Existen datos positivos en relación a la inversión en investigación y desarrollo (I+D) de medicamentos por parte de la industria farmacéutica, que alcanzó un nuevo máximo histórico en 2022 en España al destinar 1.395 millones de euros a estas actividades, un 10,1 por ciento más que en 2021.
Se trata del mayor incremento de los últimos 15 años en esta partida. Así lo refleja la última encuesta sobre I+D en la industria farmacéutica 2022, que Farmaindustria realiza cada año entre sus compañías asociadas, encuesta que desde la AEMPS valoran positivamente, según explica a EDS Antonio Blázquez, jefe del departamento de medicamentos de uso humano de la AEMPS.
“Recoge aspectos que conocemos y valoramos. El compromiso de la Industria Farmacéutica en I+D es claro, al igual que somos plenamente conscientes de la capacitación del personal que trabaja en el sector farmacéutico industrial español para afrontar la fase de investigación y desarrollo”, asegura Blázquez.

Como punto polémico, el responsable del departamento de medicamentos de uso humano de la AEMPS reconoce que, aunque la mayoría de los medicamentos innovadores son incorporados a nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS), “existe una mayor polémica sobre el tiempo en el que estos se incorporan desde su autorización”.
Blázquez señala que es necesario mejorar el tiempo en que se toman las decisiones de precio y financiación, pero hay que considerar “que en un sistema como el español, en el que los medicamentos son financiados por las administraciones, la búsqueda de la eficiencia es medular”.
“Para ello, se precisa una evaluación de las tecnologías a incorporar en la cartera de servicios que identifique el valor añadido frente a la mejor alternativa y que sirva de base para estimar el coste asociado que debería de tener”, argumenta el responsable del departamento de medicamentos de uso humano de la AEMPS.
Blázquez insiste en la importancia de un mayor peso de las fases tempranas e incluso de la investigación básica en aquellas pruebas que se realizan en el estadio más avanzado del I+D, algo que, según señala “vemos que avanza en el sentido deseado”.
Datos de Farmaindustria
La encuesta de Farmaindustria también refleja que el 60 por ciento de los casi 1.400 millones de euros mencionados se dedicaron a desarrollar ensayos clínicos, un 5,6 por ciento más que el año anterior y la partida que más inversiones representa dentro de las distintas fases de la investigación de nuevos tratamientos.
La apuesta de las compañías por realizar investigación clínica en España ha aumentado a un ritmo medio anual acumulado del 5,7 por ciento en los últimos 10 años, pasando de los 479 millones de euros registrados en 2012 a los 834 millones de euros en 2022.
España es ya para muchas compañías farmacéuticas el segundo país del mundo en actividad en ensayos clínicos, sólo por detrás de Estados Unidos, y participa en uno de cada tres ensayos que se ponen en marcha en Europa. Del mismo modo, la industria farmacéutica invirtió 175 millones de euros en investigación básica.

