La mejora de salud derivada de los medicamentos tiene un impacto sobre el crecimiento económico. En concreto, cada euro invertido en medicamentos dispensados en farmacia comunitaria genera 3,9 euros de valor añadido en la economía. Así se desprende del documento ‘Contribución socioeconómica de los medicamentos y de la industria farmacéutica en España’, elaborado por Farmaindustria y la consultora Afi.

“El documento es muy relevante porque indica el valor que tienen los medicamentos innovadores sobre la sociedad española”, afirmó Fina Lladós, presidenta de Farmaindustria, durante la presentación del informe. “A través de los datos se ve cómo el medicamento es una inversión con un enorme retorno social y económico”, añadió. En 2022, el gasto público en medicamentos derivó en un ahorro de cerca de 14.200 millones de euros en otras partidas presupuestarias: 7.500 millones en pensiones, 4.000 en bajas por enfermedad y 2.700 en gasto hospitalario gracias a la reducción de la duración media de hospitalización.

Los medicamentos hospitalarios, en especial los innovadores, son claves en la reducción de de la presión asistencial y el acortamiento de las estancias hospitalarias, con el consiguiente ahorro presupuestario. El documento recoge que un euro de gasto público en medicamentos de farmacia hospitalaria incrementa la esperanza de vida en buena salud en 5,3 días. Además de ello, Javier Serrano, doctor en Economía y consultor de Afi, explicó que “existe una relación entre retrasar un año la edad de jubilación y el ahorro que esto supone para el sistema de pensiones”. Por cada euro de gasto público en medicamentos dispensados en farmacia comunitaria, el sistema se ahorra 0,4 euros en pensiones de jubilación. En el caso de los medicamentos hospitalarios, por cada euro invertido en medicamentos, se ahorran 0,27 en pensiones de jubilación.

Otro de los datos que se desprende del documento es que el peor estado de salud propicia que tan solo el 9% de los mayores de 65 continúe activo en España. “Los medicamentos tienen la capacidad de mejorar el estado de salud de los trabajadores de más edad, lo que en última instancia les permite alargar su tiempo de actividad en el mercado laboral”, recoge el informe. En concreto, en los últimos años se ha observado un incremento en el número y la duración de las bajas por enfermedad en España, duplicándose desde 2014. En este ámbito, los medicamentos también tienen potencial para reducir el absentismo laboral.

Según las estimaciones de Afi, un incremento de un euro en el gasto público per cápita en medicamentos en farmacia comunitaria está asociado a una reducción de 18.000 bajas por enfermedad cada año en España. Por cada euro adicional de gasto publico per cápita en medicamentos en farmacia comunitaria, el gasto público en prestaciones por enfermedad se reduciría en 0,31 euros por persona en promedio anual. Por otro lado, los medicamentos permiten a las personas trabajar durante más tiempo, bien alargando su vida laboral o bien enfermando menos.

“Se ha estimado que cada euro de gasto público en medicamentos en farmacia comunitaria contribuye a aumentar en 10,75 minutos el tiempo de trabajo efectivo al año”, añadió Serrano. “La mejora del estado de salud de la población resulta crucial en un contexto de progresivo envejecimiento demográfico. A pesar de ser los europeos más longevos, la esperanza de vida en buena salud de los españoles es inferior al promedio comunitario”, especifica el documento. Esta situación se refleja en una creciente demanda asistencial, lo que tiende a impulsar el gasto sanitario público, que en 2022 superó los 93.000 millones de euros.

Contribución del sector a la economía española

El informe también subraya la contribución de la industria farmacéutica a la economía española. Suiza se alza como el país líder dentro de Europa en el sector farmacéutico, con una cuota del 18% dentro de la producción continental. Tras Suiza, destacan Bélgica, Alemania e Italia. España, por su parte, es el octavo país europeo que más medicamentos produce (cuota del 5,4%) y el cuarto con más empleos industriales farmacéuticos (6% del total continental). Dos de las diez regiones con más empleo en la industria farmacéutica europea se encuentran en España. Cataluña y Madrid concentran el 81% de la producción; el 93% de las exportaciones; el 69% de la inversión en I+D y el 71% de los empleos en la industria farmacéutica española. El documento también muestra que el sector farmacéutico es la segunda actividad más productiva de toda la industria manufacturera: cada trabajador genera un valor añadido de 175.000 euros al año, más del doble que el trabajador manufacturero promedio; y que España es uno de los países europeos más dependientes del sector farmacéutico en su oferta industrial de alta tecnología.

