Science technology concept. Scientific examination. Scientist.

La investigación y desarrollo de fármacos ha sido decisivo para millones de pacientes a nivel global durante las últimas décadas. En concreto, 2020 y la aparición de una enfermedad desconocida que viró a pandemia, puso de manifiesto la necesidad de apostar por la I+D de manera constante; de esta manera, la ciencia podrá ofrecer respuestas rápidas ante emergencias inesperadas.

Aunque 2020 haya sido un punto de inflexión para lograr que la investigación ocupe un papel más relevante, la I+D nunca ha parado. Prueba de ello es la mejora de las cifras en enfermedades como el cáncer; se ha logrado transformar el pronóstico en muchos de los tumores para los que hasta hace unos años apenas había alternativas terapéuticas. También han experimentado un gran avance enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple, en la que las dos últimas décadas de investigación han sido cruciales. La lucha contra las enfermedades infecciosas ha registrado igualmente un avance sustancial, consiguiendo erradicar algunas de ellas y controlando muchas otras; en este apartado se ubicaría la COVID-19, para la que en tiempo récord se han investigado numerosas vacunas y tratamientos farmacológicos.

La lista es infinita. Pero más allá de hacer un balance retrospectivo hay muestras de que la investigación avanza sin parar; una de ellas, el informe que elaborado por Iqvia sobre las sustancias activas que aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) durante el año 2020.

Informe 2020

En concreto, la entidad ha dado luz verde a 55 nuevas sustancias activas. Esto supone un 80 por ciento más de aprobaciones que en el ejercicio 2019; además, cabe destacar que entre las aprobaciones de 2020 se incluyen siete designaciones huérfanas y 12 autorizaciones de uso condicional.

Las especialidades que incorporan más fármacos a su pipeline son las enfermedades infecciosas, la inmunología y la hematología.

En cuanto a las enfermedades infecciosas, el SARS-CoV-2 ha copado buena parte de la actividad investigadora; sin embargo, también han salido adelante otros avances de gran importancia. Entre ellos, la aprobación de tres vacunas contra el ébola, una para el cólera y otra para la meningitis meningocócica.

Dentro del informe, además de los datos sobre autorizaciones o extensiones en indicaciones, se alude a un tema relevante: la importancia del acceso a la innovación. Si un tratamiento con potencial sobre una enfermedad se queda en un cajón, no sirve para nada. Por este motivo, desde la consultora exponen algunas de las medidas que podrían contribuir a mejorar este aspecto. El fin es agilizar el acceso a nuevos tratamientos y logrando así que estas innovaciones estén disponibles cuanto antes para los pacientes.

Aumento de ensayos clínicos

Aparte de los nuevos fármacos que ya están disponibles, desde Iqvia destacan que también ha sido un buen año para los ensayos clínicos. La cifra sigue aumentando, lo que consolida la tendencia ascendente de los últimos cinco años. Al desglosar estos estudios por especialidades, la oncología vuelve a ser la que más despunta. Entre las áreas que más ensayos han impulsado también están las enfermedades infecciosas, la neurología, la hematología y las enfermedades respiratorias.

Sin embargo, si se excluyen aquellos ensayos relacionados con la COVID-19, los datos no serían positivos. En concreto, la actividad de estudios en otras áreas se ha visto reducida en alrededor del 15 por ciento.,Es preciso recordar que los datos que recoge el informe solo abarcan hasta finales de septiembre de 2020.

Poniendo el foco en la oncología, por la relevancia que acumula, cabe analizar los estudios en función de la Fase en que se encuentran. Actualmente, del total de estudios en esta área, el 39 por ciento están en Fase 1 y el 43 por ciento en Fase 2; de esto se deduce, que en los próximos cinco años se producirá una explosión de innovación. También, que esta suponga cambios significativos para un gran número de pacientes. Algunas de las en las que se tienen puestas más esperanzas son las relativas a terapias dirigidas, CAR-T o vacunas de ARN mensajero.

