El Decenio del Envejecimiento Saludable 2020-2030 es una iniciativa impulsada por la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la base de la Estrategia Mundial de la OMS sobre el Envejecimiento y la Salud y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Se trata de promover acciones a escala global para construir una sociedad para todas las edades.

Según las previsiones de la Organización Mundial de la Salud, para 2050 la población mundial de personas mayores alcanzará los 2.100 millones. En la actualidad se calcula que hay alrededor de 1.000 millones de personas que superan esta edad, lo que supone el 13,5 por ciento de la población mundial y a diez años vista 2030 se espera que esta población aumente un 56 por ciento.

Si las previsiones se cumplen, en 2050 habrá más del doble de personas mayores de 60 años que de niños menores de 5. Asimismo, el número de personas mayores de 60 superarán al de adolescentes y jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años.

El reto demográfico está fuera de toda duda y tiene un mayor alcance en los países desarrollados. La promoción de actuaciones que permitan prolongar la calidad de vida de los mayores, preservando en la medida de lo posible un buen estado de salud, permite añadir vida a los años y es el único camino posible.

¿Qué es el envejecimiento saludable?

Para la Organización Mundial de la Salud el envejecimiento saludable consiste en desarrollar y mantener a edades avanzadas la capacidad funcional que hace posible el bienestar.

La capacidad funcional viene determinada por la capacidad intrínseca de una persona, o lo que es lo mismo, la combinación de todas sus capacidades físicas y mentales; por el entorno en el que vive, entendido en su sentido más amplio e incluyendo el entorno físico, social y político; y también por las interacciones entre ambos.

Es un proceso que abarca toda la vida y que afecta a todas las personas, no solo a aquellas a las que no padecen ninguna enfermedad en el presente.

La OMS recuerda, además, que este término está estrechamente ligado a la desigualdad social y económica.

Colaboración internacional

Ante este desafío que ya presentaba gigantescas proporciones antes de la era COVID-19, y en el nuevo contexto de una pandemia que ha situado a los mayores en el ojo del huracán, el pasado mes de diciembre la Asamblea General de la ONU proclamó la década del envejecimiento saludable en una resolución en la que pide a la OMS que lidere la implementación de esta iniciativa.

El Decenio del Envejecimiento Saludable 2020-2030, consiste en diez años de colaboración concertada, catalizadora y sostenida. Las personas mayores serán el eje central del plan, que aunará los esfuerzos de los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado en aras de mejorar la vida de estas personas, así como las de sus familias y comunidades.

La iniciativa tiene como base la Estrategia mundial sobre el envejecimiento y la salud (2016-2030), elaborada tras un amplio proceso de consultas e inspirada a su vez en el Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud. La estrategia mundial contemplaba ya la adopción de medidas multisectoriales para introducir un enfoque del envejecimiento saludable que abarque toda la vida, a fin de fomentar una vida más larga y saludable.

Se trata del segundo plan de acción de la Estrategia mundial de la OMS sobre el Envejecimiento y la salud, que desarrolla el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento de las Naciones Unidas y se ajusta al calendario de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El decenio se centra en cuatro ámbitos de actuación. Cambiar la forma de pensar, sentir y actuar con respecto a la edad y el envejecimiento y asegurar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores son los dos primeros.

Además, plantea la necesidad de ofrecer una atención integrada y centrada en las personas, y servicios de salud primarios que respondan a las necesidades de las personas mayores, así como de proporcionar acceso a la atención crónica para las personas mayores que lo necesiten.

Atención primaria

Estos dos últimos ponen el acento en la atención sanitaria. Respecto a la atención integrada y centrada en las personas el planteamiento de base es que los mayores necesitan un acceso no discriminatorio a unos servicios de salud esenciales de calidad que incluyan prevención; promoción; atención curativa, rehabilitación y cuidados paliativos y terminales; acceso a medicamentos y vacunas esenciales que sean seguros, asequibles, eficaces y de calidad; atención bucodental; y tecnologías sanitarias y de asistencia, velando al mismo tiempo por que la utilización de dichos servicios no cause dificultades económicas al usuario.

