El progresivo envejecimiento de la población y las comorbilidades asociadas han dado paso a un aumento constante del número de medicamentos prescritos a la población mayor (polifarmacia). Como consecuencia, los problemas relacionados con los medicamentos (PRM) se han convertido en una importante causa de ingreso en urgencias, así como en una elevada tasa de reingresos a corto plazo.
En este sentido, la polifarmacia es un concepto ampliamente utilizado en la práctica clínica. Sin embargo, no existe unanimidad en el punto de corte. De lo que sí hay evidencia es que a mayor número de medicamentos los pacientes pueden presentar mayor número de eventos adversos y menor adherencia terapéutica.

“Cada vez atendemos a pacientes de mayor edad, quienes consumen una cantidad más amplia de medicamentos. Uno de los factores de riesgo asociados a PRM es el uso excesivo de fármacos. Tradicionalmente, se consideraba polifarmacia cuando un paciente tomaba más de cinco medicamentos; sin embargo, en la actualidad, este concepto ha evolucionado y se establece en más de diez medicamentos. En nuestro servicio, atendemos a pacientes que consumen más de diez medicamentos, lo que aumenta significativamente su riesgo de enfrentar problemas relacionados con la medicación”, explica Jesús Ruiz Ramos, especialista en el servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, en una entrevista con EDS.

Los PRM, definidos como lesiones resultantes de un medicamento tomado para una intervención médica, representan una importante preocupación de salud pública para los sistemas de salud a nivel mundial.

Entre el 5% y 10% de los ingresos hospitalarios son atribuibles a los PRM, la mayoría prevenibles

Varios estudios han demostrado que las proporciones de pacientes de edad avanzada con polifarmacia (>5 fármacos) y polifarmacia grave (>10 fármacos) han aumentado progresivamente durante las últimas décadas. Como se ha mencionado, la polifarmacia inadecuada se ha señalado como una de las principales causas de las visitas a urgencias, siendo los anticoagulantes, antibióticos, antidiabéticos y opioides los fármacos más comúnmente implicados en este problema.

Asimismo, las estimaciones apuntan a que aproximadamente entre el cinco por ciento y el 10 por ciento de los ingresos hospitalarios y entre el 10 y el 30 por ciento de las visitas a urgencias son atribuibles a los PRM, la mayoría de los cuales se consideran prevenibles.
En este contexto, un estudio liderado por el Servicio de Farmacia del Hospital Santa Creu i Sant Pau1 demuestra que diversas modalidades de revisión de medicación crónica después del alta, la colaboración entre atención primaria y farmacia hospitalaria y el contacto telefónico con los pacientes reducen las hospitalizaciones y nuevas visitas a urgencias a causa de PRM y ayuda a mejorar la coste-efectivad de los servicios de salud.

“El estudio se ha llevado a cabo a través de la práctica asistencial que estamos llevando a cabo dentro del hospital, en coordinación con otros centros de nuestro entorno. El objetivo principal es iniciar un programa de prevención secundaria dirigido a aquellos pacientes que han acudido a urgencias debido a los PRM”, señala el farmacéutico hospitalario.

Estrategias de detección precoz

El desarrollo de estrategias efectivas para identificar los PRM es crucial en los sistemas de salud, buscando mejorar la seguridad del paciente, optimizar la terapia con medicamentos y elevar los resultados generales.

Tal y como destacan los investigadores del artículo, la detección temprana de errores de medicación y reacciones adversas permite minimizar riesgos, incluyendo hospitalizaciones y mortalidad. Además, estas estrategias mejoran la eficacia de la terapia al reconocer interacciones medicamentosas, duplicaciones terapéuticas o regímenes subóptimos, reduciendo así la carga económica en sistemas sanitarios.

“Este tipo de problemas a menudo pasan desapercibidos en los servicios de urgencias, ya que se centran en tratar la patología primaria. Por ejemplo, si un paciente acude con una crisis hipertensiva, es común que no se identifique que el problema deriva de una falta de adherencia al tratamiento o de interacciones farmacológicas”, continúa el profesional.

“Lo que nosotros aquí proponemos es volver a examinar a aquellos pacientes que han acudido a urgencias por una serie de diagnósticos que presentan riesgo de haberse producido por un problema asociado con los medicamentos: hipoglucemias, hipertensión, sangrados, caídas, estreñimiento etc.”, añade.

