La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una amenaza creciente que impacta significativamente tanto en la salud pública como en la economía global. La RAM ocurre cuando las bacterias, virus, hongos y parásitos desarrollan la capacidad de resistir los efectos de los medicamentos diseñados para eliminarlos, lo que incrementa los costes de la atención médica, prolonga las hospitalizaciones, requiere tratamientos más costosos y, en muchos casos, resulta en mayores tasas de mortalidad. En este sentido, el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un informe donde detalla el impacto económico que tienen las resistencias en los sistemas nacionales de salud.
Aspectos económicos de la RAM
La repercusión económica que tienen las RAM en los sistemas de salud es muy transversal, por lo que su efecto se ve representado en multitud de vías. Por ello, el informe comienza dividiendo este impacto en dos patas: costes directos y costes indirectos.
En primer lugar, los costes directos de la RAM incluyen el aumento en los costes de los tratamientos debido a la necesidad de utilizar medicamentos más caros y a la prolongación de los periodos de hospitalización. Asimismo, los tratamientos alternativos que se deben usar cuando los antimicrobianos estándar fallan suelen ser significativamente más caros y menos efectivos, lo que puede llevar a complicaciones adicionales y la necesidad de intervenciones médicas más frecuentes y complejas. De hecho, en Estados Unidos, se estima que las infecciones resistentes a los antimicrobianos generan costos adicionales de al menos 20 billones (20.000.000.000.000) de dólares al año, sólo en atención médica.

No obstante, los costes indirectos son igualmente significativos. La RAM puede causar pérdidas económicas debido a la reducción de la productividad laboral por enfermedades prolongadas, ausencias laborales y muertes prematuras. También afecta negativamente a sectores como la agricultura y la ganadería, que dependen del uso eficaz de los antimicrobianos para mantener la salud animal y la producción. Es más, un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proyecta que, sin una acción adecuada, las infecciones resistentes a los antimicrobianos podrían costar hasta 3,5 millones de vidas al año y 100 billones (100.000.000.000.000) de dólares en pérdidas económicas globales para 2050.
Impacto económico de las medidas de prevención y control
La inversión y la implementación de estrategias de prevención son cruciales para mitigar el impacto que pueda tener en el futuro esta amenaza. Por ello, el documento hace hincapié en la implementación de una serie de medidas integrales que abordan temas tan transversales como: la bioseguridad, la vacunación, la implementación de modelos de ingreso, políticas de uso prudente, Big Data, educación y capacitación, entre otros.
Bioseguridad
El documento señala la implementación de medidas de bioseguridad en las granjas para prevenir la aparición y propagación de infecciones. Las inversiones en bioseguridad pueden incluir instalaciones mejoradas, prácticas de manejo animal más estrictas y sistemas de vigilancia robustos. Aunque, los costes iniciales para los agricultores pueden ser elevados, los beneficios a largo plazo, como la reducción en el uso de antimicrobianos y la disminución de enfermedades, pueden superar los costes iniciales.
En este sentido, el informe se hace eco de un estudio británico que encontró que las inversiones en bioseguridad en las granjas porcinas redujeron significativamente la incidencia de infecciones, lo que resultó en una reducción del uso de antimicrobianos y una mejora en la rentabilidad.
Vacunación
Asimismo, el Observatorio reivindica el papel de la vacunación como una estrategia preventiva clave para controlar la RAM. Las políticas que promueven la vacunación pueden reducir significativamente la necesidad de antimicrobianos, disminuyendo así el riesgo de desarrollo de resistencia. Sin embargo, la implementación de programas de vacunación conlleva costes significativos, que incluyen la producción, distribución y administración de vacunas.
Los beneficios económicos incluyen la reducción en los costes de tratamiento y la mejora de la salud pública. Por ejemplo, la vacunación contra la gripe en humanos no solo previene la enfermedad, sino que también reduce el uso de antibióticos para tratar infecciones secundarias, lo que tiene un impacto positivo en la reducción de la RAM.
Modelos de ingreso y las políticas de uso prudente.
Por tanto, esto pone sobre la mesa la trascendencia de los modelos de ingreso y las políticas de uso prudente. En este sentido, el informe analiza el impacto de la alteración de los modelos de ingresos en la industria de la salud animal (cambiar la venta de antimicrobianos por contratos de servicios que recompensen el asesoramiento preventivo) puede eliminar incentivos negativos para la prescripción excesiva de antimicrobianos. Esto se puede traducir en una reducción del uso de antimicrobianos y una mejora en la salud animal a largo plazo. Por ejemplo, algunos países han implementado programas de pago por desempeño para veterinarios, donde los incentivos están alineados con la reducción del uso de antibióticos y la mejora en la salud animal general.

