vacunación
vacunación

La vacunación es una de las herramientas esenciales para proteger la salud pública e individual a lo largo de toda la vida. Desde la infancia hasta la vejez, las vacunas desempeñan un papel crucial en la prevención de enfermedades infecciosas y en la promoción del bienestar general.

A medida que el cuerpo envejece y se enfrenta a diferentes desafíos, como cambios en el sistema inmunológico o la exposición a nuevos patógenos, la actualización y continuidad en el esquema de vacunación se vuelve indispensable. No solo protegen a los individuos de enfermedades potencialmente graves, sino que también contribuyen a la inmunidad comunitaria, reduciendo la propagación de enfermedades y protegiendo a los más vulnerables de la población. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la vacunación previene anualmente entre tres y cinco millones de muertes causadas por enfermedades como la difteria, la tosferina, el tétanos, la gripe y el sarampión.

Aunque la vacunación es una inversión significativa en la salud pública, los costes asociados a lo largo de la vida son notablemente inferiores en comparación con los gastos derivados del tratamiento de enfermedades prevenibles como los ingresos hospitalarios, la atención sanitaria, los fármacos y los recursos profesionales.

Las vacunas no solo representan un gasto inicial para los sistemas de salud y los individuos, sino que su coste se ve contrarrestado por la reducción en las hospitalizaciones, el tratamiento de enfermedades y las complicaciones a largo plazo que estas enfermedades podrían acarrear. Además, la vacunación también reduce las bajas laborales y escolares, favoreciendo la productividad y el desarrollo económico. A largo plazo, el gasto en vacunación resulta ser una medida económica inteligente, previniendo costes mucho mayores asociados con enfermedades graves y sus consecuencias.

Modificaciones en el calendario vacunal

En esta línea, el Ministerio de Sanidad ha publicado sus estimaciones del coste de las vacunaciones en 2023, las cuales se comparan con las estimaciones hechas en 2019.

Con el fin de vincular el impacto en salud de la vacunación con su relativamente bajo coste, en 2019 se calculó el gasto necesario para vacunar a una persona durante toda su vida, de acuerdo con el calendario de vacunación vigente en España para ese año. El estudio reveló que el coste promedio de vacunar a una persona en España en 2019 era de 700 euros. Además, se observó una diferencia de aproximadamente 100 euros entre el coste de vacunar a mujeres y hombres, siendo 726,06 euros para mujeres y 625,89 euros para hombres.

Sin embargo, no se puede hacer una comparación exacta, ya que hay que tener en cuenta que en el año 2023 se introdujeron varias modificaciones en el calendario vacunal. En esta línea, Jaime Jesús Pérez Martín, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y subdirector general de Salud Pública de la Región de Murcia, explica a Economía de la Salud (EDS) que “la introducción de las vacunas que se incorporaron en el calendario vacunal en 2023 siguieron un proceso de evaluación similar al que siguen todas las vacunas”. Se trata de un procedimiento que se sigue desde 2011 cuando se publicó el documento ‘Criterios de evaluación para fundamentar modificaciones en el Programa de Vacunación en España’.

“Este informe básicamente evalúa cinco factores: la carga de enfermedad, la eficacia o la efectividad y seguridad de la vacuna, otro tipo de componentes como pueden ser los componentes logísticos de la incorporación de la vacunación, también motivos éticos y, finalmente, una evaluación económica de las mismas”, explica el especialista. Asimismo, a esto hay que sumarle que “quizá hubo más incorporaciones en el periodo 2022-2023 porque habíamos estado durante varios años, al menos desde el 2019, en un estado en el que no se habían incorporado, precisamente por la pandemia”, añade.

Los cambios introducidos en el periodo mencionado son tres. Por un lado, la vacunación universal contra el virus del papiloma humano (VPH) ahora incluye también a los varones a partir de los 12 años. También se incorporó la vacunación contra el herpes zoster (HZ) a partir de los 65 años y la vacunación contra la enfermedad meningocócica por serogrupo B (MenB) en la infancia. Y, por último, se realizó una vacunación anual contra la gripe para la población infantil de entre seis y cincuenta y nueve meses.

Como consecuencia de estos cambios, en la actualidad existe un calendario de vacunación que abarca toda la vida para prevenir 15 enfermedades, junto con un calendario específico para grupos de riesgo y programas destinados a situaciones particulares.

Concretamente, los cambios realizados en el calendario vacunal van a tener consecuencias significativas para la salud pública. “En el caso de la vacuna del papiloma en varones va a conseguir de forma directa reducir procesos oncológicos en hombres como pueden ser cáncer de ano o cáncer de pene, pero también, de forma indirecta, va a conseguir aumentar la protección de las mujeres puesto que en el momento en que toda la población esté vacunada y protegida si alguna mujer no se ha vacunado la circulación del virus será menor y, por lo tanto, va a ver una protección mayor a nivel poblacional”, destaca Pérez.

