Las cefaleas, comúnmente conocidas como dolores de cabeza recurrentes, son uno de los trastornos más frecuentes del sistema nervioso. Estas pueden presentarse como afecciones primarias, dolorosas e incapacitantes, tales como la migraña, la cefalea tensional y la cefalea en racimos. No obstante, las cefaleas también pueden ser secundarias a otros trastornos, siendo el consumo excesivo de analgésicos uno de los factores desencadenantes más comunes.
A nivel global, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que alrededor del 50% de los adultos han experimentado algún tipo de cefalea en el último año. Según sus informaciones, aproximadamente entre el 50% y el 75% de las personas de entre 18 y 65 años han sufrido cefaleas en el último año, y un 30% o más de este grupo ha padecido migraña. Las cefaleas crónicas, definidas como aquellas que ocurren durante 15 o más días al mes, afectan entre el 1,7% y el 4% de la población adulta. Aunque existen variaciones regionales en la prevalencia, las cefaleas representan un problema de salud mundial que afecta a personas de todas las edades, etnias y niveles socioeconómicos.
¿Qué carga imponen las cefaleas?
Además de ser dolorosas, las cefaleas son altamente incapacitantes. En el Estudio de la Carga Global de Enfermedades de 2013, la migraña fue identificada como la sexta causa principal de años vividos con discapacidad a nivel mundial, mientras que las cefaleas en general ocuparon el tercer lugar.
La carga de las cefaleas se manifiesta en un intenso sufrimiento personal, disminución de la calidad de vida y un impacto económico significativo, ya que este sufrir este trastorno frecuentemente, junto con la ansiedad de enfrentar nuevos episodios, afecta la vida familiar, las relaciones sociales y el desempeño laboral. Además, el manejo continuo de una cefalea crónica puede predisponer a otros problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, que son más comunes en personas que padecen migraña en comparación con la población general.
En este sentido, el estudio recientemente publicado bajo el nombre ‘La carga económica de la migraña: un enfoque nacional del coste de la enfermedad desde la Encuesta Europea de Salud en España en el año 2020’ analiza el impacto que tiene esta enfermedad en la población de nuestro país. De acuerdo con José Fernández Ferro, jefe del Servicio Integrado de Neurología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, Hospital General de Villalba y el Hospital Universitario Infanta Elena y uno de los autores de dicho estudio, “los datos de coste y carga que presentamos en este estudio proceden de la Encuesta Europea de Salud en España (EESE) del año 2020. Esta es una fuente robusta de datos, no solo por su representatividad nacional, sino porque garantiza un tamaño de muestra suficientemente grande”.
La migraña pertenece al grupo de cefaleas primarias y, aunque suele iniciarse en la pubertad, afecta principalmente a personas de entre 35 y 45 años. Este trastorno es aproximadamente dos veces más común en mujeres que en hombres, debido en gran parte a la influencia de factores hormonales. Su origen radica en la activación de ciertos mecanismos en el cerebro que provocan la liberación de sustancias inflamatorias responsables del dolor alrededor de los nervios y vasos sanguíneos en la cabeza.
Se trata de un trastorno recurrente que, en muchos casos, persiste a lo largo de la vida y se caracteriza por episodios periódicos. Durante estos episodios, la persona experimenta un dolor de intensidad moderada a severa, que suele presentarse de un solo lado de la cabeza y puede ser pulsátil. Esta cefalea empeora con la actividad física ordinaria y puede durar desde varias horas hasta dos o tres días, acompañada en muchas ocasiones de náuseas, el síntoma asociado más característico. La frecuencia de estos episodios varía considerablemente entre individuos, desde uno al año hasta uno semanal. En los niños, los episodios tienden a ser más breves y los síntomas abdominales pueden ser más prominentes.
La migraña representa una carga significativa en términos de calidad de vida y desempeño diario, ya que su recurrencia y los síntomas debilitantes afectan considerablemente a quienes la padecen. “Los resultados de este estudio actualizan y completan el conocimiento sobre coste y la carga de la migraña en España, aportando de forma original la comparación con un grupo de pacientes sin migraña que permite cuantificar el exceso de costes atribuible específicamente a la migraña”, indica Fernández Ferro.
Estudios en España
Los estudios sobre el coste de la migraña en España, hasta ahora, se han basado en gran medida en muestras de conveniencia, lo que limita su representatividad a nivel nacional. Además, ninguno de estos estudios ha evaluado específicamente las diferencias de coste entre personas con y sin migraña, lo que dificulta una estimación precisa del coste atribuible exclusivamente a este trastorno. Esta falta de análisis comparativo ha impendido obtener una visión completa del impacto económico directo que la migraña tiene sobre el sistema de salud y la economía en general, lo cual es fundamental para justificar una asignación adecuada de recursos y para el desarrollo de políticas de salud más efectivas.