De modo que, la regulación del uso de antimicrobianos mediante políticas estrictas y directrices puede promover su uso prudente. Estas políticas incluyen la prohibición del uso de antibióticos como promotores del crecimiento en la alimentación animal y la implementación de directrices para el uso prudente de antimicrobianos en medicina veterinaria. Un ejemplo notable de la prohibición de antibióticos para el crecimiento en agricultura es la Unión Europea, quien impuso dicha medida en 2006, lo que ha llevado a una disminución significativa en el uso de antimicrobianos en la ganadería y una reducción en la prevalencia de bacterias resistentes.
Por otro lado, en cuanto a la evaluación y monitoreo de datos, la recopilación y el análisis de datos sobre el uso de antimicrobianos y la resistencia se erigen como piezas fundamentales para desarrollar políticas efectivas. Las evaluaciones económicas de intervenciones específicas, como la vacunación y la bioseguridad, ayudan a identificar las estrategias más costo-efectivas y a optimizar la asignación de recursos. Un ejemplo es el programa DANMAP en Dinamarca, que monitorea el uso de antimicrobianos y la resistencia en humanos y animales, proporcionando datos esenciales para informar las políticas de uso prudente y las estrategias de prevención.
Educación y regulación
Esto pone sobre la mesa una realidad clara: es necesario superar la resistencia al cambio y la implementación efectiva de medidas de prevención. Por ello, se hace fundamental la inversión en la educación y capacitación continuas para los agricultores, veterinarios y profesionales de la salud. La apuesta por programas educativos puede mejorar la comprensión y la aceptación de las medidas de bioseguridad y uso prudente de antimicrobianos, lo que a su vez puede reducir los costes asociados a la RAM a largo plazo. Un ejemplo es el programa “One Health” en los Estados Unidos, que promueve la educación interprofesional entre veterinarios, médicos y otros profesionales de la salud para abordar la RAM de manera holística.

Asimismo, hay que tener en cuenta el papel de la regulación en los diferentes territorios, ya que juega un papel crucial en el control de la RAM. Las políticas legislativas, como el Reglamento 2019/6 sobre medicamentos veterinarios en la UE, establecen una serie de medidas para garantizar el uso prudente de los antimicrobianos. Estas medidas incluyen la supervisión de la prescripción y el uso de antimicrobianos, así como la promoción de alternativas a los antimicrobianos. La regulación efectiva puede reducir significativamente la prevalencia de la RAM y los costos asociados. Por ejemplo, la implementación de políticas de supervisión estrictas en los países nórdicos ha resultado en un uso más racional de los antimicrobianos y una menor prevalencia de bacterias resistentes.
Por otro lado, debido a la heterogeneidad de los diferentes territorios, en todos los sentidos, se hace fundamental una respuesta coordinada internacionalmente. La resistencia a los antimicrobianos es un problema global. Por tanto, la colaboración entre países y organizaciones internacionales puede mejorar la vigilancia, compartir mejores prácticas y coordinar esfuerzos para desarrollar nuevas políticas y estrategias para combatir la RAM. La adopción de un enfoque de “One Health” que considere la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental es fundamental para abordar este desafío de manera efectiva. La Alianza Mundial contra las Infecciones Resistentes a los Antimicrobianos (GARDP) es un ejemplo de una iniciativa internacional que reúne a gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la industria farmacéutica para desarrollar nuevos tratamientos contra las infecciones resistentes.
Inversión en investigación y desarrollo (I+D)
El apoyo a la I+D es esencial para el desarrollo de nuevos antimicrobianos y alternativas terapéuticas. La inversión en investigación puede llevar al descubrimiento de nuevas terapias, vacunas y otras tecnologías que pueden ayudar a mitigar la RAM. Los incentivos económicos pueden estimular la inversión privada en I+D. Un ejemplo es el premio Longitude Prize, en Reino Unido, que ofrece un incentivo financiero significativo para el desarrollo de un test de diagnóstico rápido para detectar infecciones bacterianas y ayudar a reducir el uso innecesario de antibióticos.