El especialista también indica que en el caso de la vacuna frente al herpes zóster la protección es individual y se está aplicando en grupos de edades muy concretos como son las personas que tienen 65 o personas que tienen 80 años. “Va a conseguir reducir el riesgo de herpes zóster, que es muy alto en esas edades, más de un 80 por ciento”, añade el experto.

Coste vacunaciones a personas sanas en 2023

En el informe se tuvieron en cuenta diferentes escenarios como los tipos de vacunas, para que patologías están indicadas o a que grupo poblacional están dirigidas, además del el precio sin impuesto sobre el valor añadido (IVA) de la vacuna y el precio de administración. Por lo tanto, se calculó el coste de vacunar a lo largo de toda la vida a una persona sana nacida a partir de 2023, basándose en el calendario de vacunación aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de España (CISNS) para ese año. Asimismo, se estimó el coste de la vacunación para individuos con condiciones de riesgo que requieren un mayor número de vacunas, lo que implica un gasto más elevado por persona, según las recomendaciones establecidas para estos grupos.

En cuanto a población sana, el coste estimado para vacunar a una persona a lo largo de su vida es de 1.541,56 euros para mujeres y 1.498,18 euros para hombres. Con la inclusión de la vacuna contra el VPH para varones, la única diferencia en el calendario de vacunación entre mujeres y hombres es la vacuna recomendada durante el embarazo. Para la población hasta los catorce años, el coste medio es de 839,06 euros, mientras que para quienes tienen entre 15 y 83 años, el coste es de 596,51 euros.

El presidente de la AEV aclara que el aumento del coste producido no solo tiene que ver con la incorporación de las nuevas vacunas. “Hay que tener en cuenta que cuando tenemos vacunas que tienen décadas de vida, como puede ser la triple vírica o incluso la vacuna de la varicela, podríamos decir que son vacunas baratas”, señala Pérez, que añade que “cuanto más modernas son las vacunas presentan mayor coste porque la investigación es mayor, pero también por un motivo fundamental y es que esos precios con el tiempo suelen ir a la baja, pero inicialmente pueden tener un precio un poco más alto”.  En otras palabras: todas las vacunas autorizadas más recientemente suelen tener un precio más alto que aquellas vacunas que ya llevan décadas o muchos años en el calendario vacunal.

Consideraciones al realizar el análisis

En el propio documento se pueden encontrar diversas consideraciones que han tenido en cuenta a la hora de realizar el análisis de costes. Respecto a las inmunodeficiencias primarias (IDP), excluyendo déficit del complemento: según el Registro Español de Inmunodeficiencias Primarias (REIP), hasta 2001 se habían registrado 2.050 casos. Este documento señala que el coste de vacunar a una persona con esta condición desde el nacimiento, considerando una esperanza de vida de 83 años, es de 2.586,12 euros para mujeres y 2.547,39 euros para hombres. Así, en cuanto a la asplenia y al déficit del complemento, hasta 2001 el REIP registró 207 casos de IDP debido a déficit del complemento, lo que representa el 10 por ciento del total de IDP. Se estima que el coste de vacunar a una persona con déficit del complemento, diagnosticado al nacimiento y con una esperanza de vida equivalente a la de la población general, es de 3.181,51 euros para mujeres y 3.138,13 euros para hombres.

Por un lado, VIH con linfocitos CD4 mayor o igual a 200 cel/μl: en 2021, se notificaron 2.786 nuevos diagnósticos de VIH, con una edad mediana de 36 años. La esperanza de vida para las personas con VIH que iniciaron el tratamiento antirretroviral (TAR) entre 2014 y 2019 es de 63 años. Con estos datos estimaron que el coste para vacunar a una persona que contrae el VIH a los 36 años y tiene una esperanza de vida de 63 años es de 1.965,77 euros.

Por otro lado, en el caso de la enfermedad renal crónica avanzada y hemodiálisis, un estudio de 2018 reveló que la prevalencia de esta patología en España es del 15 por ciento, y en los estadios más avanzados (cuatro y cinco) es del 0,2 por ciento. Aunque menos del uno por ciento de la población necesita tratamiento renal sustitutivo, este representa el cinco por ciento del presupuesto de los sistemas sanitarios. El coste medio de vacunar a una persona que desarrolla esta condición a los 50 años, con una esperanza de vida de 20 años a partir del diagnóstico, es de 1.836,41 euros.

En el caso de la enfermedad hepática crónica en nuestro país la prevalencia de la cirrosis hepática se estima entre el uno y el dos por ciento de la población, siendo más frecuente en hombres mayores de 50 años y las principales causas el consumo de alcohol y las hepatitis víricas. El coste medio para vacunar a una persona con enfermedad hepática crónica adquirida a los 50 años, y considerando una esperanza de vida de 70 años (20 años desde el diagnóstico), es de 1.615,17 euros.