La detección temprana de errores de medicación y reacciones adversas permite minimizar riesgos, incluyendo hospitalizaciones y mortalidad. Además, estas estrategias mejoran la eficacia de la terapia al reconocer interacciones medicamentosas, duplicaciones terapéuticas o regímenes subóptimos, reduciendo así la carga económica.

La identificación temprana de PRM también respalda la atención centrada en el paciente, facilitando la toma de decisiones compartida y empoderando a los pacientes en su propia atención médica. Estrategias como la conciliación de medicamentos, monitoreo de eventos adversos, programas de monitoreo de medicamentos recetados, revisiones integrales de medicamentos, sistemas computarizados de apoyo a la toma de decisiones, intervenciones farmacéuticas dirigidas y herramientas de apoyo a la decisión clínica son fundamentales para lograr estos objetivos.

“Tras el evento, realizamos una entrevista al paciente, bien en urgencias o bien telefónica, para comenzar con la estrategia de prevención y evitar, así, que el paciente tenga que acudir de nuevo a urgencias”, puntualiza.

El papel del farmacéutico hospitalario

Los farmacéuticos hospitalarios pueden desempeñar un papel importante en la prevención de los reingresos hospitalarios, como lo han demostrado numerosas publicaciones.

Una organización de atención médica que incluye hospitales, centros de atención primaria y farmacias comunitarias en Minnesota (Estados Unidos) implementó un proceso de transición al entorno ambulatorio, que incluyó una revisión de medicamentos entre servicios clínicos por parte de farmacéuticos. Realizaron un estudio con datos recopilados durante dos años y medio para examinar el impacto de la gestión integral de medicamentos (CMM) en las tasas de reingreso, demostrando una disminución en los reingresos dentro de los 30 días.

Otro artículo publicado en la Revista de la Asociación Estadounidense de Farmacéuticos2 realizó un estudio similar, calculando los ahorros logrados mediante la prevención de los reingresos hospitalarios y apoyando así la hipótesis de que la evaluación y la conciliación de la medicación por parte de los farmacéuticos clínicos dentro de los tres a siete días posteriores al alta hospitalaria reducen los reingresos, lo que genera ahorros económicos y mejora de la seguridad del paciente.

Por su parte, el trabajo analizado resalta que los estudios que tienen como objetivo reducir los ingresos hospitalarios mediante la evaluación de las intervenciones de los farmacéuticos clínicos son difíciles de comparar debido a la variabilidad en los tipos de intervenciones estudiadas. Esto dificulta determinar qué intervenciones son las más efectivas. Sin embargo, varios estudios han demostrado que la inclusión de farmacéuticos en un equipo multidisciplinar tiene un impacto positivo y mejora los resultados clínicos.

El trabajo analizado resalta que los estudios clínicos que tienen como objetivo reducir los ingresos hospitalarios mediante la evaluación de las intervenciones de los farmacéuticos clínicos son difíciles de comparar debido a la variabilidad en los tipos de intervenciones estudiadas. Esto dificulta determinar qué intervenciones son las más efectivas.

Un estudio multicéntrico aleatorizado realizado en Dinamarca3 comparó tres tipos diferentes de intervención. Los pacientes fueron asignados a uno de tres grupos: aquellos que recibieron una intervención farmacéutica integral (revisión de la medicación; tres entrevistas motivacionales; y seguimiento por parte del médico de atención primaria, el farmacéutico y la enfermería a domicilio); aquellos que reciben atención estándar (sin intervención); o aquellos que reciben intervención farmacéutica básica (revisión de medicación). Los resultados indican una mayor reducción de los reingresos hospitalarios cuando las intervenciones son más intensivas, lo que es un fuerte indicador de un verdadero efecto de la intervención.

“En nuestro enfoque, trabajamos para personalizar la medicación de cada paciente según su estado de fragilidad. Primero, identificamos los problemas existentes y luego ajustamos el tratamiento crónico. Esto implica modificar las dosis, eliminar medicamentos innecesarios y revisar las posibles interacciones. Nuestro objetivo es asegurarnos de que el paciente salga del hospital con una prescripción adecuada, lo que reduce significativamente la probabilidad de que regrese a urgencias”, añade el farmacéutico.

Deprescripción de medicamentos

La deprescripción, retirar medicamentos inadecuados, se postula como una herramienta esencial para gestionar la polifarmacia y mejorar los resultados terapéuticos en pacientes mayores con multimorbilidad.