Volviendo al plano general, al analizar los datos por territorios, no se han observado grandes cambios respecto a ejercicios anteriores. Así, Estados Unidos sigue liderando la carrera, con un 31 por ciento del total de ensayos clínicos impulsados; le sigue Europa con un 25 por ciento y Asia con un 24 por ciento.

Potencial de las terapias en investigación

Una de las grandes luchas en investigación de las últimas décadas es dar respuesta a necesidades clínicas no cubiertas. En esta línea, hay determinadas enfermedades infecciosas y neurológicas en las que, por su complejidad, este avance ha sido menos visible hasta el momento en que nos encontramos.

Neurología:

Una de las enfermedades en la que menos progreso se ha materializado hasta la fecha es el Alzheimer. Para poner esta situación en perspectiva, en base a datos de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Navarra, este tipo de demencia afecta a algo más del 5 por ciento de población europea. También es preciso destacar que el Alzheimer representa más del 50 por ciento de todos los casos de demencia diagnosticados. Ahora, con los ensayos en marcha basados en técnicas tan novedosas como los fármacos senolíticos, se podrían ofrecer nuevas opciones a estos pacientes. El mecanismo de acción de estos medicamentos se basa en inducir la muerte de las células senescentes; estas son las responsables del envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad. Aunque los ensayos en humanos con estas terapias son todavía preliminares, los resultados que han mostrado son alentadores.


También en neurología, destaca la investigación en terapias de remielinización en esclerosis múltiple. Estas actuaciones se dirigen a que el paciente vuelva a generar mielina; parece que esto podría lograr que las personas con esta enfermedad mejorasen el deterioro adquirido y pudiesen recuperar determinadas funcionalidades. Aunque en Europa estas terapias están todavía en investigación, en Estados Unidos ya se han aprobado para determinadas indicaciones. También también se está trabajando para averiguar su potencial real en términos de remielinización en pacientes que padecen esclerosis múltiple.

Asimismo, se está investigando la posible utilidad de los trasplantes de células madre para pacientes con algún tipo de esclerosis múltiple. En la actualidad existen ensayos que apuntan a que infundir células madre mesenquimales obtenidas del cordón umbilical revertiría algunos daños causados por esta afección. También se está observando si esta técnica tuviera potencial en el tratamiento del Alzheimer.

Enfermedades infecciosas:

Si hay un área que ha aglutinado la mayor parte de la innovación este año ha sido la de las enfermedades infecciosas. Compañías e instituciones se han volcado en lograr vacunas y tratamientos contra la COVID-19. Pero el trabajo no empieza ni acaba aquí. La comunidad investigadora lleva años tratando de encontrar antídotos o fármacos que contribuyan a controlar algunas de las enfermedades infecciosas más extendidas.

Ejemplo de ello son los estudios actuales que se han impulsado para investigar nuevas alternativas contra la Hepatitis B o el VIH. En este sentido, aunque la mayoría de los fármacos antirretrovirales, tales como se usan para controlar el VIH o la Hepatitis C, no inducen la curación completa de la enfermedad, si que logran evitar la replicación viral. Esto ocurre sobre todo al administrarse en las etapas más tempranas; también repercute en que los pacientes tengan una calidad de vida muy similar al resto de la población.

Por supuesto, si hay que hablar de una enfermedad infecciosa que ha copado todas las miradas de la comunidad investigadora es la COVID-19. Ejemplo de ello es el gran número de investigaciones emprendidas para conocer más al detalle esta enfermedad, buscando nuevos fármacos o buscando utilidad de los ya existentes para hacer frente a esta enfermedad infecciosa que tantos daños ha causado a nivel mundial.

Oncología y Hematología:

Las terapias genéticas y dirigidas son las que mayor avance han logrado durante los últimos años. En base a las características específicas de cada caso se ha demostrado que se puede lograr una intervención más eficaz y con menos efectos adversos.

Prueba de ello es el buen resultado que han reflejado las inmunoterapias dirigidas a inhibidores como el PD-1 o el PD-L1. Ahora también se está trabajando en la búsqueda de nuevos biomarcadores y el uso de tecnologías como la CRISPR con el fin de atacar a nuevas dianas terapéuticas que consigan intervenciones eficaces para un mayor número de pacientes.