En este sentido, el objetivo principal del reciente estudio fue evaluar el coste económico de la migraña en personas de 15 años o más en España durante el año 2020, considerando una perspectiva social que abarca todos los costes atribuibles a la migraña, independientemente del ámbito en el que se generan (laboral, sanitario, etc.). Así, el estudio también buscó caracterizar el exceso de costos en personas con y sin migraña, tanto de forma global como en distintos subgrupos según el género y la edad, lo que permite una comprensión más precisa de las variaciones en el impacto económico de la migraña en diferentes segmentos de la población.
El estudio utilizó datos de la Encuesta Europea de Salud en España de 2020, analizando a 1.442 personas con migraña, un 77,3% mujeres con una media de edad de 52,5 años, y comparándolas con 4.288 controles sin migraña, un 76,7% mujeres con una edad media de 52,8 años. Se registró el uso de recursos sanitarios y las pérdidas de productividad laboral, expresando los resultados en términos de coste-anual-por-persona y calculando el exceso de coste como la diferencia entre los grupos con y sin migraña.
Según lo observado, “el coste anualizado por persona con migraña fue significativamente más elevado que aquellos sin migraña 5.862 € frente a 2.981 € respectivamente, con un exceso de coste anual de 2.881 € en las personas con migraña”, señala el neurólogo. En este sentido, el principal componente del exceso de coste corresponde a los costes laborales (66%) seguido por los costes sanitarios (29%). “Al margen de la pérdida de productividad, en la persona con migraña se observó una mayor utilización de recursos sanitarios, especialmente la visita al médico de Atención Primaria, con un exceso de visitas anual promedio ajustado de 3,49, seguido de visitas al especialista y al servicio de urgencias”, señala el experto, quien añade que “las personas con migraña necesitaron también más hospitalizaciones y más pruebas diagnósticas respecto a los controles sin migraña”.
El 29% del exceso de coste (836 € por persona con migraña al año) correspondió a costes directos por el uso de recursos sanitarios financiados por el Sistema Nacional de Salud (SNS). Proyectando estos datos a la prevalencia de la migraña en España, se estima que el impacto económico atribuible a esta condición podría haber oscilado entre los 10.394 y 14.230 millones de euros en el año 2020. Estos datos ponen de manifiesto la carga significativa que la migraña representa para la economía y el sistema de salud español, especialmente a través de sus efectos en la productividad laboral y el uso de recursos sanitarios.
Por otro lado, en este estudio se señaló una alta prevalencia de comorbilidades en el grupo de personas con migraña. “La mayor prevalencia de comorbilidades en el grupo con migraña, sobre todo ansiedad crónica, depresión y otras condiciones dolorosas, era ya conocida”, indica Fernández Ferro. “Es importante tener en cuenta que las diferencias observadas en el exceso de gasto entre los grupos de estudio no pueden ser atribuidas con seguridad a la migraña en el análisis inicial y, conscientes de esto, repetimos el análisis incluyendo el número de comorbilidades como covariable para estimar el exceso de coste atribuible exclusivamente a la migraña, separándolo del coste debido al exceso de otras comorbilidades más frecuentes también en el grupo de personas con migraña”.
Género y edad
A pesar de que 3 de cada 4 personas con migraña son mujeres (un 77%), el coste anual total es significativamente más elevado en hombres que en mujeres (7.301 frente a 5.398 € respectivamente), con un exceso para los hombres de 2.172 €. “Esta diferencia se explica exclusivamente por los costes laborales, significativamente mayores en hombres respecto de las mujeres con migraña 5.870 frente a 3.522 €, ya que no se observaron diferencias en los costes sanitarios directos en el análisis por género”, explica el neurólogo.
La diferencia en los costes laborales vuelve a explicar igualmente el exceso de gasto en personas hasta los 65 años, “mientras que los costes sanitarios directos presentan un comportamiento creciente lineal por décadas, tanto en personas con migraña como sin migraña”, puntualiza el experto.
Impacto económico global
Las cefaleas representan una importante preocupación para la salud pública debido a la discapacidad y los elevados costos económicos que generan en la sociedad, detalla la OMS. Este impacto es especialmente relevante durante los años productivos de las personas, desde la adolescencia tardía hasta los cincuenta, pues las cefaleas afectan directamente la productividad y conducen a la pérdida de horas laborales. En el Reino Unido, por ejemplo, se estima que la migraña provoca la pérdida de unos 25 millones de días de trabajo o de estudio anualmente, generando un costo económico comparable al de la cefalea tensional y la cefalea crónica diaria combinadas. Las cefaleas constituyen, además, una de las principales causas de consulta médica; en un estudio se encontró que una tercera parte de las consultas en neurología están relacionadas con este trastorno.
