La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es la cuarta causa de muerte en España, con un 75 por ciento de infradiagnóstico, particularmente significativo entre las mujeres, ya que ocho de cada diez mujeres que sufren de EPOC no saben que la tienen. Esta enfermedad afecta a dos millones de españoles, lo que provoca un elevado impacto a nivel económico y social y supone un reto para el sistema sanitario, no sólo en su detección y tratamiento, sino que afecta directamente a los costes directos e indirectos que deben ser dedicados para abordar la enfermedad.
A pesar de que las espirometrías son pruebas indoloras y de bajo coste, muchas veces se opta por derivar a los potenciales pacientes respiratorios a un especialista en neumología en lugar de realizar estas pruebas en Atención Primaria (AP), lo que incrementa los costes sanitarios por partida doble. Por un lado, no se hace uso eficiente de las herramientas dirigidas al diagnóstico, y por otro, se derivan al especialista pacientes que a priori no lo necesitan, algo que incrementa aún más las concurridas listas de espera que adolece el sistema sanitario.
Se trata de un problema complejo que se ve agravado por la falta de uso adecuado de espirometrías en Atención Primaria y la falta de formación en el uso de inhaladores. A pesar de ser una prueba de bajo coste y crucial para el diagnóstico temprano de la EPOC, la espirometría no se realiza con la frecuencia necesaria en todos los centros de salud. Además, la falta de conciencia sobre la EPOC y su relación con el tabaco contribuye a que muchos pacientes no busquen ayuda médica hasta que la enfermedad está avanzada. Mejorar la formación de los profesionales de la salud y aumentar la disponibilidad y uso de espirómetros en Atención Primaria son pasos cruciales para abordar este problema.
Sin embargo, esto no es lo más relevante en cuanto a los costos de esta enfermedad. Según un estudio sobre los costes de la EPOC, realizado por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), el diagnóstico en fases de obstrucción leve y moderada se asocia a menores costes y mayor supervivencia, 14 años y 9.730 euros. Algo sustancialmente inferior comparado con los diagnosticados en fases de obstrucción grave, 10 años de supervivencia y 43.785 euros.
La detección precoz no solo es esencial para aumentar la supervivencia, sino que además sirve para ahorrar más del 75 por ciento de los costes de estos pacientes para el sistema sanitario. Así, en total, el coste asistencial medio por paciente desde el diagnóstico hasta el fallecimiento es de aproximadamente 30.000 euros. Además, hay que tener en cuenta los costes de las agudizaciones de la EPOC (AEPOC), ya que constituyen un aspecto significativo en el coste total de la enfermedad, cerca del 60 por ciento del coste total. Se estima que los pacientes con EPOC tienen una media de dos o tres agudizaciones por año, y una de cada seis resulta en ingreso hospitalario, lo que dispara el coste económico. Los costes de las agudizaciones en pacientes graves son hasta siete veces superiores a las que ocurren en pacientes con EPOC moderada.
Por tanto, el coste directo e indirecto, relacionado con la EPOC, está comúnmente aceptado en unos 1.000 millones de euros anuales. Los costes directos están relacionados con el consumo de recursos como fármacos, utilización de recursos sanitarios como urgencias e ingresos, y salarios de los profesionales. Los costes indirectos se deben a los recursos perdidos como las bajas laborales, jubilaciones o muertes prematuras. Si bien, pormenorizando estos costes indirectos, algunos estudios han llegado a apuntar que la EPOC podría costar cada año más de 3.000 millones de euros en España.
Los costes de derivar a pacientes sin realizar espirometría
Para comprender mejor los costes directos e indirectos asociados a la EPOC, la Revista Economía de la Salud entrevistó al catedrático de la Universidad de Cantabria y responsable del Grupo I+D en Economía de Salud del IDIVAL Hospital Valdecilla, David Cantarero, y al presidente de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer), Mariano Pastor.
Así, Cantarero recordó que los costes directos incluyen el gasto en consultas especializadas y pruebas adicionales que podrían haberse evitado con una espirometría previa. “Los costes indirectos son más difíciles de cuantificar, pero pueden incluir la pérdida de tiempo para el paciente, que podría haber recibido un diagnóstico y tratamiento adecuados de forma más rápida y económica. Además, la sobrecarga de trabajo para los especialistas en Neumología podría retrasar la atención de otros pacientes, incrementando los tiempos de espera y los costes globales del sistema de salud”, tal y como explicó.
Por su parte, Pastor, añadió, en otra entrevista para EDS, que “la espirometría es la prueba básica para el diagnóstico de la EPOC. No realizarla puede dar lugar a diagnósticos erróneos, sobrediagnósticos o infradiagnósticos. Derivar al servicio de Neumología sin la certeza de la espirometría retrasará el diagnóstico y aumentará la posibilidad de exacerbaciones, visitas a urgencias y hospitalización”.