Las personas receptoras de trasplante también se han medido de forma diferenciada. En 2022 se llevaron a cabo 5.385 trasplantes en España, siendo el trasplante renal el más común. La edad promedio de los receptores ronda los 55 años. Vacunar a una persona receptora de trasplante de órgano sólido (TOS), a partir de los 50 años y con una esperanza de vida de 70 años, tiene un coste de 1.624,12 euros. Además, en el caso del trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) se realizaron más de 3.300 trasplantes en 2018. Al igual que en los casos previos, se estimó una edad promedio de 50 años para el trasplante y una esperanza de vida de 70 años. Con estos datos, el coste medio de vacunar a una persona receptora de TPH es de 2.134,21 euros.

Teniendo en cuenta todos los datos recopilados, el coste de vacunar a la población sana en España, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) en octubre de 2023, administrando las vacunas correspondientes por grupo de edad según el calendario a lo largo de toda la vida, alcanzaría un coste anual de 564.529.555 euros. Por otro lado, si se considera la vacunación de la cohorte de nacidos en 2023 (329.251 nacimientos), el coste estimado de vacunarlos a lo largo de toda su vida con el calendario actual sería de 500.418.964 euros.

Papel del sexo y las desigualdades sociales

El sexo y las desigualdades sociales interactúan de manera compleja en los costes de vacunación, ya que las diferencias biológicas, logísticas y culturales se amplifican por factores socioeconómicos. Las mujeres suelen tener respuestas inmunitarias más fuertes a las vacunas, lo que podría incrementar los costes relacionados con efectos secundarios, mientras que los hombres podrían requerir campañas de concienciación más intensas si son más reacios a vacunarse, entre algunos ejemplos.

No obstante, respecto a los costes, Pérez señala que “realmente es una diferencia menor, incluso discutible, porque básicamente se refiere a la diferencia de la vacunación de las mujeres embarazadas que tienen unas indicaciones específicas de vacunación de tosferina, de gripe y de COVID-19 para proteger a los recién nacidos”. Esto es discutible, según el experto debido a que el papel de vacunar a las embarazadas es doble. “El motivo fundamental de vacunar a la embarazadas proteger al futuro niño, por lo tanto, ese coste habría que plantearlo teniendo en cuenta que repercute en futuro de la población”, indica el especialista.

Por otro lado, en el caso de las desigualdades sociales en salud estas se ven limitadas gracias al impacto de la vacunación, según el experto. “Existen numerosos estudios que respaldan esto, ya que cuando la vacunación es universal, las tasas de cobertura suelen ser bastante altas y, sin embargo, en ciertos grupos, como los adultos, o en situaciones de mayor desigualdad social, las coberturas pueden ser menores”, destaca el presidente de la AEV. “El reto clave es alcanzar al mayor número de personas posible y asegurar que aquellas que no reciben la vacuna no queden excluidas debido a desigualdades sociales porque las vacunas desempeñan un papel fundamental en la reducción de la inequidad relacionada con las enfermedades infecciosas”, asegura.

Un ejemplo reciente son los estudios sobre la vacunación contra el COVID-19 en Estados Unidos, que demuestran cómo la vacunación logró reducir drásticamente las diferencias observadas en la incidencia de casos de COVID-19 en diferentes estratos sociales antes de la vacunación.

Reducción de la morbimortalidad y otros factores

Las vacunas han tenido un impacto profundo en la reducción de la morbimortalidad y en otros aspectos clave como el absentismo escolar y la discapacidad a largo plazo, mejorando la salud pública y la calidad de vida en general. Han logrado disminuir significativamente la incidencia de enfermedades y las muertes causadas por enfermedades infecciosas como el sarampión y el COVID-19.

Además, son clave en la prevención de discapacidades permanentes causadas por enfermedades como la poliomielitis o la meningitis, lo que ha mejorado enormemente la calidad de vida y ha reducido la carga de los sistemas de salud. También, al prevenir enfermedades en los niños, las vacunas han contribuido a reducir el absentismo escolar, lo que no solo beneficia la continuidad educativa, sino también el bienestar económico de las familias, ya que los padres no necesitan ausentarse del trabajo para cuidar a hijos enfermos.

La medición de la efectividad de las coberturas vacunales se realiza a través de dos tipos de enfoques principales. Como explica el especialista, “por un lado, se evalúa si se están alcanzando las coberturas vacunales correctas, es decir, si la población está siendo vacunada de manera adecuada y, por otro lado, el sistema de vigilancia epidemiológica juega un papel clave, ya que nos permite observar la ausencia de enfermedades como el sarampión o la poliomielitis”. Así, la combinación de los datos de vigilancia epidemiológica y las tasas de cobertura vacunal son los indicadores fundamentales para evaluar el éxito de las campañas de vacunación.

“Además, se realizan estudios específicos cuando se introducen nuevas vacunas o anticuerpos, como en el caso del nirsevimab para el virus respiratorio sincitial (VRS)”, asegura Pérez, que también afirma que “en este caso, las comunidades autónomas y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) han llevado a cabo un estudio que ha demostrado una eficacia del 80 por ciento en la prevención de hospitalizaciones”. Se estima que, durante la temporada 2023-2024, esta intervención ha evitado que unos 9.000 niños en España sean hospitalizados, de acuerdo con datos del Ministerio de Sanidad.