Son diversas las voces que hablan de reconstruir el sistema sanitario en España, toda vez que se ha superado la fase aguda de una crisis que ha puesto en jaque sus mimbres. No en vano, el Congreso de lo Diputados ya celebró una comisión con esta idea, aunque para muchos, las ideas que allí se exhibieron no terminan de cristalizar en medidas que confirmen una verdadero cambio a mejor. Por ello, EDS ha contado con voces autorizadas que han formado parte de la gestión y administración sanitaria; también con los principales actores capaces de articular viraje en el modelo, como son los diputados de las principales formaciones políticas de la Comisión de Sanidad. Además, sociedades científicas y profesionales ofrecen también su opinión experta bajo estas líneas.
La situación del Sistema Nacional de Salud (SNS) tras la pandemia ha puesto de relieve la necesidad de viraje de un transatlántico que cada vez navega con más desafíos sobre su cubierta. Así lo considera el conglomerado de agentes que agrupa el sector, que comprende actores en el Congreso de los Diputados —con sensibilidades políticas de diferente signo—, decisores y gestores, pasando por los propios profesionales sanitarios y expertos reconocidos a nivel internacional. No en vano, se viene advirtiendo de un tiempo a esta parte que el modelo actual podría haberse demostrado agotado, toda vez que la atención ‘no COVID’ sale a flote.
Pero ¿hasta qué punto es esta afirmación cierta? ¿Conviene prepararse para un escenario en que las administraciones precisen de medidas para ‘recomponer’ la joya de la corona del Estado? ¿Hasta qué punto sería preciso un ‘rescate’ del sistema sanitario en España? Si bien se trata de una hipótesis extremista, EDS ha querido evaluar, junto a voces autorizadas, en qué momento se encuentra la sanidad nacional con esta excusa.
Ya el Informe Abril ‘juzgó’ hace más de 30 años en el Congreso —recomendaciones mediante— la posible extenuación del Insalud, con una Comisión originada por los profundos cambios sociales y sanitarios que se desencadenaron: acelerado progreso técnico-médico, variaciones demográficas, tensiones económicas…
Poniendo en perspectiva la coyuntura actual con la de entonces y tras haberse resistido el envite de la pandemia, cabe preguntarse cómo habría de organizarse para atender las necesidades de hoy y mañana; a su vez, cuestionarse cómo de necesario sería acometer soluciones inversoras agresivas, y dónde, para reconducir la situación. Con la urgencia de responder adecuadamente a la cronicidad y el aumento de supervivencia, la mayor exigencia de los pacientes, la llegada de nuevos tratamientos o los problemas desencadenados en materia de recursos humanos, hay quienes abogan por repensar el modelo con una óptica similar con la que se realizó el diagnóstico de 1991
Una evaluación independiente
Así lo cree Rafael Bengoa, experto en salud pública y gestión, y ex directivo de sistemas de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que apuesta por un análisis realizado por “un grupo independiente, con credibilidad y no conectado a ideologías políticas, sugiriendo de forma técnica”, el cual reportaría al Parlamento nacional.
“La oferta que tenemos no puede con la demanda existente. Ya había mucha por razones demográficas y cronicidad en España, a lo que se añade 10 años de subfinanciación en el sistema y la llegada de tres virus en plena epidemia durante el invierno”, explica. Además, Bengoa ahonda en la idea de que la situación actual se vería agravada por las previsiones realizadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que espera en esta década el incremento en un 20 por ciento de la demanda sobre el sistema de salud. “No hay organización que aguante este escenario”, advierte.
Unas intervenciones sobre el SNS que ocurrirían en el marco de un respaldo económico honesto al mismo, en opinión del experto. “Esto no se arregla haciendo la vida imposible a la medicina privada, sino reforzando el sistema público con una financiación digna, como sucede en otros países donde hay un sistema de salud basado en impuestos”, indica.
Reformulando el modelo actual
Consciente de los múltiples problemas y desafíos a los que enfrenta actualmente el SNS, José Martínez Olmos señala la necesidad de huir de un concepto catastrofista con respecto a un hipotético ‘rescate’ de la sanidad nacional. “Hay que reorganizar el sistema y probablemente hagan falta más recursos, pero no para decir “como no se rescate va a ser inviable””, valora el ex secretario General de Sanidad.
Como Bengoa, insiste en la necesidad de “equilibrar” la balanza del modelo actual —enfocado a pacientes agudos— y orientarlo hacia una asistencia en favor de lo crónico. Ello “requiere un diseño de RR. HH., tanto en número de profesionales médicos y de enfermería, como en tipo de especialidades”. El exconsejero vasco incide, por su parte, en que este balanceo tendría que venir acompañado de la toma de forma del ‘homecare’, evolucionado hacia “una atención domiciliaria y detectando telemáticamente”.
Además, Olmos considera relevante encontrar la manera de responder a retos sobre el cómo la digitalización puede aportar oportunidades para organizar los servicios sanitarios con más eficiencia y con más efectividad. De este modo, el diseño de un ‘nuevo’ SNS habría también de “incorporar la innovación que aporte valor sea diagnóstica, farmacológica u organizativa”. Así las cosas, el también profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública aboga por configurar “planes específicos” que den respuestas a los problemas identificados “desde el máximo consenso”.