Desde la organización, admiten que muchos sistemas sanitarios están concebidos para tratar afecciones agudas de salud más que para atender las afecciones de las personas mayores,7 y no están preparados para prestar a estas últimas una atención de salud de buena calidad caracterizada por la coordinación de los dispensadores, la integración en los entornos y la vinculación a un modelo sostenible de prestación de atención crónica.

En el caso de las personas mayores, la salud bucodental constituye un indicador clave de la salud general, de ahí que aboguen por integrarla en los sistemas generales de atención de salud.

El planteamiento de la OMS pone el acento en el papel de la atención primaria, como piedra angular de la cobertura sanitaria universal y punto de acceso de las personas mayores al sistema de salud. Representa, además, el enfoque más eficaz y eficiente para mejorar la capacidad y el bienestar físico y mental.

Según este esquema, es preciso reforzar a escala mundial la atención primaria de salud8 para proporcionar a las personas mayores una atención accesible, asequible, equitativa, segura y basada en la comunidad. Para ello, subrayan que es preciso contar con personal competente, leyes y reglamentos apropiados y fondos suficientes y sostenibles.

De igual modo, el Decenio del Envejecimiento Saludable impulsado por la ONU pone de relieve la función esencial que desempeña el personal de enfermería en todos los ámbitos de acción, así como a los retos que plantea la rotación y el envejecimiento del personal de salud.

La prestación de servicios de atención integrada y centrada en las personas, así como de servicios de salud primaria integrales y sensibles a las personas mayores, acercará un poco más a los países a la meta de aumentar el número de personas que se benefician de la cobertura universal de salud para 2030, tal y como se propone.

Principios rectores del Decenio del Envejecimiento Saludable en la Agenda 2030 de la ONU

Interconexión e indivisibilidadTodas las partes interesadas en la aplicación abordan los ODS de forma conjunta, no como una lista de objetivos entre los que se pueda elegir.
Carácter inclusivoImplica a todos los segmentos de la sociedad, con independencia de su edad, género, etnia, capacidad, ubicación y demás categorías sociales.
Alianzas con múltiples partes interesadasSe impulsan las alianzas entre múltiples partes interesadas para compartir conocimientos, experiencia, tecnología y recursos.
UniversalidadCompromete a todos los países, con independencia de su nivel de ingresos y desarrollo, a emprender una labor de amplio alcance en pro del desarrollo sostenible, adaptada a cada contexto y población, en función de las necesidades.
No dejar a nadie atrásSe aplica a todas las personas, con independencia de quiénes sean y dónde se encuentren, y se centra en sus problemas y vulnerabilidades específicos.
EquidadPromueve que todos dispongan de oportunidades iguales y justas para disfrutar de los factores determinantes y facilitadores de un envejecimiento saludable, como la posición social y económica, la edad, el sexo, el lugar de nacimiento o residencia, la condición de inmigrante y el nivel de capacidad. En ocasiones, es posible que se deba prestar una atención desigual a algunos grupos de población para garantizar que los miembros menos favorecidos, más vulnerables o marginados de la sociedad obtengan los mayores beneficios posibles.
Solidaridad intergeneracionalFacilita la cohesión social y el intercambio interactivo entre generaciones en pro de la salud y el bienestar de todas las personas.
CompromisoImpulsa un trabajo sostenido durante 10 años y a más largo plazo.
No hacer dañoCompromete a los países a proteger el bienestar de todas las partes interesadas.

Fuente: Decenio del Envejecimiento Saludable. OMS

Respuestas para afrontar la cronicidad

Con respecto a la atención a la cronicidad, el plan parte de la base de que una merma significativa de la capacidad física y mental puede limitar la capacidad de las personas mayores para cuidarse a sí mismas y participar en la sociedad.

En este sentido, el acceso a servicios de rehabilitación, tecnologías asistenciales y entornos propicios e inclusivos puede mejorar su situación; no obstante, muchas personas llegan a un punto en sus vidas en el que ya no pueden cuidarse a sí mismas sin contar con apoyo y asistencia.

Llegados a este punto, el acceso a una atención crónica de calidad resulta esencial para que esas personas conserven su capacidad funcional, disfruten de los derechos humanos básicos y lleven una vida digna.