Asimismo, Cantarero subrayó que “la EPOC tiene importantes costes sociales debido a su alta mortalidad e infradiagnóstico. Las personas sin diagnóstico adecuado pueden experimentar una progresión rápida de la enfermedad, lo que lleva a mayores tasas de hospitalización y complicaciones graves. Esto afecta la calidad de vida del paciente y supone una carga significativa sobre los cuidadores y la sociedad en términos de pérdida de productividad y costes de atención a largo plazo”.
Pastor manifestó que “el diagnóstico tardío conlleva un retraso en el tratamiento, empeora su evolución y aumenta el riesgo de agudizaciones, visitas a urgencias y hospitalizaciones. La EPOC provoca limitaciones en la vida diaria de sus pacientes y es responsable del 9 por ciento de las bajas laborales y del 35 por ciento de las incapacidades permanentes”.
Por último, Cantarero opinó que la falta de conciencia y educación sobre la enfermedad es un factor clave. “Los pacientes a menudo retrasan la búsqueda de atención médica, lo que retrasa el diagnóstico y empeora la enfermedad. Además, la adicción al tabaco aumenta el número de personas afectadas y dificulta el tratamiento”. Así, Pastor concluyó reclamando una Estrategia Nacional de Enfermedades Respiratorias. “Llevamos años reclamando acciones decididas para prevenir, diagnosticar y manejar mejor las enfermedades respiratorias. Esto incluye la actualización del Plan Nacional de la EPOC y la extensión de pruebas diagnósticas como la espirometría en Atención Primaria”.
Alta mortalidad, falta de concienciación y mayor riesgo femenino: la visión de la Atención Primaria
Con el objetivo de ampliar detalles de la alta mortalidad y la falta de concienciación social de esta enfermedad, Economía de la Salud también entrevistó a representantes de algunas sociedades científicas. Jesús Molina, miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Respiratorias de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) insistió en que “tienen bastante mortalidad porque generalmente el diagnóstico llega de forma tardía. Habitualmente, cuando se diagnostican, los pacientes tienden a tener la enfermedad un poco más avanzada”. Según Molina, un diagnóstico temprano permitiría intervenir desde el primer momento, mejorando significativamente el pronóstico del paciente. “La función pulmonar que se ha perdido ya no es recuperable”, añadió subrayando la importancia de una detección precoz para evitar una mayor pérdida de función pulmonar.
Por su parte, Francisco José Saez, miembro del Grupo de Trabajo de Patología Respiratoria de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), abordó la cuestión del infradiagnóstico de la EPOC, alegando que “el principal problema es la falta de uso de las espirometrías, y en segundo lugar, la actitud de los pacientes fumadores que no tienen interés en reconocer su enfermedad”. Además, Saez mencionó un problema adicional surgido tras la pandemia, ya que “ha reducido el número de pacientes diagnosticados porque muchos de los ya diagnosticados han fallecido y las espirometrías se suspendieron”.
En cuanto a la falta de conciencia sobre la EPOC entre la población general, especialmente en relación con el tabaco, Molina también destacó que “sería magnífico que en los paquetes de tabaco se indicara que el tabaco produce EPOC”. “Por lo menos, los fumadores verían que es una posible causa de enfermedad provocada por el tabaco y que en ocasiones también preguntasen a su médico”, precisó. A pesar de los esfuerzos que desde 2009 se han realizado para aumentar la difusión de información sobre la EPOC, consideró que “este mensaje crucial aún no ha calado lo suficiente en la población”.
Saez también enfatizó en la importancia del manejo adecuado de los inhaladores, ya que “muchos pacientes no saben usarlos correctamente. El coste económico de la mala utilización de los inhaladores es significativo. Los pacientes prefieren los inhaladores de acción rápida, pero no utilizan los de mantenimiento que mejoran su situación a largo plazo. La falta de educación en el uso correcto de estos dispositivos conduce a un gasto innecesario y a un manejo subóptimo de la enfermedad”, alertó.
En cuanto a la mayor afección de esta enfermedad en las mujeres, Molina aclaró que “no afecta más, lo único es que hay un sesgo muy importante a la hora de buscar la enfermedad, porque en muchas ocasiones se busca más en varones”. “La prevalencia es similar entre hombres y mujeres, pero en España, los datos aún muestran mayores cifras entre hombres. Sin embargo, las cifras en mujeres están aumentando rápidamente”, incidió.