“Se trata de ajustar la medicación crónica del paciente según su nivel de fragilidad. No es lo mismo tratar a un paciente de 50 años con problemas de presión arterial que ha ido envejeciendo y volviéndose más frágil con el tiempo. Llega un momento en que su fragilidad puede cambiar los objetivos de tratamiento iniciales. Por lo tanto, en algunos momentos, es necesario reducir la cantidad de medicamentos que están tomando, con intención de adaptarse mejor a su estado de edad y mejorar su calidad de vida”, puntualiza.

La deprescripción es una herramienta esencial para gestionar la polifarmacia

Esta decisión se toma en consenso con los especialistas de urgencias o de atención primaria. “Desde farmacia hospitalaria se realiza una propuesta de posibles cambios u optimizaciones del tratamiento”, señala.

Asimismo, el artículo cita herramientas como los Criterios de Beers, FORTA, STOPP/START y STOPPFrail que ayudan a los profesionales a optimizar la farmacoterapia en una variedad de poblaciones crónicas expuestas a la polifarmacia
A pesar de la variedad de herramientas disponibles, se necesita más evidencia sobre los beneficios de estos enfoques, especialmente en pacientes frágiles o con expectativas de vida limitadas.

Coste-eficacia

Los especialistas del mismo hospital también han llevado a cabo un trabajo sobre el ‘Análisis coste-efectividad de la implementación de un programa de prevención secundaria en aquellos pacientes que acudieron a urgencias por problemas relacionados con las medicamentos’4.
Como conclusión, el estudio señala que la implementación de un programa de prevención secundaria de PRM reduce los costes asociados con las revisitas al servicio de urgencias, con un beneficio neto anual de 87.639€.

Considerando una tasa de mortalidad atribuible al reingreso del 4,7 por ciento, el coste por años de vida ganados (AVG) con la ejecución de este programa fue de 2.205€. A corto plazo, la reducción del número de revisitas tras la implementación del programa fue la variable que más afectó al modelo, correspondiendo el valor umbral de beneficio a una reducción relativa del 12,4 por ciento del número de revisitas de pacientes con PRM para obtener beneficios.

“Este estudio confirma que al incorporar como práctica habitual lo que ya realizamos en nuestro hospital, se logra una disminución tanto en las visitas a urgencias como en los reingresos hospitalarios. Esto conlleva dos beneficios: en primer lugar, para el bienestar del paciente; y en segundo lugar, para el Sistema Nacional de Salud, al contribuir a descongestionar los servicios de urgencias, que de por sí ya están muy congestionados”, señala. Además, destaca que “cada ingreso hospitalario implica un coste económico, y esta estrategia resulta en una considerable reducción de los costes”.

Referencias

  1. Ruiz-Ramos, J.; Plaza-Díaz, A.; Roure-i-Nuez, C.; Fernández-Morató, J.; González-Bueno, J.; Barrera-Puigdollers, MT; García-Peláez, M.; Rudi-Sola, N.; Blázquez-Andión, M.; San Martín Paniello, C.; et al. Problemas relacionados con los medicamentos en pacientes ancianos atendidos en servicios de urgencia. J.Clin. Medicina. 2024 , 13 , 3. https://doi.org/10.3390/jcm13010003
  2. Meg Kilcup, Diane Schultz, Jim Carlson, Bruce Wilson, Postdischarge pharmacist medication reconciliation: Impact on readmission rates and financial savings, Journal of the American Pharmacists Association, Volume 53, Issue 1, 2013, Pages 78-84, ISSN 1544-3191, https://doi.org/10.1331/JAPhA.2013.11250. (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1544319115302910)
  3. Ravn-Nielsen LV , Duckert M , Lund ML, et al. Efecto de una intervención farmacéutica clínica multifacética en el hospital sobre el riesgo de reingreso : un ensayo clínico aleatorizado . Médico Interno JAMA. 2018;178(3):375–382. doi:10.1001/jamainternmed.2017.8274
  4. Ruiz-Ramos J, Juanes-Borrego A, Puig-Campany M, Blazquez-Andión M, López-Vinardell L, Gilabert-Perramon A, Guiu-Segura JM, Mangues-Bafalluy MA. Cost-effectiveness analysis of implementing a secondary prevention programme in those patients who visited an emergency department for drug-related problems. Int J Pharm Pract. 2022 Nov 4;30(5):434-440. doi: 10.1093/ijpp/riac061. PMID: 35849346.