Las intervenciones de autocuidado cada vez adquieren enfoques más prometedores e interesantes para mejorar la salud y el bienestar desde el punto de vista de los sistemas de salud y de las personas que hacen uso de ellas en todo el mundo. De hecho, desde la Organización Mundial de la Salud indican que gracias estas intervenciones de autocuidado, estamos más cerca de hacer realidad la cobertura sanitaria universal, de una mayor sostenibilidad de los sistemas sanitarios y de aumentar las opciones y la autonomía de los usuarios en el control de su propia salud.

A este respecto la OMS indica que, aunque los riesgos y beneficios del autocuidado pueden variar entre los distintos entornos y las distintas poblaciones, se puede y se debe promover la participación activa de las personas en su propia salud siempre que exista una normativa y un entorno propicio y seguro.

Los datos del organismo son claros: en 2030 habrá una carencia de aproximadamente 18 millones de profesionales de la salud en todo el mundo. En la actualidad, el número de personas que necesitan asistencia humanitaria asciende a una cifra récord de 130 millones. Además, las pandemias, tales como la COVID-19, representan una amenaza mundial.

Incluso yendo un poco más a lo hondo, unos 400 millones de personas en todo el planeta carecen de acceso a los servicios de salud más esenciales y, cada año, unos 100 millones de personas se ven sumidos en la pobreza por los gastos que implica costearse la atención de salud. Por ello, desde la OMS apuntan que es necesario encontrar urgentemente estrategias innovadoras que vayan más allá de las respuestas convencionales del sector de la salud.

En respuesta a todas estas cifras, desde el organismo han presentado un documento con una actualización de las directrices sobre intervenciones de autocuidado para la salud y el bienestar, donde recomiendan que estas se utilicen en todos los países y entornos económicos como elementos críticos para lograr la cobertura sanitaria universal (CSU), promover la salud, preservar la seguridad mundial y servir a las poblaciones vulnerables.

Según explican los objetivos principales de estas directrices son brindar recomendaciones basadas en evidencias científicas sobre intervenciones de autocuidado claves para la salud pública, brindar declaraciones de buenas prácticas sobre cuestiones programáticas, operacionales y de prestación de servicios clave y aportar consideraciones clave sobre temas para orientar futuros procesos de investigación.

Intervenciones de autocuidado

Las intervenciones de autocuidado son herramientas que apoyan la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades y hacer frente a estas con o sin el apoyo de un profesional de la salud.

Entre ellas se incluyen medicamentos, dispositivos, pruebas de diagnóstico o intervenciones digitales de alta calidad y basadas en datos científicos que se pueden brindar de manera parcial o total fuera de los servicios de atención de salud formales y que pueden utilizarse con o sin el apoyo de un profesional de la salud.

Desde la OMS denotan que son posibles unos mejores resultados asociados a las intervenciones de autocuidado. En concreto, señalan que se puede conseguir una mayor cobertura y acceso, reducir las desigualdades de salud y por tanto alcanzar también una mayor equidad, mejorar la calidad de los servicios y obtener mejores resultados en materia de salud, derechos humanos y sociales. Asimismo, también indican que los buenos resultados vendrían de la mano de una reducción de costes y de una utilización más eficiente de los recursos y servicios de salud.

El documento que presentó la organización hace unos meses, es un resumen ejecutivo donde se han actualizado las intervenciones de autocuidado para que todos los países las tomen como guía y sigan las recomendaciones. Con todo ello, pretende que los gobiernos examinen y cuando sea necesario, revisen sus leyes, políticas y reglamentaciones para garantizar que se disponga ampliamente de intervenciones de autocuidado de alta calidad.

Precisamente esta misma idea se puso de manifiesto en el 58 Encuentro Anual Europeo de la Industria de Autocuidado celebrado en Madrid el pasado mes de junio, donde expertos recalcaron la importancia de abordar los nuevos paradigmas en el ámbito de la salud que requieren de una actualización de los marcos regulatorios, en el caso del sector de autocuidado, con respecto a los medicamentos y productos de autocuidado de la salud.

Actualización de la OMS

La mejora de los servicios prenatales durante el parto y posnatales es la primera intervención que propone el documento con el objetivo de reducir el número de cesáreas no necesarias y síntomas en el embarazo como náuseas, vómitos, pirosis, lumbalgias o dolores pélvicos.