“España es el octavo país europeo que más medicamentos produce y el cuarto con más empleo de la industria farmacéutica europea”

La estructura empresarial del sector en España, formada por alrededor de 350 compañías activas en 2022, presenta una gran heterogeneidad. Por un lado, apenas un 18% de compañías pueden considerarse grandes (de más de 250 trabajadores), pero estas concentran el 68% de las ventas, emplean al 83% de los trabajadores; generan el 88% del valor añadido y obtienen el 90% de los beneficios empresariales del sector. Esta elevada concentración de la actividad farmacéutica española en un reducido colectivo de compañías contribuye a comprender las buenas cifras agregadas de rendimiento del sector presentadas también en el informe. No obstante, el 82% de las compañías del sector se categorizan como pymes, “un colectivo que afronta una realidad radicalmente distinta a la de sus competidores de mayor tamaño, a pesar de operar en la misma rama de actividad”.

“España cuenta con 370 compañías farmacéuticas, que en 2023 facturaron casi 25.500 millones”

Así, en promedio, cada pyme farmacéutica española facturó 24 millones de euros en 2022, una décima parte que sus rivales de mayor tamaño y contó en promedio con 30 trabajadores en plantilla, veinte veces menos que las grandes compañías del sector. “Su situación diferencial no solo responde a su tamaño, sino que también se refleja en sus ratios económicas: en promedio, cada pyme del sector obtuvo un margen EBE sobre facturación del 4,3%”, recoge el documento.

Actualmente, España cuenta con 370 compañías farmacéuticas, que, en su conjunto, facturaron cerca de 25.500 millones de euros durante el año 2023 (INE). El valor de sus compras ascendió a 14.600 millones de euros, por lo que el sector aportó directamente al PIB unos 10.900 millones de euros de valor añadido. Pero, la contribución económica excede de su impacto directo. Por tanto, el correcto desarrollo de los procesos de fabricación de medicamentos requiere de la colaboración de los laboratorios con una gran variedad de proveedores, incluyendo fabricantes de principios activos, excipientes, y otros productos químicos como disolventes o catalizadores. Además, la comercialización de medicamentos también implica su envasado, empaquetado y etiquetado, para lo que se necesitan blísteres de aluminio, prospectos de papel o envases de cartón, entre otros muchos productos.

“La industria farmacéutica aportó directamente al PIB unos 10.900 millones de valor añadido”

Más allá de los requerimientos en los procesos de fabricación de medicamentos, “el correcto funcionamiento de las plantas industriales exige del pago de servicios inmobiliarios (construcción, alquiler, arquitectura), energéticos (luz, agua, etc.), y otros servicios empresariales, desde aquellos más específicos (como ingenierías, auditorias, certificaciones) hasta aquellos más generalistas (vigilancia, limpieza, mantenimiento)”, precisa.

Por lo tanto, la actividad de las compañías farmacéuticas que operan en España también genera un impacto indirecto sobre la economía, a través de sus compras a los proveedores a lo largo de la cadena de valor del medicamento. En este contexto, los resultados de una estimación InputOutput de Afi apuntan a que el efecto indirecto que la industria farmacéutica genera sobre su cadena de valor ascendió en 2023 a cerca de 8.900 millones de euros de valor añadido. “En otras palabras, estas compañías terceras generaron 8.900 millones de euros de valor añadido gracias a los pedidos y servicios solicitados por las mismas”, recoge.

Posición de Europa

La Unión Europea es una de las regiones más abiertas del mundo. Representa el 16% del PIB global y es responsable del 38% de las exportaciones de servicios y del 29% de las exportaciones de bienes. No obstante, la pandemia de la COVID-19, el shock energético mundial o las tensiones en las cadenas de valor globales han puesto de manifiesto las carencias y vulnerabilidades de la industria europea.
La Autonomía Estratégica Abierta busca reforzar las cadenas de suministro en las que participan las compañías europeas e incrementar las capacidades de producción industrial dentro del continente. Europa se posiciona como el segundo centro industrial farmacéutico global, por delante de EEUU y solo por detrás de China. “Seis de las diez compañías farmacéuticas más grandes tienen su matriz localizada en un país europeo”, especifica.