Por su parte, el coordinador del Grupo de Trabajo de Respiratorio de SEMERGEN, José Tomas Gómez, también resaltó que “mujeres y jóvenes están sin diagnosticar fundamentalmente porque no pensamos que puedan tener una EPOC, muchas veces se etiquetan de asma y si no haces una espirometría, como prueba diagnóstica, no se puede descubrir”. Estas declaraciones se basan en los altos niveles de infradiagnóstico en mujeres, situado en el 80 por ciento de las enfermas de EPOC.
En cuanto a la capacidad de la Atención Primaria para manejar el infradiagnóstico de la EPOC, Gómez enfatizó en que “el paciente no es de uno mismo, ni de la Atención Primaria, es de todos. A cada uno hay que darle lo que necesita y creo que se le puede dar el 85 o 90 por ciento de lo que un paciente con EPOC necesita”. Sin embargo, Gómez reconoce que “no todos los centros de salud utilizan sus espirómetros, lo cual es un problema significativo”.
Así, Molina alertó que “en muchas autonomías, los centros de salud tienen espirómetros y llevan años haciendo espirometrías de forma regular, mientras que, en otras, todavía se están dotando de estos dispositivos”. Además, Saez recalcó que “las pruebas no son tan baratas en términos de tiempo y recursos humanos en Atención Primaria. Muchas veces, las enfermeras están sobrecargadas con otras tareas y no se les da la formación adecuada para realizar espirometrías”. Este déficit en la realización de espirometrías en Atención Primaria provoca una mayor derivación a los servicios de neumología, aumentando las listas de espera y los costes.
Por ello, Gómez concluyó destacando la importancia de la colaboración entre diferentes especialidades para el manejo de pacientes con EPOC. “Tiene que ser un poco entre todos, pero el que mejor está para esto, sin ninguna duda, es la atención primaria”. De este modo, a pesar de la capacidad de los centros de salud para manejar una gran parte del tratamiento de la EPOC, la falta de uso adecuado de espirómetros y la necesidad de una mejor formación siguen siendo barreras.
Inversión necesaria para mejorar la calidad de vida y la eficiencia económica
Para superar esta problemática, el último informe del Impacto clínico, asistencial, económico y social de la mejora del abordaje de la EPOC en España, elaborado en 2021 por Weber y participado por GSK y Chiesi, propone que, a través de una inversión adecuada y bien distribuida, se pueda obtener un significativo retorno social, mejorando tanto la calidad de vida de los pacientes como la eficiencia del sistema de salud.
Así, mediante tres áreas clave -diagnóstico, estratificación del paciente y manejo del paciente con exacerbaciones-, no solo proponen abarcar los gastos directos en el tratamiento y manejo de la enfermedad, sino también la inversión necesaria en formación y recursos para los profesionales de la salud, tal y como se aprecia en la siguiente tabla.
De este modo, el área de diagnóstico requiere una inversión total de 3.274.642 euros, distribuida en dos partes principales. Por un lado, la formación sobre la EPOC dirigida a profesionales de Atención Primaria, con un 65,1 por ciento del gasto, garantizaría un diagnóstico temprano y preciso, lo que a su vez tendría un impacto directo en la salud y el bienestar de los pacientes. Por otro, la disponibilidad de espirometría en Atención Primaria, con el 34,9 por ciento restante de la inversión, sería fundamental para el diagnóstico preciso de la EPOC. El retorno social total para el área de diagnóstico se estima en 25.980.366 euros, casi ocho veces más que la inversión.
La segunda área, la estratificación del paciente implica una inversión mucho mayor, alcanzando los 142.694.404 euros. Esta área se divide en cuatro actividades: informar a pacientes y familiares sobre la enfermedad y los tratamientos (47,7 por ciento de la inversión), para garantizar una comprensión adecuada y promover la adherencia al tratamiento; consensuar el tratamiento y manejo de la enfermedad con el paciente y el cuidador (43,7 por ciento), para involucrar al paciente y al cuidador en el proceso de toma de decisiones, ya que puede mejorar la adherencia al tratamiento y los resultados de salud; fomentar el uso de historias clínicas compatibles entre Atención Primaria y Especializada (5,1 por ciento), ya que su integración puede mejorar la continuidad de la atención y reducir los errores médicos; y establecer programas coordinados entre Atención Primaria-Especializada y otros centros-residencias (3,4 por ciento), pues la coordinación entre diferentes niveles garantizaría una atención integral y efectiva. El retorno social total para la estratificación del paciente podría alcanzar los 1.317.318.514 euros, más de nueve veces la inversión inicial.
