Las enfermedades reumáticas afectan a 11 millones de España; es decir, uno de cada cuatro adultos presenta una patología relativa a esta especialidad. El 80 por ciento de las pacientes son mujeres y estas suelen debutar entre los 25 y 45 años, aunque pueden aparecer a cualquier edad, incluso hay condiciones propias de la edad pediátrica.
Cabe destacar que hay más de 200 enfermedades reumáticas diferentes. Además, suponen el 19 por ciento de los casos de incapacidad laboral y son la primera causa de discapacidad en el mundo occidental, con el impacto a nivel de salud y calidad de vida de los pacientes que esto conlleva; en concreto, las patologías relacionadas con esta incapacidad son responsables del 34 por ciento de las discapacidades temporales y el 50 por ciento de las discapacidades permanentes. Aquí, también es necesario poner el foco en los costes económicos que tienen como consecuencia, tanto de manera directa por la atención y tratamientos, como de manera indirecta, por ejemplo, por la pérdida de productividad laboral que se deriva de los periodos de incapacidad. Con estos datos como fondo de la cuestión, en declaraciones a este grupo de comunicación, Marcos Paulino, presidente de la SER y jefe de Servicio de Reumatología en el Hospital de Ciudad Real apuntaba que “todo esto genera unos costes sociales y laborales inmensos. Hay que poner en valor que los profesionales son muy importantes y que hay que potenciarlos porque pueden resolver muchos problemas”.
El déficit de médicos en áreas como la atención primaria dificulta realizar una detección temprana y un abordaje óptimo de estas patologías
A esto se suma que con el actual déficit de médicos que hay en España, no siempre se puede realizar un abordaje óptimo de estas enfermedades. La Atención Primaria adolece de una falta de recursos importante en la actualidad, y las enfermedades de carácter reumatológico representan entre el 10 y el 15 por ciento de las consultas de atención primaria, así como una de cada 10 consultas dentro de las urgencias hospitalarias.
Una de las características que atraviesa a múltiples patologías dentro de esta especialidad es que son dolencias crónicas —lo que conlleva un coste alto y sostenido para el Sistema Nacional de Salud (SNS)— y, muchas de ellas, con un gran impacto y afectación en aquellos que las padecen. Por otra parte, existe una gran cantidad de comorbilidades asociadas a estas enfermedades a diferentes niveles.
Con todo esto, para avanzar hacia un abordaje óptimo de estas patologías, como se puso en la última edición del Congreso Anual de la Sociedad Española de Reumatología (SER), impulsar la detección precoz de estas patologías es fundamental para poder realizar un abordaje óptimo de la enfermedad. Así, actuando pronto y también gracias a los tratamientos innovadores que van llegando cada vez a más patologías, se pueden controlar las enfermedades de manera temprana, evitando daños irreversibles en el paciente con impacto en su calidad de vida y, por tanto, se podrían disminuir los costes directos e indirectos que repercuten las enfermedades reumáticas.
Desde la SER también recuerdan que a este coste económico —que también sufren los pacientes a nivel individual más allá de los costes para el SNS— estas enfermedades tienen un alto coste emocional, puesto que muchas de ellas afectan a los pacientes en su día a día y en diferentes esferas como la social o la laboral.
Reducir inequidades
Por otra parte, desde la entidad ponen el foco en la importancia de las circunstancias que envuelven a estas patologías, subrayando que están “íntimamente ligadas” a los determinantes sociales de la salud (DSS); con estos, se refieren a factores como el envejecimiento, el género, el entorno social y el ámbito territorial, produciéndose situaciones de inequidad en los accesos a servicios sanitarios que cuenten con especialistas de Reumatología, y en la capacidad que estos tienen para dar una respuesta óptima a los pacientes con enfermedades reumáticas musculoesqueléticas y autoinmunes sistémicas.
Aquí, la SER, poniendo de relieve la preocupación respecto al futuro próximo de los pacientes con enfermedades reumatológicas, tienden su mano a las administraciones para ayudar a encontrar soluciones que mejoren la atención que reciben estos pacientes. En este sentido consideran que es un problema que por su magnitud debería ser puesto como prioridad en la agenda política, más teniendo en cuenta que se estima que su prevalencia continue aumentando los próximos años.
Y, al aumento de esta prevalencia se suma el augurio de unos recursos humanos cada vez más deficitarios, como consecuencia de diversos factores. Esta situación es un problema que atraviesa a la medicina en general y del que la reumatología no está exenta. “Tengo una especial sensibilidad con la falta de reumatólogos. Estamos viviendo, no sólo en reumatología, un momento difícil por las jubilaciones que se están produciendo en medicina con la generación de profesionales de los años 60, que han superado a los reumatólogos que están terminando en las facultades, a pesar de que ha aumentado sustancialmente el número de reumatólogos que ofertan las consejerías de sanidad”, expone Marcos Paulino. “No es suficiente y hay zonas que se están quedando sin reumatólogos y no sólo hospitales comarcales, sino hospitales universitarios, de capitales de provincia, que están infradotados en cuanto a personal”, asevera el presidente de la SER. Por este motivo apunta que desde la entidad están valorando “cómo homogeneizar la atención y que los pacientes reumáticos reciban las mismas oportunidades independientemente del lugar en que residan”.
