho más corto y menos doloroso, solo requiere dos días de ingreso hospitalario, y la recuperación es más rápida que con técnicas tradicionales. El hecho de que el postoperatorio no requiera ingreso en UCI ha facilitado su aplicación con normalidad en el contexto de la pandemia del coronavirus, algo que con cirugías convencionales no habría sido posible.