Las tendencias de salud y el impacto de las estrategias ambientales de las compañías son un factor clave en el futuro más cercano del tejido empresarial. Conceptos como la sostenibilidad, el desarrollo sostenible o la huella de carbono comienzan a formar parte de la responsabilidad social corporativa de cada entidad, reflejando así su posición frente al cuidado de la naturaleza.
Este es un ámbito “nuevo” para muchas compañías que comienzan a subirse al tren de la sostenibilidad y preguntas como: ‘¿Por qué es importante el desarrollo sostenible?’, ‘¿Cuáles son las mejores estrategias de para la sostenibilidad?’ o ‘¿Cómo mantener la sostenibilidad en una empresa?’ son algunas de las cuestiones que moldean los nuevos coloquios.
En este sentido, cada vez son más los foros que se crean para debatir estas preguntas como el ’Foro empresarial: salud y Desarrollo sostenible (ODS 3)’, un encuentro liderado por Forética a finales de mayo en homenaje al Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas número tres, referido a salud y bienestar.
El foro contó con la participación de 25 grandes empresas, encabezadas por Chiesi, MSD, Quirónsalud, Reale Seguros y Sanitas.
En el encuentro tomó especial relevancia “la hoja de ruta para la contribución de las empresas” bajo el informe sobre ‘Salud y bienestar 2030: integración de la estrategia empresarial’.
La covid-19, el punto de inflexión
La salud humana y del medioambiente está en el punto de mira. El riesgo de enfermedades infecciosas, como la actual Covid-19, puede aumentar “notablemente” debido a la destrucción de la naturaleza, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. (Ver volumen 15 – Número 2 de Economía de la salud: Impacto ambiental del coronavirus: ¿Es la Covid-19 el comienzo de futuras pandemias?).
Ante esta situación, la crisis sanitaria originada por la Covid-19 “supondrá un punto de inflexión sobre la relevancia de la salud en la estrategia de sostenibilidad de las empresas”, señala el director general de Forética, Germán Granda. Las dificultades derivadas del Estado de Alarma ha permitido seguir a todas las empresas más avanzadas en la gestión de “los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno”.
Las compañías que entiendan y apliquen este enfoque de conexión entre salud y estrategia de negocio contribuirán a una mayor creación de valor, mejorarán el ‘gancho’ de los grupos de interés y maximizarán el impacto generado con un mayor retorno económico, indica Granda.
Binomio salud y sostenibilidad
En el marco ambiental, los desafíos a los que se enfrentan las compañías tienen un abanico más amplio. En este sentido, destaca la emergencia climática, que requiere de políticas alineadas con la ciencia para limitar el incremento de temperatura a un máximo de 1,5º este siglo. Según el Ministerio para la transición ecológica y Reto Demográfico, es un desafío en el que deben cooperar sociedad civil, empresas y gobierno.
Las empresas que tienen en sus estrategias una mayor presencia de los asuntos de salud y sostenibilidad “han demostrado mayor resiliencia y un mejor control de los impactos negativos”
Así lo señala Forética, que por otra parte destaca la calidad del aire, el cambio de los estilos de vida y el envejecimiento como principales retos. Para lograr una aproximación estratégica, la directora de proyectos y servicios de Forética, Ana Herrero, insiste en tres claves: el enfoque integral, consideración de los agentes implicados y la creación de valor.
El binomio salud y sostenibilidad es fundamental para consolidar las empresas en éste ámbito. En este sentido, Herrero subraya “cuatro palancas”: la oferta de productos y servicios, operaciones, productividad y licencia para operar.
Durante el debate, se presentaron las conclusiones del ‘Observatorio de Salud, Bienestar y Sostenibilidad de las empresas del IBEX 35’. Unos resultados que desvelaron que solo un 34 por ciento de las empresas del IBEX 35 integraban la salud y el bienestar como un eje estratégico para su empresa.
Adaptación empresarial
Una de las empresas que lideró el foro de Forética fue el grupo farmacéutico Chiesi, que señala que “la sostenibilidad forma parte de nuestro modelo de negocio tanto a nivel local como global”. Desde 2018, Chiesi ha evolucionado de un modelo clásico de Responsabilidad Social Corporativa a adoptar el modelo de “valor compartido”, una filosofía que “persigue un beneficio tanto para el negocio como para la sociedad”.
Desde Chiesi, manifiestan “haber forjado una solida estrategia de sostenibilidad social, ambiental y económica” desde su fundación.
Para ello, las estrategias empresariales van en consonancia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, con especial énfasis en 9 de ellos: Salud y Bienestar, igualdad de género, trabajo decente y crecimiento económico, industria, innovación e infraestructura, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima y alianzas para lograr los objetivos.