Esta es la segunda partida con mayor dotación de recursos, que ha experimentado un crecimiento superior al 11 por ciento con respecto a 2021 y que supone que uno de cada ocho euros de la I+D biomédica se dedican a estas fases básica y preclínica, las más complejas. A esta le siguen los 114 millones dedicados al desarrollo tecnológico y otros 105 para labores de farmacoeconomía, epidemiología y estudios posautorización.
Inversión en i+D
El director general de Farmaindustria, Juan Yermo, asegura que para la industria farmacéutica es “un orgullo” que la cifra de inversión en I+D crezca cada año, lo que ha conseguido que “seamos el sector industrial que más invierte en investigación en nuestro país, tanto en términos absolutos (junto con el del automóvil) como en términos relativos (con relación a nuestro tamaño o cifra de negocio), donde también lideramos el ranking, en este caso junto al sector aeroespacial”.
“De esta inversión se benefician sobre todo los pacientes, porque buena parte se dedica a poner en marcha ensayos clínicos, lo que supone que miles de personas en España estén accediendo de manera temprana a los tratamientos del futuro, a ese nuevo medicamento, esa nueva terapia innovadora para su enfermedad, que, si todo va bien, verá la luz cuatro o cinco años más tarde. Y esto, para muchos pacientes de enfermedades graves supone una oportunidad única para curar su enfermedad”, sostiene Yermo.
Esta apuesta por la investigación clínica también permite que cada vez más hospitales españoles puedan participar en ensayos con nuevos medicamentos, lo que “contribuye a que nuestros profesionales sanitarios estén a la vanguardia del conocimiento científico y a mejorar la calidad de la prestación de nuestro sistema sanitario”, añade el director general de Farmaindustria.
Importancia de la colaboración
La industria farmacéutica destinó casi la mitad de la inversión en España, 633 millones de euros, a contratos de investigación con hospitales, universidades y centros públicos y privados (lo que la encuesta llama ‘inversión extramuros’). Esta aportación significa una contribución clave para garantizar la sostenibilidad financiera de estos centros, aumentar la cualificación de sus investigadores y facilitar el acceso de los pacientes involucrados en ensayos clínicos a los tratamientos más punteros.
La magnitud de esta aportación ha sido refrendada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su estadística sobre actividades de I+D, que sitúa a la industria farmacéutica como el primer sector de la economía española por sus inversiones extramuros, que suponen aproximadamente un tercio del total de todo el sector industrial.
En cuanto a la ‘inversión intramuros’, la ejecutada en los centros de investigación de las propias compañías, alcanzó los 762 millones de euros, representando el 55 por ciento del total de la inversión en I+D.
Según la encuesta, todas las comunidades autónomas captaron inversiones en I+D por parte de la industria farmacéutica innovadora, aunque Madrid (30,4 por ciento) y Cataluña (26,7 por ciento) acaparan más de la mitad de la inversión total en España.
“Necesitamos más centros para hacer investigación clínica, puesto que el 57 por ciento de los ensayos se concentran en dos autonomías”, asegura Yermo, añadiendo que pandemia ha sido clave en este aspecto, porque “demostró que con la digitalización se puede lograr esa necesaria descentralización y que cada vez más pacientes tengan cerca la posibilidad de participar en un ensayo clínico”.
“Esto conllevará una mayor equidad en todo el territorio y que las oportunidades no dependan del código postal”, señala el director general de Farmaindustria.

Crecimiento del empleo
Finalmente, entre los datos que arroja la encuesta destaca el crecimiento constante del empleo directo en las compañías dentro de los departamentos investigadores, que ya se sitúa en 5.498 personas, la cifra más alta registrada.
Este empleo, además de igualitario, el 67 por ciento de los profesionales que trabajan en los departamentos de I+D son mujeres, es altamente cualificado: en 2022 se ha superado por primera vez el 90 por ciento de titulados universitarios en esta área. La cualificación de la plantilla investigadora de la industria farmacéutica es uno de sus rasgos más característicos. En los últimos diez años ha aumentado en casi nueve puntos su peso sobre el total de personal en investigación.
Yermo propone revisar los actuales mecanismos de apoyo a la innovación farmacéutica y de colaboración público-privada y fomentar la digitalización del sector, así como disminuir la diferencia existente con respecto a los principales países europeos en cuanto a disponibilidad de nuevos tratamientos y los tiempos de espera de los pacientes para acceder a ellos.
De este modo, “seremos capaces de mejorar nuestro ecosistema de innovación y potenciar sinergias entre la investigación pública nacional y la industria farmacéutica”, concluye Yermo.
Expectativas poblacionales
A nivel estatal, y según Blázquez, la industria farmacéutica innovadora es “un sector muy atractivo para los inversores a pesar del riesgo que supone desarrollar un medicamento”.
Esto es así por muchos motivos, aclara Blázquez a EDS. Entre otras razones se encuentran “las elevadas expectativas de la población relativas a su salud, la mejora de los servicios de salud y el avance del conocimiento científico hacen posible abordar enfermedades con mayor precisión y garantía de éxito que hace unos años”.
“Y sin duda otro factor relevante es la robustez de los sistemas públicos de salud, con sus diferencias y matices, especialmente en Europa que hacen posible la incorporación de los nuevos medicamentos y su amplia captación por toda la población”, señala Blázquez, quien añade que, partiendo es una base tan amplia, “no es posible esperar cifras de crecimiento comparables a las de otras regiones del mundo donde el acceso más o menos generalizado a los nuevos tratamientos solo está esperando”.
En todo caso, explica el responsable del departamento de medicamentos de uso humano de la AEMPS, interesa que esa importante inversión y esfuerzo colectivo entre ciencia y empresa “responda a las necesidades reales de los pacientes”.
“Es necesario introducir medidas que estimulen la dirección de las inversiones a las necesidades médicas no cubiertas y las áreas hasta ahora olvidadas o desatendidas. Para ello, es necesario, entre otras cosas, alinear las políticas de fomento y apoyo a la investigación con el desarrollo industrial y hacer uso de incentivos”, concluye Bázquez.