En este sentido señalan que la educación en salud para las mujeres es un componente esencial de la atención prenatal por lo que recomiendan intervenciones educativas, que se brinden talleres de capacitación sobre el parto y que exista un programa sobre relajación impartido por enfermeras cuyo contenido contemple debates en grupo sobre la ansiedad y temas relacionados con el estrés durante el embarazo. Asimismo, recomiendan practicar ejercicio regularmente durante todo el embarazo para evitar lumbalgias y dolores, que esté disponible la autoadministración de suplementos de ácido fólico y de hierro como alternativa a la provisión de estos suplementos por parte de un profesional de la salud para las mujeres que estén planificando el embarazo en los próximos tres meses, que ya estén embarazadas o que se encuentren en el periodo posnatal.

“No se recomienda el uso de analgésicos para evitar la prolongación del primer período del trabajo de parto ni para reducir la estimulación de las contracciones” recalcan en el documento.

Como nueva consideración, se incluye que, en el caso de las mujeres embarazadas con hipertensión sin proteinuria, es posible que el autoanálisis de la orina en casa brinde algunos beneficios en comparación con la atención hospitalaria para determinar si existe proteinuria, “pero es preciso que los clínicos encuentren un equilibrio entre esta medida y la carga adicional que supondría para la persona”.

Por otro lado, como novedad la OMS también sugiere que esté disponible el automonitoreo de la glucemia durante el embarazo para las personas con diagnóstico de diabetes gestacional como alternativa al seguimiento de la glucemia por parte de un profesional de la salud.

Otra de las nuevas recomendaciones en cuanto a la mejora de servicios prenatales es la disposición de pruebas de embarazo autoadministradas como alternativa a la prueba realizada por un profesional de la salud para las personas que las soliciten. Asimismo, como novedad recomienda que estén disponibles pastillas anticonceptivas de urgencia sin prescripción médica para las personas que deseen utilizar estos métodos.

La eliminación de los abortos peligrosos es la segunda intervención que fija el texto. Aquí, la OMS sugiere la autoevaluación del cumplimiento de los criterios de idoneidad para el aborto médico en el contexto de una investigación rigurosa. Así como aplicar tratamiento con mifepristona y misoprostol sin supervisión directa de un profesional de la salud en circunstancias específicas. “Se recomienda esta opción cuando las mujeres pueden acceder a una fuente de información precisa y a un profesional de la salud si lo necesitaran o desearan en cualquier etapa del proceso.”

Además, indican que, en circunstancias específicas, se recomienda la autoevaluación para verificar la finalización del proceso de aborto mediante pruebas de embarazo y listas de verificación.

La Organización Mundial de la Salud también pone el foco en la lucha contra las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, las infecciones del aparato reproductor, el cáncer cervicouterino y otras enfermedades ginecológicas. En este sentido, incluye como nueva consideración el acceso en las farmacias a la profilaxis anterior a la exposición (PeEP) para la prevención del VIH.

Así, señalan que “es indispensable que exista disponibilidad y acceso equitativo a la PrEP, además de que se brinde información sobre su uso para garantizar una mayor aceptación”.

Igualmente, sugieren que esté disponible el automuestreo del VPH como alternativa al muestreo realizado por los servicios de detección del cáncer cervicouterino en mujeres de 30 a 60 años.

En la promoción de la salud sexual la OMS también se detiene recomendando la autoadministración de hormonas para la reafirmación de género dirigida a las personas transgénero o de género diverso. Y es que según apuntan “las personas transgénero viven dentro de sistemas sociales, jurídicos, económicos y políticos que las someten a un alto riesgo de discriminación, exclusión, pobreza y violencia”. Por lo que recalcan que se necesita con urgencia realizar investigaciones para apoyar la elaboración de directrices basadas en datos científicos.

Uno de los últimos apartados hace referencia a las enfermedades no transmisibles, incluidas las cardiovasculopatías, el cáncer y la diabetes.