Para Bengoa, sería importante, a su vez, la creación entornos favorables para decisiones de microgestión por parte de los clínicos: “La innovación más espectacular e invisible ocurrida durante la COVID ha sido el margen de maniobra permitido para que el ámbito de proveedores local en médicos y enfermeros pudiera ejercer cambios organizativos en su ecosistema”.
El Congreso de los Diputados toma la palabra
“La sanidad debe adaptarse a las condiciones de una sociedad cambiante, donde la tecnología ocupa una posición central”, coincide Elvira Velasco, portavoz del Grupo Popular en la Comisión de Sanidad. “El SNS no necesita un rescate, sino una financiación sostenida en el tiempo; como los recursos no son ilimitados, es necesario hacer sostenible y eficaz el sistema”, profundiza.
Para ello, establecer apartado en los PGE que den respuesta a las áreas críticas y que se ejecuten “es una necesidad”, según la diputada por Zamora. “Hemos visto como años atrás, por ejemplo, en atención primaria, se reflejaban partidas presupuestarias que después se destinan a otras áreas”, lamenta. Velasco se alinea así con la necesidad de virar hacia una atención que responda adecuadamente a las enfermedades de larga duración: “Tenemos un buen sistema sanitario, pero si la gobernanza se mantiene igual tendrá un mal pronóstico”.
Su homóloga en el Grupo Socialista, Ana Prieto, considera que el Gobierno actual sigue el camino correcto para responder a los retos identificados; a ellos suma la salud pública, la innovación y la coordinación sociosanitaria. “La pandemia ha demostrado la importancia de disponer de un sistema integral y fuerte de salud pública, tal y como se diseñó en la Ley de Salud Pública”.
También la necesidad de “adaptar la estructura y funcionamiento del sistema a la realidad epidemiológica actual, incorporando los avances del conocimiento y la tecnología sanitaria y apoyándose en los datos para la planificación y la toma de decisiones”, según la diputada por Lugo. Y sentencia: “se están promoviendo las reformas e inversiones necesarias, a través de un esfuerzo presupuestario sin precedentes”.
“La sanidad pública no se rescata, sencillamente se financia como manda la Constitución”, opina Rosa Medel, portavoz de Sanidad de Podemos en el Congreso. A este respecto, señala a la privatización en la gestión como elemento que convierte el actual sistema en “insostenible”. En este punto, deposita sus esperanzas en convencer a sus socios de gobierno a este respecto en la futura Ley de Equidad, con la que esperan consolidar un modelo de atención íntegramente público.
“No creemos que el SNS necesite un rescate en términos económicos, sino que lo que necesita es que lo rescatemos de las manos de quienes no lo consideran una prioridad”, explica el portavoz de Ciudadanos en la Comisión de Sanidad, Guillermo Díaz. Desde la formación naranja, tras finalizar su proceso de refundición, apuntan que la salud tendrá “un protagonismo especial”. Recuerdan así, que ya pidieron una dotación de 5.000 millones de euros para atención primaria en los presupuestos.
Además, Díaz identifica cuatro áreas clave sobre los que mejorar, más allá del aspecto financiero: eficiencia en los procesos y uso de la colaboración público-privada, aprovechamiento de la medicina de precisión, adaptación del sistema para responder a retos como el envejecimiento o el cambio climático y la potenciación del desarrollo profesional de los sanitarios.
Una visión profesional del ‘nuevo modelo’
Desde EDS también se ha querido contar con la voz autorizada de las sociedades científicas como parte de este análisis en el que los internistas son los que tienen una visión más pesimista al respecto, asegurando que tras la pandemia la atención a la cronicidad se ha convertido en el verdadero problema del sistema sanitario.
Juana Carretero, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la carga de enfermedades crónicas y su control es inasumible, por un sistema sobrecargado y mermado en sus recursos, con una atención primaria “burocratizada y reactiva”, enfocada a la atención de la patología aguda. Por ello, apuestan por crear planes a la atención a la cronicidad que pivoten sobre AP y medicina interna asegurando la continuidad asistencial de estos pacientes, abogando por la atención domiciliaria.
Rafael Manuel Micó, vicepresidente primero de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), asevera que la pandemia ha hecho que todo el sistema se bloquease y el sistema sanitario ha sido el que ha mantenido la esperanza. No obstante, los médicos de familia reclaman una inversión adecuada, argumentando que España tiene uno de los porcentajes de PIB destinado a sanidad más bajos de Europa.
Así, señalan que las recomendaciones de la OCDE solicitan un aumento en 1,5 por ciento del PIB y dedicarlo a primaria. Además, valoran el paso, por razones demográficas, a un sistema de crónicos, con primaria encargándose de gestionar la mayoría de la cronicidad. Para Semergen, también es necesario aumentar la inversión en gasto social que actualmente se encuentra en 1,5 por ciento mientras que el resto de nuestro entorno se ubica en el 2 por ciento.
Por su parte, Fundación ECO afirma a esta publicación que el SNS está en un momento delicado y requiere un replanteamiento profundo. Si bien no descartan el rescate sanitario, apuestan por una redefinición total de los recursos que dispone: personal, flujos de trabajo, potenciación de los distintos nodos de la asistencia sanitaria y redistribución de las cargas desde una perspectiva más eficiente. Asimismo, plantean la consolidación de una colaboración público-privada. “Estamos ante la necesidad de una catarsis y reinvención completa del modelo”, aprecian.