Estrategias RAM en Europa
- Dinamarca: estrategia integral contra la RAM
Dinamarca ha sido pionera en la implementación de políticas integrales para combatir la RAM. El país ha adoptado un enfoque holístico que incluye la regulación estricta del uso de antimicrobianos en la agricultura, la vigilancia nacional a través de programas como DANMAP, y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles. Un estudio mostró que las granjas danesas redujeron el uso de antimicrobianos en un 50 por ciento entre 1994 y 2008 sin una disminución en la productividad animal. Este enfoque no solo ha reducido la prevalencia de bacterias resistentes, sino que también ha generado beneficios económicos al mantener la competitividad de la agricultura danesa en el mercado internacional. - Suecia: prohibición de antibióticos como promotores del crecimiento
Suecia fue uno de los primeros países en prohibir el uso de antibióticos como promotores del crecimiento en la agricultura en 1986. La transición no fue fácil y requirió un enfoque multifacético, incluyendo la mejora de las condiciones de vida de los animales, la implementación de mejores prácticas de higiene y la educación continua de los agricultores y veterinarios. Aunque inicialmente hubo un aumento en los costes de producción, los beneficios a largo plazo fueron significativos. Un estudio mostró que la prohibición llevó a una reducción en la prevalencia de bacterias resistentes y a una mejora en la salud animal general, lo que a su vez redujo la necesidad de tratamientos antimicrobianos. - Holanda: reducción voluntaria del uso de antimicrobianos en agricultura
Holanda ha adoptado un enfoque basado en la reducción voluntaria del uso de antimicrobianos en la agricultura. A través de la colaboración entre el gobierno, los agricultores y la industria alimentaria, el país logró reducir el uso de antimicrobianos en la agricultura en un 63 por ciento entre 2009 y 2013. Este enfoque se basa en la transparencia, con la publicación de datos sobre el uso de antimicrobianos y la resistencia, y la implementación de planes de acción específicos para cada sector agrícola. La estrategia holandesa ha sido efectiva en reducir la prevalencia de bacterias resistentes y en mejorar la sostenibilidad de la producción agrícola.
Ahorro para los sistemas nacionales de salud
La implementación de políticas de prevención y control de la RAM no solo tiene beneficios directos en la reducción de la prevalencia de infecciones resistentes, sino que también genera ahorros significativos para los sistemas nacionales de salud.
- Reducción en los costes de tratamiento: la prevención de infecciones resistentes a través de medidas como la bioseguridad y la vacunación reduce la necesidad de tratamientos costosos y prolongados. En Estados Unidos, por ejemplo, el tratamiento de infecciones resistentes a los antimicrobianos puede costar hasta 29.000 dólares más por paciente en comparación con infecciones no resistentes. Al reducir la incidencia de estas infecciones, los sistemas de salud pueden ahorrar miles de millones de dólares anualmente.
- Disminución en las hospitalizaciones: Las infecciones resistentes a menudo requieren hospitalizaciones más largas y costosas. Las políticas de prevención que reducen la incidencia de infecciones pueden disminuir significativamente la carga sobre los hospitales, liberando recursos para otros usos. Un estudio en Europa encontró que las infecciones resistentes aumentan la duración de la estancia hospitalaria en un promedio de 6,4 días, lo que representa un coste adicional considerable para los sistemas de salud.
- Prevención de brotes: las medidas efectivas de control de infecciones, como la higiene de manos y el uso de equipos de protección personal, pueden prevenir brotes de infecciones resistentes en hospitales y otras instalaciones de atención médica. Los brotes pueden ser extremadamente difíciles de controlar y pueden causar un daño significativo a la reputación de las instituciones de salud. Un estudio en el Reino Unido mostró que un brote de SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina) en un hospital tuvo un costo de más de 1 millón de libras en términos de tratamiento, control de infecciones y medidas de limpieza adicionales.
- Mejor salud pública general: la reducción de la RAM mejora la salud pública general, lo que puede resultar en una menor demanda de servicios de salud y una mayor productividad laboral. La mejora en la salud pública general también puede traducirse en ahorros económicos significativos para los sistemas de salud nacionales. Un estudio en Países Bajos estimó que la implementación de políticas efectivas de control de la RAM podría ahorrar al sistema de salud hasta 300 millones de euros anualmente.

Del mismo modo, hay diversos estudios que ratifican el impacto de invertir en políticas de prevención. De hecho, el informe se hace eco de una serie de estudios que retratan esta realidad, ya que estos estudios y análisis cuantifican estos beneficios en distintos contextos:
- Estados Unidos: Un estudio de los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) estimó que la implementación de programas de prevención de infecciones en hospitales puede ahorrar entre 5.7 y 31.500 millones de dólares anualmente al prevenir infecciones asociadas a la atención médica (IAAM). Estos programas incluyen medidas para controlar la RAM, lo que subraya la importancia de las intervenciones preventivas en la reducción de costos.
- Reino Unido: el NHS (National Health Service) ha implementado diversas políticas para controlar la RAM, incluyendo la vigilancia estrecha y la promoción de prácticas de prescripción responsables. Un informe del Gobierno británico proyectó que las políticas de control de la RAM podrían ahorrar hasta 1.400 millones de libras en costes de atención médica para 2050, al prevenir infecciones resistentes y reducir la necesidad de tratamientos costosos.
- Unión Europea: un estudio financiado por la Comisión Europea evaluó el impacto económico de la RAM y las posibles medidas de control en los Estados miembros. Se estimó que una inversión anual de 1.500 millones de euros en medidas de control podría resultar en un ahorro de hasta 6.700 millones de euros anuales para los sistemas de salud europeos, principalmente a través de la reducción de infecciones resistentes y la disminución de la necesidad de hospitalizaciones prolongadas.