Aún así, lo cierto es que los enfoques actuales en relación con la atención crónica se basan en gran medida en la asistencia no estructurada, prestada principalmente por las familias y, en particular, por las mujeres, a veces sin contar con la formación necesaria o sin protección social.

Los cuidadores informales, a su vez, están sometidos a una gran presión, con los consiguientes efectos sobre su salud física y mental. Sin olvidar que, a medida que aumenta la proporción de personas mayores, muchas de ellas sin familia, y disminuye la proporción de personas más jóvenes en disposición de prestar cuidados, es posible que este modelo de atención, a menudo poco equitativo, deje de ser sostenible.

La iniciativa de la ONU plantea que todos los países deben contar con un sistema capaz de atender las necesidades de las personas mayores en lo que respecta a la atención crónica, y en particular unos servicios de asistencia y apoyo social que les ayuden en la vida cotidiana y el cuidado personal y les permitan mantener sus relaciones, envejecer en un lugar adecuado, no ser víctimas de maltrato, acceder a los servicios comunitarios y participar en actividades que den sentido a sus vidas.

Este soporte implica el desarrollo de una amplia gama de servicios, como atención de día o servicios de relevo y asistencia domiciliaria, que deben estar coordinados con la atención sanitaria y las redes y servicios comunitarios.

El apoyo a los cuidadores informales, principalmente cuidadoras, también debe contemplarse en el desarrollo de actuaciones dirigidas a reforzar este campo de actuación.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y su implicación en el envejecimiento saludable

1. Fin de la pobrezaSerá fundamental evitar que las personas mayores caigan en la pobreza. Para ello se requerirán políticas de jubilación flexibles, pensiones mínimas financiadas con impuestos, seguridad social y acceso a servicios de salud y atención crónica.
2. Hambre ceroLas personas mayores pueden ser vulnerables a la inseguridad alimentaria, ya que las familias y los programas de asistencia suelen dar prioridad a los jóvenes. Centrarse en las personas mayores ayudará a revertir los patrones de desnutrición y a prevenir la dependencia de los servicios de atención.
3. Salud y bienestarEl envejecimiento saludable significa que las personas mayores contribuyen a la sociedad durante más tiempo, con oportunidades para gozar de buena salud en todas las etapas de la vida, cobertura sanitaria universal y sistemas sociales y de salud integrados, transformadores y centrados en las personas, en lugar de sistemas basados únicamente en la enfermedad.
4. Educación de calidadEl envejecimiento saludable requiere de un aprendizaje a lo largo de toda la vida, que permita a las personas mayores hacer lo que valoran, conservar la capacidad de tomar decisiones y conservar su identidad e independencia, así como sus metas vitales. Todo ello exige alfabetización, capacitación y espacios de participación sin obstáculos, en particular en el ámbito digital.
5. Igualdad de géneroHacer efectiva la igualdad de género a lo largo de todo el curso de la vida conduce a mejores resultados en etapas posteriores. Por consiguiente, los sistemas deben promover la participación equitativa en la fuerza de trabajo y en las pensiones sociales para mejorar la situación económica de las mujeres de edad y su acceso a los servicios. La violencia de género debe ser eliminada.
8. Trabajo decente y crecimiento económicoLa población en edad de trabajar, que incluye a muchas personas mayores, debe tener acceso a oportunidades de empleo y contar con unas condiciones de trabajo decentes. El hecho de disponer de ingresos y poder acudir a servicios financieros contribuirá a facilitar el acceso a los servicios y productos sanitarios y a reducir el riesgo de que se produzcan gastos catastróficos. Un personal saludable aumenta la productividad y reduce el desempleo.
9. Industria, innovación e infraestructuraLa infraestructura para un envejecimiento saludable requerirá un acceso a Internet asequible y apto para todas las edades; investigación e intervenciones basadas en pruebas que den visibilidad a las personas mayores mediante datos y análisis desglosados por edades; nuevas tecnologías y cibersalud.
10. Reducción de las desigualdadesLas personas mayores no disfrutan del mismo acceso a los servicios y la asistencia en sus hogares, vecindarios y comunidades, a menudo a causa de su género, etnia o nivel de educación. El envejecimiento saludable requiere políticas encaminadas a superar esa inequidad en todos los sectores.
11. Ciudades y comunidades sosteniblesLas ciudades y comunidades adaptadas a las personas mayores facilitan que todos puedan maximizar sus capacidades a lo largo de la vida. Para crearlas es necesario contar con la participación de múltiples sectores (salud, protección social, transporte, vivienda, trabajo) y partes interesadas (la sociedad civil, las personas mayores y sus organizaciones).
16. Paz, justicia e instituciones sólidasLas instituciones para todas las edades  empoderarán a las personas mayores y les permitirán lograr cosas inimaginables para las generaciones anteriores. Para ello se requerirán campañas de sensibilización contra el edadismo, una labor de promoción específica sobre el envejecimiento saludable y leyes que prohíban la discriminación basada en la edad a todos los niveles.
17. Alianzas para lograr los objetivosEl envejecimiento saludable no debe dejar a nadie atrás, sino crear un futuro para las personas de todas las edades. Para lograrlo será necesario establecer alianzas activas entre numerosos sectores y partes interesadas, ignorando las fronteras tradicionales, e invertir en entornos adaptados a las personas mayores y en sistemas integrados de atención sanitaria y social.
Fuente: Decenio del Envejecimiento Saludable. OMS