A este respecto, la OMS recomienda el automonitoreo de la presión arterial para el manejo de la hipertensión, así como el automonitoreo de la coagulación sanguínea para determinados pacientes que toman anticoagulantes orales. Además, recomiendan que se ofrezca el automonitoreo de la glucemia a las personas con diabetes de tipo 1 y tipo 2 que usen insulina según la necesidad clínica de cada persona.

Buenas prácticas del autocuidado

El documento de la Organización Mundial de la salud incluye, por último, una serie de recomendaciones sobre buenas prácticas relativas a la aplicación y consideraciones programáticas de las intervenciones de autocuidado. Con relación a los derechos humanos, la igualdad de género y la equidad deja claro que los países deberían examinar y, cuando sea necesario, revisar sus leyes, políticas y reglamentaciones para garantizar que se disponga ampliamente de intervenciones de autocuidado de alta calidad en la comunidad, que sean accesibles para todas las personas sin discriminación por parte de profesionales de la salud que trabajen en servicios públicos, privados y comunitarios, y que sean adecuadas para los usuarios.

“Las intervenciones de autocuidado para la salud y sus mecanismos de administración deberían diseñarse de manera que satisfagan las necesidades de todas las personas, reconociendo que pueden existir distintos obstáculos para que los ciudadanos accedan a estas”, indican en el texto.

Entre las consideraciones económicas y financieras que forman parte del resumen ejecutivo, la OMS destaca que los servicios de salud y las intervenciones de autocuidado de buena calidad deben “estar disponibles, ser accesibles, asequibles y adecuadas para las poblaciones desatendidas y marginadas sobre la base de los principios de la ética médica y sin discriminar ni estigmatizar a ningún colectivo.

Cabe destacar también como buena práctica incluida, la capacitación de los profesionales de la salud basada en competencias. En esta línea indican que los países deberían adoptar un enfoque sistemático para brindar una capacitación armonizada, normalizada y basada en competencias que esté orientada a satisfacer las necesidades, de manera que los profesionales de la salud se encuentren dotados de las competencias apropiadas para involucrarse y apoyar las prácticas de autocuidado que promuevan la fortaleza emocional, la salud y el bienestar, así como determinar el grado en el que una persona desea y puede autogestionar el cuidado de su salud o promover el acceso a las intervenciones de autocuidado.

España

Jaume Pey, director general de la Asociación para el Autocuidado de la salud (Anefp) ha destacado en una entrevista para Economía de la Salud, el papel de España en términos de autocuidado.

Jaume Pey, director general de Anefp.

“España es un país emergente y con mucho recorrido en autocuidado, y también consciente de la necesidad de que la sociedad esté formada y cuente con las herramientas necesarias para autocuidar de forma responsable de su salud, retrasando así el momento de convertirse en pacientes”, ha subrayado.

Asimismo, ha puesto de manifiesto que, el gran reto que tenemos como sociedad y que está en línea con la OMS, es la toma de conciencia de lo que el autocuidado (prevención, hábitos saludables, ejercicio físico, educación sanitaria, a través de formación e información de calidad, consejo de los profesionales sanitarios, uso adecuado de los medicamentos y productos de autocuidado cuando estos son necesarios) puede aportar a nuestra calidad de vida y también a nuestro sistema sanitario, en términos de sostenibilidad y futuro.

Por otra parte, el director general de Anefp ha recalcado que desde la asociación apelan a la importancia de la educación en autocuidado de los ciudadanos. “Esta acción es necesario acometerla desde las edades más tempranas, desde la escuela, para garantizar que los ciudadanos cuenten, desde su etapa escolar con información y formación de calidad que les permita poner en práctica su autocuidado, incorporando a sus rutinas hábitos saludables”.

De hecho, explica que Anefp está trabajando en esta línea, a través de un videojuego, que presentarán próximamente y que pondrán a disposición de la comunidad educativa para su inclusión en sus programas lectivos.

“Para que un país esté desarrollado en autocuidado, sus ciudadanos deben contar con una formación y educación sanitaria adecuada”

Jaume Pey, director general de la Asociación para el Autocuidado de la salud.

Además, tras la publicación de estas nuevas directrices de la OMS, ha querido hacer un llamamiento a la inclusión de los productos de autocuidado en la e-receta interoperable, tanto pública como privada, “porque sería una herramienta que ayudaría en esa línea de reducir las desigualdades en salud entre comunidades”.