- Canadá: la Agencia de Salud Pública de Canadá publicó un informe que sugiere que las medidas de control de la RAM, como la regulación estricta del uso de antibióticos y la promoción de prácticas de prescripción responsables, podrían ahorrar al sistema de salud canadiense hasta 7.900 millones de dólares en la próxima década, al reducir la incidencia de infecciones resistentes y mejorar la salud pública general
Impacto directo en los pacientes
La implementación de políticas de prevención y control de la RAM no solo tiene repercusiones económicas, sino que también tiene un impacto directo y positivo en los pacientes. Estos efectos incluyen:
- Reducción de la mortalidad: las infecciones resistentes a los antimicrobianos tienen tasas de mortalidad más altas que las infecciones tratables con antibióticos estándar. Al implementar políticas de prevención y control, se puede reducir significativamente la mortalidad asociada a estas infecciones. Un estudio en Estados Unidos mostró que las infecciones por bacterias resistentes a los carbapenémicos tienen una tasa de mortalidad del 50 por ciento, en comparación con el 20 por ciento de las infecciones por bacterias sensibles.
- Menor duración de la hospitalización: las infecciones resistentes a menudo resultan en estancias hospitalarias prolongadas. Las políticas de prevención y control pueden reducir la incidencia de estas infecciones, acortando así la duración de la hospitalización. Esto no solo alivia la carga sobre el sistema de salud, sino que también permite que los pacientes regresen a sus vidas normales más rápidamente.
- Mejor calidad de vida: la RAM puede causar enfermedades graves y recurrentes, lo que afecta negativamente la calidad de vida de los pacientes. Las políticas de prevención y control pueden reducir la frecuencia y la gravedad de las infecciones, mejorando así la calidad de vida. Un estudio en Reino Unido encontró que los pacientes con infecciones resistentes tenían una calidad de vida significativamente peor en comparación con aquellos con infecciones tratables.
- Menos complicaciones médicas: las infecciones resistentes a menudo requieren tratamientos más invasivos y prolongados, lo que aumenta el riesgo de complicaciones médicas adicionales. Al prevenir estas infecciones, se pueden reducir las complicaciones y mejorar los resultados de salud de los pacientes. Un ejemplo es la reducción de infecciones del sitio quirúrgico a través de medidas de control de infecciones, lo que disminuye la necesidad de intervenciones quirúrgicas adicionales.
- Reducción de la resistencia a largo plazo: la implementación de políticas efectivas de uso prudente de antimicrobianos puede ralentizar la aparición de nuevas resistencias, preservando la eficacia de los antibióticos actuales para futuras generaciones. Esto es crucial para asegurar que los tratamientos antimicrobianos sigan siendo efectivos y que las infecciones puedan ser tratadas con éxito en el futuro.
Un desafío global
En definitiva, la resistencia a los antimicrobianos es una preocupación global que requiere una respuesta coordinada. Las economías en desarrollo pueden enfrentar desafíos adicionales debido a la falta de recursos para implementar medidas de control efectivas. Sin embargo, la inversión en estas medidas es crucial para prevenir el aumento de la RAM y los costes asociados. La colaboración internacional, la transferencia de tecnología y la asistencia financiera pueden ayudar a estos países a implementar estrategias efectivas.
En resumen, el informe detalla que las medidas de prevención y control de la resistencia a los antimicrobianos tienen un impacto económico significativo a nivel global. La inversión en bioseguridad, vacunación, educación, regulación y colaboración internacional es esencial para reducir los costes asociados a la RAM y mejorar la salud pública. Los estudios de caso de países desarrollados muestran que estas inversiones no solo son viables sino también económicamente beneficiosas a largo plazo.

Por su parte, para los sistemas nacionales de salud, la implementación de políticas efectivas de control de la RAM puede resultar en ahorros significativos al reducir los costes de tratamiento, disminuir las hospitalizaciones y prevenir brotes. La evaluación económica de estas intervenciones subraya la importancia de una respuesta multifacética y coordinada para abordar el desafío de la RAM de manera sostenible y efectiva.
La RAM es un desafío complejo y multifacético que requiere una respuesta global y coordinada. La inversión en medidas de prevención y control no solo es una necesidad de salud pública, sino también una decisión económica inteligente. Los estudios de caso y los análisis económicos muestran que estas medidas pueden generar ahorros significativos para los sistemas de salud, mejorar la salud pública y animal, y garantizar la sostenibilidad a largo plazo en la lucha contra la RAM. Además, estas políticas mejoran directamente la vida de los pacientes, reduciendo la mortalidad, mejorando la calidad de vida y disminuyendo las complicaciones médicas asociadas a las infecciones resistentes. La colaboración global y la inversión continua en investigación y desarrollo son esenciales para enfrentar este desafío y proteger la salud pública mundial.