Sexo y género
Al analizar estos datos de manera detallada, hay varios aspectos que llaman la atención. Primeramente, en cuanto al sexo y género, en España es 1,5 veces más probable que las mujeres vean limitada su actividad a causa de la enfermedad reumática en comparación con los varones. Este dato es reseñable teniendo también en cuenta datos de patologías específicas como la artritis reumatoide, en la cual por cada paciente hombre hay tres pacientes mujeres. Así, esta patología acumula una prevalencia global de entre el 0,5 y el 1 por ciento de la población adulta, afectando en su mayoría a mujeres con edades comprendidas entre los 40 y los 60 años. En cifras totales, se estima que en España hay alrededor de 200.000 personas que padecen esta condición; otro dato a subrayar es que casi el 90 por ciento de pacientes de alta actividad son pacientes del sexo femenino con artritis reumatoide de larga evolución, con niveles altos de dolor y fatiga.
Por otra parte, la osteoporosis afecta a casi el doble de mujeres que, de hombres, con 2,2 millones de mujeres de más de 50 años que la padecen. Esto representa una afección del 15,6 por ciento en mujeres, mientras que en hombres la cifra se reduce casi a la mitad, situándose en un 8,4 por ciento. Como consecuencia de esta enfermedad se estima que cada año se producen alrededor de siete fracturas osteoporóticas de cadera por cada 1.000 habitantes mayores de 60 años, correspondiendo el 74 por ciento de las mismas a mujeres frente al 26 por ciento de las que registran los hombres; en ambos casos, la edad media en que se producen es de 80 años.
Asimismo, desde la SER destaca que mujeres y hombres están expuestos a diferentes riesgos derivados de las diferentes condiciones de trabajo. Aun así, la sociedad pone de manifiesto que hasta el momento no hay ningún abordaje diferenciado por sexo y género que pueda suponer una mayor efectividad en el abordaje terapéutico de estas enfermedades.
No obstante, durante el último congreso anual de la SER, la presidenta en ese momento, Sagrario Bustabad, quien es jefa del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Canarias explicaba que desde el Observatorio de Igualdad de la SER ya están trabajando en estudiar estas diferencias. “En un estudio o ensayo clínico se registra el número de mujeres y de hombres, pero hay que ver cómo se comporta el tratamiento en cada uno de ellos; por ejemplo, en espondilitis anquilosante, que es de predominio en hombres, en mujeres se comporta totalmente diferente”, apuntaba Bustabad. Ahora, la especialista consideraba que “hay que ver si estas diferencias se extrapolan al comportamiento de los tratamientos, ya que quizá estamos aplicando los mismos tratamientos a hombres y mujeres y hay diferencia en cómo funcionan”. “Hay que identificar las diferencias para avanzar en la personalización en este sentido y cómo puede mejorar un paciente con uno u otro tratamiento”, detallaba.
Otros determinantes
En cuanto a la edad, hay una correlación directa entre la edad y la aparición de algunas de estas enfermedades, como pueden ser la artrosis o la osteoporosis. Además, la prevalencia de problemas musculoesqueléticos es mayor en aquellas personas con un menor nivel socioeconómico; en cifras, un 2 por ciento de la población con estudios superiores sufre osteoporosis, porcentaje que asciende hasta el 17 por ciento en personas sin este nivel de formación. Siguiendo con este hilo, el porcentaje de población afectada por lumbalgia es del 33,5 por ciento en personas sin estudios, mientras que, en aquellos sin estos estudios, la cifra baja hasta el 12 por ciento.
Las inequidades territoriales son un determinante transversal a múltiples patologías. EN el caso de la asistencia a enfermedades reumáticas, desde la SER destacan que, a pesar de los altos niveles de envejecimiento, en aquellas situaciones con más despoblación, hay una menor proporción de facultativos especialistas en esta área. Los datos reflejan estas disparidades: por cada 100.000 habitantes, en Asturias hay 1,2 especialistas, en Castilla y León 1,4, en Extremadura 1,7 y en Aragón 1’8; asimismo, estas situaciones de inequidad se extienden entre áreas sanitarias dentro de las regiones.
No obstante, más allá de las diferencias entre regiones y como ponía sobre la mesa Marcos Paulino, el déficit de médicos que se ocupan de la reumatología, es lo que repercute en la oferta de cuidados y los cumplimientos de calidad asistencial, lo cual afecta directamente a los pacientes con este tipo de condiciones.