En este sentido, la filosofía empresarial de Chiesi se basa en cuatro áreas principales. En primer lugar lo ocupan las personas, con el objetivo de “ayudar a las más necesitadas de nuestro entorno más cercano”. Por otra parte, el segundo eslabón son los pacientes. Chiesi desarrolla soluciones terapéuticas sostenibles para pacientes afectados por enfermedades no transmisibles (NDC), así como reduce “la carga de sufrimiento de los pacientes afectados por enfermedades raras”. Para poder lograr la consonancia de todo ello, desde el grupo farmacéutico aseguran invertir en I+D para contribuir al conocimiento científico.
El planeta es el tercer eje de la responsabilidad social corporativa de Chiesi, por lo que alientan a los proveedores a operar de acuerdo con las buenas prácticas de sostenibilidad y “ayudan y educan” a las personas de su salud y del medio ambiente. Operar de manera transparente y comunicar abiertamente el impacto de la compañía en la sostenibilidad es el cuarto eje.
Certificación de sostenibilidad
Chiesi cuenta además con la certificación B corp., un nuevo modelo de empresas que cumplen con estándares de desempeño social y ambiental, transparencia pública y responsabilidad empresarial.
Las B corps pretenden acelerar el cambio cultural global y redefinir el éxito empresarial, así como construir una economía más inclusiva y sostenible.
Chiesi: “Nos unimos a este movimiento global como una fuerza para ejercer el bien, un modelo a seguir del que esperamos ser un ejemplo para que otras empresas se unan”
Recursos limitados
“Un planeta saludable es esencial para la salud de las personas”. Esta frase es una de las que cimientan la reputación corporativa ambiental de la empresa farmacéutica MSD.
La compañía considera que los recursos del planeta son limitados, por lo que este principio es uno de los que marca su hoja de ruta. En las próximas décadas la demanda de energía, agua potable y los recursos naturales aumentarán “sustancialmente”. Por ello, desde MSD consideran que las empresas “tienen la responsabilidad de utilizar los recursos de manera prudente”. Asimismo, desde la farmacéutica apelan al desarrollo de innovaciones que permitan proteger y preservar el planeta.
Las operaciones eficientes son clave para reducir el impacto ambiental de la compañía a través de un uso eficiente de la energía, de las materias primas, de los residuos y con iniciativas del consumo del agua.
Además de defender la escasez de los recursos planetarios, MSD pretende reducir los riesgos en la cadena de valor, minimizando el impacto ambiental y los riesgos que se derivan de las operaciones. Estos pilares están consolidados en la mayoría de grupos farmacéuticos con una RSC ambiental consolidada.
Recursos hídricos
La protección del agua es una de las claves destacadas. La compañía MSD, cuyo objetivo es mantener el uso mundial del agua en la elaboración de los productos por debajo de los niveles de 2015. Esta medida está pensada hasta 2025.
Para poder llevar a cabo una gestión eficiente de los recursos hídricos, MSD recopiló datos sobre el 93 por ciento de los proveedores estratégicos que tuvieran mayores impactos ambientales. El 2020 es el año en el que los compromisos en este ámbito verán la luz, de tal forma que MSD pedirá identificar las oportunidades de reducción del uso del agua en la cadena de valor.
Los últimos datos actualizados en relación al consumo de agua de la compañía datan de 2018. 20,5 millones de metros cúbicos de agua a nivel mundial fueron utilizados, frente a 24 millones de metros cúbicos en 2015, según puede leerse en la web de MSD. Esta bajada representa una reducción del 15 por ciento del uso del agua.
Otra empresa concienciada con los recursos hídricos es la farmacéutica GSK, que utiliza 15 millones de metros cúbicos de agua al año en las operaciones correspondientes a laboratorios de investigación, centros de producción y oficinas.
Desde GSK, aseguran haber reducido el consumo de agua una media de un 10 por ciento en Italia, India y Singapur, zonas que se caracterizan por la escasez de agua, entre otros factores.
Para identificar los factores que contribuyen a la huella hídrica de la empresa, GSK ha estado trabajando con expertos externos y organizaciones no gubernamentales. Los elementos destacados en este ámbito se corresponden con la escasez de agua, los riesgos sociales y para la salud y los riesgos regulatorios del agua.
Otro factor que destacan es la calidad del agua local, para ello la empresa valora el nivel de contaminación en las fuentes de agua dulce y las amenazas a la biodiversidad, como la liberación de los productos farmacéuticos en las operaciones.