Seis de las diez compañías con mayor volumen de facturación tienen su matriz en Europa”

“El refuerzo de las capacidades industriales a escala de la UE es esencial, ya que Europa se sitúa como un polo competitivo desde el punto de vista industrial a nivel mundial”, pronunció Diego Vizcaíno, socio director de Economía Aplicada en Afi. En la actualidad, la UE está trabajando para ayudar a sus compañías a diversificar sus proveedores, mediante la negociación de nuevos acuerdos comerciales o mejorando los ya existentes, con el objetivo de diversificar los proveedores externos y garantizar un suministro estable de insumos críticos. Paralelamente, busca proteger a sus compañías de la competencia desleal externa mediante el desarrollo de nuevas regulaciones y estándares para la venta en el Mercado Único. Esto incluye medidas para asegurar que las compañías europeas puedan competir en igualdad de condiciones, tanto en los mercados físicos como digitales.

En lo que respecta a las políticas internas, las autoridades de la UE han revitalizado la Política Industrial, “una estrategia que anteriormente se consideraba inadecuada por su potencial para alterar el funcionamiento natural de los mercados”. Sin embargo, los recientes acontecimientos globales han llevado a un cambio de paradigma, buscando mantener la generación de valor añadido y la creación de empleo dentro de la UE. Como parte de estas acciones internas, se ha producido un notable aumento en la ayuda estatal y la financiación pública para los programas industriales con fuerte potencial tractor al resto de la economía. “Este cambio se interpreta como un esfuerzo de la UE para proteger y promover la actividad industrial europea y asegurar la autonomía energética. En esta línea se enmarca el informe impulsado por el antiguo presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que reclama un aumento de la inversión y de la colaboración público-privada en el seno de la Unión Europea con el objetivo de recuperar el terreno perdido frente a EEUU y China en materia industrial, de productividad y de innovación”, indica el documento.

Ejemplo de fortaleza

Por último, el documento sitúa a la industria farmacéutica europea como un ejemplo de fortaleza y apertura, ya que en 2020 asumió la responsabilidad de diseñar y producir un fármaco capaz de hacer frente al nuevo virus de la COVID-19, “logrando este objetivo en un tiempo récord”. A continuación, argumenta que a finales de 2020, menos de un año después de los confinamientos, los europeos ya comenzaron a recibir las primeras vacunas contra la COVID-19, que fueron manufacturadas en fábricas europeas. “Se dio la paradoja de que las capacidades de producción de vacunas en muchos momentos excedieron la capacidad de las administraciones de organizar los procesos de vacunación de la población, tal y como pone de manifiesto el hecho de que las dosis producidas superaron a las dosis administradas durante los años 2021 y 2022”, advierte.

Por tanto, expresa que “esto no solo resultó positivo para los ciudadanos europeos, sino que también benefició a la población de terceros países, que recibieron millones de dosis de las vacunas, convirtiendo a Europa en líder global en materia de exportación de vacunas y protección de la salud”. Por otro lado, especifica que seis de las diez compañías farmacéuticas con mayor volumen de facturación tienen su matriz localizada en un país europeo, siendo las cuatro restantes estadounidenses, según un informe de Evaluate Pharma. Asimismo, cuatro de los diez productos farmacéuticos más demandados a nivel global son producidos por compañías europeas.

A continuación, señala que la fortaleza industrial europea es compatible con un importante grado de apertura exterior. En efecto, la elevada propensión exportadora exhibida con las vacunas de la COVID-19 se reproduce en el resto de los productos farmacéuticos manufacturados en Europa. En concreto, en 2022, el 51% de la producción europea de productos farmacéuticos se vendió fuera del continente. Este importante volumen de exportaciones convierte a Europa en el líder mundial en cuanto a comercio de productos farmacéuticos, con una cuota global del 63%.