Un valor añadido

Este programa a diez años ofrece igualmente un valor añadido a las iniciativas que ya están en marcha. El primer punto aquí pasa por subrayar la urgencia de emprender acciones dirigidas a mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y comunidades, y armonizar las diversas medidas e inversiones.

Asimismo, sienta las bases para guiar los planes nacionales de acción sólidos para la población de edad avanzada y pretende ayudar a los países a cumplir los compromisos importantes para las personas mayores de aquí a 2030.

Otro objetivo es que aboga por contribuir sistemáticamente a que se articulen y se hagan oír diversas voces intergeneracionales sobre cuestiones relativas al envejecimiento saludable, y establecer formas innovadoras de colaboración con las personas mayores.

En la medida que está previsto intercambiar perspectivas regionales y mundiales sobre diversas cuestiones relacionadas con el envejecimiento saludable, y aprender de ellas, se habilitará también una plataforma multipartita que impulse la ejecución de actividades y programas concretos.

Bajo análisis en el Congreso de la SEGG

Un panel de expertos nacionales e internacionales analizó a principios de mes esta nueva visión y los retos pendientes que marca el decenio del envejecimiento saludable en el marco del II Congreso Virtual de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG)

Para Alex Kalache, portavoz de la Age Friendly Foundation (Boston), esta iniciativa internacional promueve los entornos amigables, la acción contra el edadismo y una atención integral y centrada en la persona y en la cronicidad.

El principal reto a día de hoy, matizó Kalache, es la declaración de una Convención de protección de los derechos de las personas mayores en la Organización de Naciones Unidas.

El especialista realizó un recorrido histórico por este tipo de iniciativas que sitúan en el centro de atención a los mayores. El punto de partida es la primera Asamblea Mundial de Envejecimiento, celebrada en Viena en 1982, que marcó la creación de una sección y un programa de envejecimiento de la OMS.

Se partía de una visión “muy patológica y deficitaria de la vejez que equiparaba vejez a discapacidad”, expone. Además, imperó la visión sobre el envejecimiento de los países desarrollados, sin tener en cuenta a las naciones en vías de desarrollo.

Tras diferentes hitos como la Carta de Otawa en 1986 o el Año Internacional del Envejecimiento, declarado por la OMS en 1999, las bases del envejecimiento activo se sientan en la segunda Asamblea General de la ONU en Madrid.

Dentro del concepto de envejecimiento saludable, apuntó Kalache, se incluye “salud, aprendizaje de la vida, participación, derechos de participación, protección y seguridad”.

Según el especialista, de manera más reciente el concepto de envejecimiento activo se une al desarrollo urbanístico y arquitectónico, y surge el concepto de amigabilidad con las personas mayores desde la atención primaria. Un enfoque que “enfatiza la necesidad de respetar la voz y las preferencias de las personas mayores”, concluyó.

Newcastle: un ejemplo de apoyo a los mayores en la pandemia

La pandemia ha acentuado el riesgo de exclusión social de las personas mayores, tal y como se puso de manifiesto en el encuentro de los geriatras españoles. Algunos ejemplos como la experiencia de Newcastle arrojan luz sobre las fórmulas que pueden ayudar a superar estas barreras en un contexto especialmente complejo.