La tercera área, el manejo del paciente con EPOC exacerbada requiere una inversión total de 368.750.122 euros, distribuida en cuatro actividades clave: la continuidad asistencial tras una exacerbación, en coordinación con Atención Primaria (44,3 por ciento), aseguraría la continuidad de la atención después de una exacerbación puede reducir las tasas de readmisión y mejorar los resultados del paciente; distribuir recursos adecuados en exacerbaciones que requieran hospitalización (29 por ciento), garantizaría que los recursos estén disponibles con el objetivo de mejorar los resultados del paciente y reducir la carga sobre los sistemas de salud; formación en adherencia terapéutica (25 por ciento), sería crucial para controlar la EPOC y prevenir exacerbaciones; y conciliar y explicar al paciente la medicación en el momento del alta hospitalaria (1,7 por ciento), mejoraría la adherencia y reducir las complicaciones. El retorno social total para el manejo del paciente con EPOC exacerbada sería de 661.512.029 euros, lo que supondría un aumento del 80 por ciento de la inversión total.
Propuestas de mejora para una gestión óptima de la EPOC
El informe no solo identifica los costos y retornos sociales, sino que también propone 15 medidas prioritarias para mejorar el manejo de la EPOC que redunde en una gestión óptima de esta enfermedad. Así, estas propuestas están diseñadas para mejorar tanto la eficacia del tratamiento como la calidad de vida de los pacientes.
De este modo, las medidas propuestas son: tener disponibilidad de hacer espirometrías en Atención Primaria y formación para su realización e interpretación; formación sobre la EPOC dirigida a profesionales de Atención Primaria; informar a pacientes y familiares sobre la enfermedad y los tratamientos; consensuar el tratamiento y manejo de la enfermedad con el paciente y el cuidador; establecer programas coordinados entre Atención Primaria-Especializada y otros centros-residencias; fomentar el uso y la identificación de pacientes incluidos en estrategias de cronicidad mediante una historia clínica compatible entre Atención Primaria y Especializada; formación en adherencia terapéutica; continuidad asistencial tras una exacerbación, en coordinación con Atención Primaria, disponer de los recursos adecuados en exacerbaciones que requieran hospitalización, conciliar y explicar al paciente la medicación en el momento del alta hospitalaria; plan de deshabituación tabáquica en personas fumadoras con EPOC; valoración social del paciente desde un punto de vista multidimensional; fomentar la aplicación de los principios bioéticos: informar al paciente y el cuidador para facilitar su participación en la toma de decisiones; plan de manejo de tratamiento paliativo farmacológico y no farmacológico del paciente terminal; por último, fomentar la formación de los profesionales en el manejo específico del paciente paliativo respiratorio, especialmente en fases avanzada y/o terminal.
Por tanto, el informe destaca la importancia crítica de una inversión estratégica en la gestión de la EPOC para maximizar el retorno social. Al destinar recursos a la formación de profesionales de salud, la educación del paciente y su familia, así como la mejora de la coordinación entre diferentes niveles de atención, se puede lograr un importante retorno social y mejorar la vida de quienes viven con EPOC. Esta inversión no solo beneficiará a estos pacientes de forma individual, sino que también contribuirá a la eficiencia general del sistema de salud y a la reducción de la carga económica y social.
‘Pulmón Sano, Futuro Sano’: la iniciativa de GSK contra el infradiagnóstico
Por último, para enfrentar todos estos desafíos que afectan al diagnóstico de la EPOC, GSK está desarrollando una importante iniciativa itinerante para concienciar sobre la salud respiratoria. ‘Pulmón sano, futuro sano sobre ruedas’ es una campaña de GSK junto con Asociación de Pacientes con EPOC (APEPOC), la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y la Liga Profesional de Fútbol Femenino, que tiene como objetivo destacar la importancia de la detección precoz de enfermedades respiratorias como la EPOC
La acción arrancó el pasado 7 de mayo en Madrid y recorrerá otros puntos de la Península, como Valencia, donde estuvo del 5 al 7 de junio, así como Sevilla, Barcelona y A Coruña donde llegará este otoño. La iniciativa se centra en realizar pruebas de función pulmonar en diferentes ciudades para demostrar que son sencillas, no invasivas y eficaces.
“No podemos permitirnos estas cifras de incidencia tan alarmantes. Por ello desde GSK, como dice nuestro propósito, destacamos la importancia de adelantarnos a la enfermedad con la detección precoz y con la concienciación y educación para una mejor calidad de vida”, afirmó el director de relaciones institucionales corporativas y de Respiratorio de GSK, Ricardo Emilio Boedo-Facal, durante la presentación en Valencia de esta iniciativa. Así, concluyó justificando que “la EPOC es una enfermedad desconocida” y redundando en “la necesidad de concienciar de que a través de la realización de pruebas sencillas por parte de los profesionales sanitarios se puede comprobar el estado de la salud respiratoria”.