En oncología también destaca el uso de PROTAC, una sustancia farmacológica cuya misión es la degradación de proteínas. El mecanismo de acción de estos fármacos de nueva generación se basa en identificar aquellas proteínas involucradas en el crecimiento tumoral para adherirse a ellas y destruirlas. Así, se evitaría su reactivación y por tanto se detendría la progresión del tumor. El principal problema de estas terapias es que, a pesar de lo prometedoras que parecen, los estudios están todavía en Fase I, por lo que habrá que esperar un tiempo para poder ver su aplicación en la práctica clínica.

Respiratorio:

En el caso de la EPOC, las líneas de investigación más novedosas se dirigen hacia las terapias de exosomas. En el informe de Iqvia se explica que los exosomas son nano-vesículas liberadas por casi todas las células del cuerpo que pueden ser utilizadas tanto en términos de diagnóstico como terapéuticos. Los exosomas derivados de células madre mesenquimales tendrían la posibilidad de reconstruir algunos de los daños producidos, en este caso, por la EPOC. Sin embargo, todavía no existe ninguna terapia aprobada al respecto, y en estos momentos se está trabajando para comprobar que estos fármacos cumplen todos los criterios de eficacia y seguridad

Salud digital:

Aunque no sea una especialidad médica en sí misma, en el corto/medio plazo se espera que haya un gran crecimiento en esta materia, con la que se consiga tener repercusión en diferentes enfermedades. Esto será posible, en primera instancia, gracias al crecimiento de los wearables; actualmente ya se usan en diversas afecciones para controlar cómo evolucionan los parámetros a controlar y se espera que paulatinamente su uso se extienda para que puedan beneficiarse pacientes de diferentes patologías.

Asimismo, se prevé avanzar en el manejo en remoto de los pacientes, evitándoles visitas innecesarias, lo que también será posible gracias a, como se citaba en líneas anteriores, el uso de dispositivos que permitan monitorizar la salud de los pacientes. Este tipo de dispositivos ya se utilizan en la actualidad para pacientes de enfermedades cardiovasculares, y es en este tipo de enfermedades en las que se ha observado un mayor potencial hasta el momento.

Por último, desde Iqvia aluden al uso de la realidad virtual para el manejo del dolor como una de las técnicas que más podría expandirse durante los últimos años.

Terapias de microbioma:

Contar con un intestino sano repercute en el control de una amplia variedad de patologías. Este es uno de los hallazgos sobre el que se están poniendo más focos en los últimos años; la industria farmacéutica tiene abiertas diferentes vías de investigación en esta materia, tanto en términos de diagnóstico como de tratamiento. A pesar de que muchas de estas líneas están en fases muy preliminares, la ciencia ha mostrado un amplio interés por las mismas. Ya se trabaja en las aplicaciones que puede tener en diferentes especialidades.

Las líneas de investigación abiertas son muy variopintas. Se está observando si pueden ser de utilidad como factor predictivo o herramienta complementaria para el diagnóstico de algunos tipos de cáncer; también cómo la manera en que se va configurando nuestro microbioma en las etapas de crecimiento puede afectar a cómo se comporta nuestro sistema inmunológico.

Importancia del acceso a la innovación

La ciencia avanza y entidades y compañías avanzan por diferentes sendas. Pero si la innovación no llega a los pacientes, no se puede demostrar su utilidad. Igual de importante que los esfuerzos en I+D que realizan tanto compañías privadas como entidades públicas, es asegurar que los frutos de este proceso se aplican en la vida real.

Desde el año 2000, donde predominaban los fármacos puramente químicos, hasta las nuevas oleadas de innovación marcadas por otro tipo de tratamientos como los medicamentos biológicos y más adelante las terapias génicas y celulares, se ha observado un gran avance en numerosas patologías. Se podría decir que la evolución de las terapias farmacológicas ha evolucionado de encontrar un tratamiento que pudiese ayudar a grandes grupos de personas a individualizarlo cada vez más de tal manera que aumente el beneficio y se reduzcan los posibles efectos adversos derivados de su administración.