Por parte de la farmacéutica Boehringer Ingelheim, ha reutilizado aguas limpias que han supuesto para la compañía una recuperación de más de 19.000 metros cúbicos de agua. En esta misma línea se han implantado iniciativas que favorecen el uso eficiente de la electricidad y el gas, así como el aprovechamiento de la energía solar.
Emisiones de CO2
Frente a estos datos, las emisiones de dióxido de carbono juegan un papel importante. En MSD alcanzaron las 3,504.8036 toneladas de CO2 equivalentes, un volumen de emisión de gas de efecto invernadero equivalente a una tonelada del propio gas.
Según los datos que aporta la compañía, de esta cantidad, que data de 2018, el 86,1 por ciento se corresponde con las actividades emisoras de instituciones fijas.
“Cada uno de nosotros debemos asumir la responsabilidad de trabajar con seguridad de minimizar las consecuencias ambientales derivadas de la actividad”, señalan en el documento ‘Compromiso con el Medio Ambiente, Salud, Seguridad y Eficiencia Energética’.
Para reducir la huella de carbono, la compañía lleva a cabo un uso eficiente de las fuentes de energía y recursos naturales, lo que supuso que las emisiones de CO2 en este amito fueran nulas en 2018, último año del que se conocen datos.
En relación a datos ambientales, una de las compañías que más datos muestra en su página web es biofarmacéutica global japonesa Takeda.
Con la creación de un comité de protección ambiental en el año 1970, Takeda señala haber participado activamente en iniciativas de gestión ambiental durante casi 50 años. El Plan de acción ambiental de Takeda específica los problemas y objetivos ambientales a medio y largo plazo para combatir el calentamiento global y promover el uso responsable de los recursos naturales.
La hoja de ruta de CO2 es revisada anualmente. Los objetivos de reducción ambiental para el año 2020 se sitúan en el 33,7 por ciento menos de emisiones de CO2 de la compañía. En relación a los recursos hídricos, Takeda redujo el uso de agua dulce en un 48 por ciento.
El objetivo de la compañía es liderar una estrategia de sostenibilidad ambiental de clase mundial. En este sentido, la compañía japonesa pretende ser carbono neutral en 2040 y reducir el 40 por ciento las emisiones de GEI para 2025.
La compañía farmacéutica belga filial de la corporación norteamericana Johnson & Johnson, Janssen, también valora la gestión de emisiones, motivo por el que ha puesto en marcha varias medidas que permiten “una reducción considerable de las emisiones de la atmósfera”.
Así, una de las iniciativas más destacadas, según la compañía, es la Política de Reducción de CO2 en la flota de vehículos o el servicio de autobús colectivo.
Sistemas eficientes
Por su parte, la compañía biotecnológica estadounidense Gilead tiene como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25 por ciento para 2025. Para ello, ha implementado sistemas in situ de eficiencia energética, como por ejemplo los paneles solares. Además la empresa destaca la adopción de procesos energéticos avanzados que optimizará las operaciones de las instalaciones.
Pero en lo que se refiere a la reducción de emisiones de CO2 todo cuenta. Empresas como Boehringer Ingelheim han apostado por la reducción de los plásticos. En su caso, la generación de plástico se redujo un 7,1 por ciento, evitando la emisión de más de 25 toneladas de CO2. De esta forma, la compañía cuenta con 2.500 kilos menos de plástico en los últimos cuatro años.
La compañía promueve iniciativas a nivel local y global con el fin de repercutir positivamente en el medio ambiente, esforzándose por reducir la contaminación y conservar los recursos naturales.
Asimismo, la compañía farmacéutica ha redujo un 20 por ciento en 2019 la generación de cartón, evitando la tala de más de 480 árboles y disminuyendo 92 toneladas de CO2.
Residuos y vertidos
La necesidad de llevar a cabo una correcta gestión de los residuos cada vez está más presente en las compañías. Con el objetivo de reducir a la mitad los residuos en 2020 destaca la empresa farmacéutica GSK, que tiene como orden de prioridad “eliminar, reutilizar, reciclar y generar energía”.
Los procesos de fabricaciones de medicamentos son complejos y altamente regulados. GSK señala que “puede llevar años introducir cambios importantes que mejores los procesos de fabricación al tiempo que se reducen los residuos”.
La compañía reconoce no poder evitar la producción de residuos, pero si valora los residuos generados. Por ello, intentan aportar un beneficio positivo al residuo, en lugar de llevar a cabo el envío a vertederos.
GSK está centrada en la búsqueda de oportunidades para generar energía mediante el reciclaje o la incineración.