Sin embargo, la OMS asegura que muchas personas que padecen cefaleas no reciben una atención adecuada y eficaz. En países como Estados Unidos y el Reino Unido, solo la mitad de las personas diagnosticadas con migraña consultaron a un médico por este motivo en el último año, y apenas dos tercios de ellas recibieron el tratamiento correcto. La mayoría de los pacientes confía exclusivamente en medicamentos de venta libre, lo que sugiere una brecha importante en el acceso a un manejo integral y efectivo de esta condición.
Los datos de prevalencia de la migraña no solo representan un fuerte impacto económico sino también sociosanitario, y actualmente representa la segunda causa de discapacidad neurológica a nivel mundial, lo cual subraya la insuficiencia de los tratamientos actuales para cubrir todas las necesidades de los pacientes. En términos económicos, se estima que cerca de tres cuartas partes de los costes totales asociados a la migraña son indirectos, relacionados principalmente con la pérdida de productividad laboral. Por otro lado, los costes directos, derivados de la atención médica y los tratamientos, representan aproximadamente un tercio del total, lo que resalta el considerable peso económico que este trastorno impone tanto en los sistemas de salud como en la economía general.
“Aunque en el contexto internacional se han realizado muchos estudios que proporcionan información sobre el coste de la migraña en función de su tipología y/o frecuencia de episodios, pocos han sido publicados hasta la fecha que incluyan un grupo control sin migraña”, menciona Fernández Ferro. “Dos ejemplos son el estudio americano publicado por Buse en 2020, o el publicado en 2018 por Vo et al., llevado a llevado a cabo en 5 países europeos incluyendo a España”. En este caso, los resultados son similares en la comparación entre personas con y sin migraña en lo que respecta a costes laborales.
El coste anual por persona con migraña (5.862 €) observado en el presente estudio resultó inferior al observado en el estudio Atlas (10.303 €) o en el de Caronna (11.112 € por persona con migraña/año aproximadamente), llevados a cabo recientemente en nuestro contexto sanitario. “Esta diferencia podría explicarse por la composición de la población incluida: con un excesivo peso de migraña crónica en el caso del estudio Atlas (39% de los participantes), o por la participación exclusiva de trabajadores hospitalarios en el caso del estudio de Caronna, en lugar de personas de la población general, tanto activos como no activos laboralmente, usada en nuestro estudio”, explica el neurólogo.
En este último, el coste por persona con migraña duplicó al de los controles sin migraña, con un exceso de 2.881 € por persona y año, atribuidos principalmente al significativo exceso de coste por pérdida de productividad laboral, lo que representó casi el 67% del exceso de coste total. “Este exceso de coste laboral se explica por el mayor número de días adicionales de absentismo (22,35) y presentismo (31,39), y por una tasa de desempleo del 21,6% (un 8,1% mayor en personas con migraña que en los controles), datos que no están muy alejados de los observados recientemente por otros autores en Estados Unidos o en Brasil utilizando un diseño y grupo control de personas sin migraña semejante al empleado en el presente estudio”, aclara el especialista.
Acciones para mejorar el manejo
Analizando todos los datos y teniendo en cuenta que la mayor parte del gasto asociado a personas con migraña se debe a costes laborales derivados del absentismo, la pérdida de productividad o el desempleo, y contando con la situación de saturación que vive actualmente tanto la medicina pública como la privada; el experto se pregunta “si una solución no podría ser bonificar a empresas que incluyan un programa de atención a la migraña en el lugar de trabajo”, propone Fernández Ferro, que añade que “una estrategia así beneficiaría a todas las partes: al sistema sanitario, descargando una parte de las consultas de Atención Primaria y Atención Hospitalaria; a las empresas, disminuyendo los costes laborales vinculados a la migraña si conseguimos que estén mejor controlados y con menos días de dolor; y finalmente a los usuarios, por una mayor comodidad y presumiblemente un mejor control de su dolencia”.
Por otra parte, recalca que la migraña es una enfermedad compleja que tiene a la ansiedad crónica, a la depresión y al dolor crónico como comorbilidades más destacadas tal y como ya se sabía y observado de nuevo en este estudio. “Sólo puedo preguntarme cómo cambiaría el control de la migraña si consiguiésemos desarrollar y vincular a estos pacientes en un programa de ejercicio físico adaptado a la edad y a otros factores individuales”, menciona el neurólogo. “Es una conjetura, pero sabemos cada vez más de los beneficios del ejercicio físico tanto en prevención como en tratamiento en paralelo a los fármacos”, señala.
Además, asegura que es fácil imaginar que, “si una persona que sufre dolor de cabeza y no es capaz por ello de acudir a su puesto de trabajo o lo hace rindiendo muy por debajo de sus posibilidades, de vuelta a casa el impacto persistirá respecto de sus obligaciones familiares y de sus relaciones sociales”. Esto supone unas limitaciones y un estigma que son difíciles de visibilizar, pero en los que se trabaja cada día más. “Actuar en favor de las personas con migraña es actuar en favor de un grupo social crítico por su importancia y costes sociales, sanitarios y económicos”, asegura Fernández Ferro.