La ‘explosión terapéutica’ en reumatología ha supuesto un punto de inflexión, con gran eficacia y un alto impacto en calidad de vida
Estas carencias en recursos humanos repercuten en los costes derivados de estas enfermedades. Los reumatólogos atienden de diferente carácter como las inflamatorias o las autoinmunes sistémicas; contar con profesionales suficientes en esta disciplina, permitirá ofrecerles un manejo óptimo de su enfermedad, ofreciendo un diagnóstico temprano y, con esto, un tratamiento óptimo que derive en menos secuelas e impacto en el día a día de los pacientes. Pero, este es el segundo paso. Dotar la atención primaria de profesionales en cumplimiento de los ratios y ofrecerles la formación adecuada, permitirá que ante cualquier indicio estos cuenten con el conocimiento para derivarles al especialista y que empiecen cuanto antes este camino hacia el manejo de su enfermedad.
Tratamiento
Como en otras áreas, en reumatología el abordaje tiende hacia una medicina personalizada. Esto es, en función de las características de cada paciente, se buscan aquellas terapias que le van a reportar una mayor eficacia y menor toxicidad, también teniendo en cuenta su estilo de vida. Así, mientras a principio de los 2.000 había muy pocas opciones terapéuticas para estas enfermedades, la llegada de los biológicos supuso una revolución.
Esta ‘explosión terapéutica’ comenzó en enfermedades inflamatorias como el lupus y, paulatinamente ha ido diseminándose, llegando cada ve a más patologías. Por ello es tan importante poder llegar a un diagnóstico temprano que permita ofrecer a los pacientes alternativas terapéuticas que eviten el desarrollo de daños o secuelas que no se puedan revertir. Además, durante el congreso anual y en declaraciones a este medio, Bustabad precisaba que “hasta ahora, la industria estaba más detrás de la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o la espondiloartritis, porque eran algo más prevalentes, pero ahora también se están volcando mucho en las enfermedades autoinmunes sistémicas inmunomediadas, como el lupus, y están apareciendo muchos tratamientos nuevos”. “Espero y deseo, que parece que así será, que tengan tanto éxito como en las inflamatorias”, manifestaba.
Y es que, en cuanto a los costes directos e indirectos derivados de estas patologías, un control temprano de las mismas puede tener varios efectos positivos. Dar con el diagnóstico de manera precoz y, con las herramientas disponibles en la actualidad, hacer un diagnóstico lo más preciso posible, ayudará a dar con la mejor opción terapéutica en cada caso, lo que ahorrará los costes de administrar opciones que no repercutan beneficio en los pacientes.
Además, este control temprano ayudará a evitar situaciones de incapacidad temporal o permanente. Y, aunque los servicios asistenciales tengan que atender a los aspectos relativos a la cronicidad de estas enfermedades, al poder mitigarse e incluso evitarse por completo en algunos casos, se podrán evitar pérdidas relacionadas con la productividad laboral.
Posibles soluciones
Teniendo en cuenta que están identificados algunos puntos concretos donde actuar para mejorar el impacto de estas enfermedades en los pacientes y, en segunda instancia, los costes que genera al sistema el manejo de estas enfermedades, la Alianza Europea de Asociaciones de Reumatología (EULAR) pide a los gobiernos nacionales que desarrollen estrategias relativas a las enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas (ERyME), así como medidas legislativas y no legislativas que se basen en unas directrices que ha elaborado esta entidad.
El documento emitido por la EULAR apunta en primer lugar a una mejora de la calidad asistencial, con el foco en la prevención, el diagnóstico precoz, el tratamiento y la rehabilitación. Aquí, apuntan a la necesidad de dar prioridad a estas enfermedades en el marco de las iniciativas europeas, atendiendo a las especificidades de cada territorio. Aquí, consideran puntos clave abordar la falta de acceso; mejorar el diagnóstico precoz para reducir la discapacidad, comorbilidades y mortalidad prematura; mejorar la prevención e impulsar el uso de medicamentos avanzados.
Por otra parte, en términos de política social creen que se deben reconocer las ERyME como una de las principales causas de discapacidad, poniendo el foco en ofrecer una asistencia adecuada en la que también tenga cabida la salud mental. También, apoyar políticas de creación de centros inclusivos y flexibles a nivel de educación y laboral, que permitan a estos pacientes acceder a la formación el trabajo. Dentro de este punto también se refieren a la mejora de la movilidad y accesibilidad a edificios.
Por último, respecto a la investigación e innovación, consideran que la clave reside en el desarrollo de mejores estrategias de prevención y tratamiento de las ERyME. En este sentido, instan a adoptar una agenda de investigación ambiciosa teniendo en cuenta todos los aspectos que envuelven estas enfermedades; poner en marcha el consorcio europeo “Inflamación, Enfermedades No Transmisibles y Comorbilidades” en el marco de Horizonte Europa, aumentando el apoyo a las Redes Europeas de Referencia relativas a estas patologías; colaborar con asociaciones científicas y asociaciones de pacientes para reforzar la base empírica de las políticas de la Unión Europea y, por último, apoyar y aumentar la participación de los pacientes en la investigación y evaluación de las tecnologías sanitarias, teniendo en cuenta que ellos son los beneficiarios de sus frutos.