La compañía Janssen asegura llevar una gestión eficiente de los recursos a través de diversas medidas de eficiencia energética y trata de minimizar el consumo de agua y el gasto de papel y cartón. Para prevenir la contaminación, manifiestan seguir la gestión de residuos acordada por la legislación.
Una responsabilidad social corporativa ambiental no puede mantenerse sin la concienciación de los profesionales que trabajan en la compañía. Janssen promueve acciones que contribuyen a la preservación del entorno. Por ejemplo, cada año establecen acciones basadas como la ‘Semana de la energía’, la clasificación de residuos o recibir formación en ecoconducción.
Por ejemplo, la compañía biotecnológica estadounidense Gilead asegura ser consciente de que los productos farmacéuticos en el medio ambiente pueden tener graves consecuencias para la salud de las personas y la vida silvestre.
Por este motivo, la compañía no libera ingredientes farmacéuticos activos al medioambiente y se conforma sobre tres pilares de abastecimiento responsable: la inclusión, la mitigación de riesgos y la sostenibilidad.
“Salvaguardar y proteger nuestro planeta está en el corazón de todo lo que hacemos. Trabajamos constantemente para cumplir nuestro objetivo de mejorar la salud de los humanos y los animales, pero protegiendo el medio ambiente”, subraya la responsable de EHS de Boehringer Ingelheim en España, Mónica Sánchez.
La intención de la compañía es seguir contribuyendo a los ambiciosos objetivos fijados en la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas de París, 2015, para reducir las emisiones de efecto invernadero, fortalecer la resistencia medioambiental y lograr una acción común en la lucha contra el cambio climático.
Reciclaje de residuos
En el ámbito de residuos y vertidos, la entidad más conocida en España es SIGRE Medicamento y Medio Ambiente, una entidad respaldada por Farmaindustria que pretende garantizar la correcta gestión medioambiental de los envases y los restos de medicamentos de origen doméstico.
En este sentido, SIGRE ha obtenido el sello de huella de carbono que promueve el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) para calcular, reducir y compensar las emisiones de gases de efecto invernadero.
El director general de Sigre, Juan Carlos Mampaso, ha asegurado que “es urgente tomar medidas ante la actual situación de cambio climático y comenzar a actuar lo antes posible”.
“Cualquier acción, por pequeña que sea, ayudará a luchar contra la emergencia climática“, Mampaso.
La importancia de la ciencia
Considerar las advertencias de la ciencia, tanto en materia de gestión de residuos y reducción de emisiones como en el ámbito de cambio climático, es fundamental para mantener una buena RSC ambiental.
Desde la farmacéutica global AstraZeneca manifiestan ir más allá y “desafiar los límites de la ciencia para proporcionar medicamentos que cambian vidas”.
“Creemos que existe una fuerte conexión entre la salud de las personas, el planeta y el sector en el que operamos”, señalan.
En Astrazeneca aseguran considerar la salud como el eje de trabajo, así como la contribución a la sociedad. La estrategia de sostenibilidad de la empresa gira en torno a tres pilares que posicionan a la salud en el centro. Por ello, una de las medidas adoptadas supone que el 62 por ciento del consumo energético de la empresa proceda de fuentes renovables.
Como apoyo a la ciencia, la compañía también señala respaldar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) elaborados por Naciones Unidas.
En el apoyo a la ciencia, la compañía biotecnológica estadounidense Gilead adopta las prácticas de sostenibilidad y construcción ecológica dentro de los edificios donde se desarrollan los medicamentos y la ciencia. El diseño de los edificios priorizan y muestran los valores de sostenibilidad con certificaciones de construcción ecológica.
La conservación de los recursos naturales, la eliminación del exceso de residuos o la utilización de equipos más eficientes son algunas de las medidas adoptadas por la compañía.
La ciencia es un elemento de diferenciador para la compañía farmacéutica multinacional japonesa Astellas, que ha adoptado por “convertir la ciencia innovadora en valor para los pacientes”, así lo señala el director administrativo y director de ética y cumplimiento, Fumiaki Sakurai.
El responsable señala que la empresa “deberá abordar cambio en el medio ambiente, como las tendencias energéticas o el cambio climático”, a medida que lleva a cabo un crecimiento sostenible.
Una de las prioridades para Astellas es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que obtuvo la certificación de Objetivos Basados en la Ciencia en noviembre 2018. En línea con el apoyo a la ciencia, Sakurai señala haber establecido un grupo conjunto de trabajo en 2015 para encaminar la empresa en el logra el objetivo del Acuerdo de París, una línea de actuación que suscriben la mayor parte de las empresas consultadas.