En este contexto cabe destacar que el hecho de que existan terapias que, aunque aporten más beneficio a aquellos pacientes a los que se dirigen, puedan aplicarse a un menor número de personas, puede suponer un obstáculo a la hora de hacer que esté disponible para los pacientes. No obstante, esto no ha sido óbice para que tanto desde la investigación como la práctica clínica se apueste cada vez más por tratamientos de esta tipología; el motivo, que los beneficios que reportan sobre los pacientes a los que se dirigen, repercuten en una mayor sostenibilidad de los sistemas sanitarios a largo plazo.

Diferencias entre especialidades

Asimismo, hay especialidades y enfermedades concretas que se han beneficiado de este tipo de innovaciones en mayor medida. Por ejemplo, la llegada de los antirretrovirales ha sido imprescindible ben la actuación sobre enfermedades como el VIH, que llegaron a afectar a un alto porcentaje de la población, sobre todo alrededor de la década de los años 80. Este caso es muy llamativo puesto que, aplicando estos fármacos a los pacientes, se han logrado tasas de control de la enfermedad cercanas al 95 por ciento.

Volviendo a un plano más general, desde Iqvia apuntan a que la mejora del acceso a la innovación repercutiría en otros aspectos como la evaluación o mejora de infraestructuras de datos. Precisan que, al contar con más estudios, más productos y por tanto con más datos, se ofrecerán más herramientas a los proveedores; estas serán de utilidad para seguir agilizando el acceso e ir solventando los desafíos pendientes.

Medidas para mejorar el acceso

Desde la consultora proponen determinadas ideas que podrían contribuir a ofrecer un acceso temprano a la innovación.

Una de ellas, actualizar los procedimientos regulatorios adaptándolos a las características de los productos innovadores que vayan surgiendo; de esta manera las compañías podrán asegurarse de que envían la información necesaria tanto para las evaluaciones que lleva a cabo la Agencia Europea del Medicamento como para HTA (Evaluación de Tecnologías Sanitarias). En esta línea otra de las propuestas pasa por reconocer el valor social y económico de la innovación a largo plazo, y que esta variable se incorpore a las evaluaciones.

Otro de los puntos que se sugiere es mejorar la generación de Real World Evidence con el objetivo de ofrecer información que aporte certeza a los pagadores. En el plano de la financiación, se alude a apostar por modelos innovadores que permitan revisar la evolución de los tratamientos, por ejemplo, año a año, de tal manera que se dé más confianza a las compañías y los pagadores puedan organizarse en torno a sus presupuestos anuales.

Asimismo, se insta a optimizar el abordaje de determinadas patologías; de esta manera se aseguraría que, más allá del acceso a la innovación, se garantice que se incorpora al tratamiento de aquellos pacientes que se puedan beneficiar de la misma. Siguiendo este hilo, aluden a los numerosos beneficios que puede reportar a los pacientes y a la disminución de riesgos en los mismos. Dentro de este punto, es importante la unión de todos los agentes implicados remando en una misma dirección, que es la de trabajar juntos para diseñar estrategias beneficiosas que repercutan en un progreso para las personas que puedan beneficiarse de estas innovaciones.

Alianzas estratégicas

En cuanto a las alianzas estratégicas, desde Iqvia apuntan a la necesidad de establecer acuerdos relativos a la ciencia de datos y las nuevas tecnologías. Consideran que, de esta manera, se podrán hallar nuevas vías y acuerdos innovadores que tengan un impacto positivo en los pacientes. Por otra parte, instan a mejorar las colaboraciones desde las etapas más tempranas de la investigación, lo que pretenden que ayude a garantizar que se materializa todo el potencial de la investigación. Aquí, apuntan al Horizon Scanning como herramienta útil para definir aquellos proyectos que puedan ser más viables desde un prisma de coste-efectividad.