Tomas Scharf, presidente de la Sociedad Británica de Gerontología, explicó este modelo de comunidad y ciudad amigable, que incluye la institución Elders Council para ayudar a la inclusión digital, el apoyo de voluntariado que responde llamadas telefónicas o una radio cooperativa, entre otras muchas iniciativas.

El experto analizó la exclusión social en edades avanzadas, el papel de las ciudades amigables con los mayores durante la pandemia y sus respuestas ante los problemas que ha planteado al colectivo.

“Entendemos la exclusión social como como un proceso complejo que refiere a la falta o negación de recursos, derechos, bienes y servicios al envejecer, y la inhabilidad de participar en las relaciones y actividades que son normales y accesibles a la mayor parte de la población, en todos sus ámbitos”, expuso.

Asimismo, añadió que la exclusión se acumula a lo largo del ciclo vital, algunas formas de exclusión aumentan conforme aumenta la edad, mientras que otras formas de exclusión se pueden ver de forma más crónica y se acumulan desde edades más tempranas a las más avanzadas. “Así, a medida que las personas envejecen, su salud empeora, necesitan mayores cuidados, y sus redes de apoyo social se ven reducidas”, indicó.

Respecto a la exclusión al acceso a servicios, instalaciones y movilidad, el experto subrayó que “muchas personas mayores se han visto desproporcionadamente excluidas del mundo digital, el acceso a servicios de salud o cuidados se ha visto disminuido o incluso negado. También existen restricciones al uso de otros servicios comerciales como supermercados o tiendas y que en muchos casos se ha visto incluso restringido el uso de los transportes públicos”.

En cuanto a los recursos materiales y financieros, Scharf hizo hincapié en que “los riesgos asociados al abandono prematuro del mercado laboral pueden llevar a un riesgo aumentado de pobreza para algunos grupos de personas mayores que ya eran vulnerables a la pobreza previamente”.

“Las comunidades amigables con las personas mayores son exactamente los ambientes correctos en los que las sociedades pueden responder a la pandemia”

Tomas Scharf, presidente de la Sociedad Británica de Gerontología

“También sabemos que, dependiendo de dónde la gente vive, se pueden ver muchas diferencias en la forma en la que se puede gestionar la vida diaria durante la pandemia: vivir en una casa grande con mucho espacio exterior en un barrio digno o una comunidad rural es muy distinto a la experiencia de las personas que han vivido encerradas en el interior de un piso sin ningún espacio exterior seguro en el que sentarse o disfrutar”, describió el especialista.

Tras este análisis, Scharf defendió que “las comunidades amigables con las personas mayores son exactamente los ambientes correctos en los que las sociedades pueden responder a la pandemia”. En su opinión, se trata de “un reto clave para todas las comunidades amigables ya que se requiere mucha colaboración en todos los ámbitos de la sociedad para combatir la pobreza, reducir los riesgos de exclusión social y aislamiento, mejorar el acceso a los servicios, asegurar la participación ciudadana de las personas mayores, abordar el edadismo y la discriminación basada en la edad, y promover la conexión con el hogar y la comunidad”.

El proyecto de vida individual como guía para la intervención

En este mismo encuentro, Ángeles López Fraguas, consultora en desarrollo organizacional, destacó la importancia de utilizar el proyecto de vida de la persona como enfoque desde el que plantear las intervenciones con las personas mayores.

El proyecto de vida, explicó, “incluye tanto las metas como las acciones que una persona se propone para alcanzar las primeras”. De igual modo, subrayó que las acciones las puede realizar la persona o con la ayuda de otras personas.

Además, López Fraguas aludió al enfoque de capacidades de la filósofa estadounidense Martha Nussbaum, entre las que estarían “vida, salud física, integridad física, sentidos, imaginación y pensamiento, emociones, razón práctica, afiliación, otras especies, juego, control político y material y sobre el propio entorno”. “Una vida desprovista de alguna de estas capacidades no sería acorde con la dignidad humana”, describió para concluir en referencia a las aportaciones de la autora.