La gripe aviar H5N1 es una amenaza real y creciente. Aunque su transmisibilidad entre humanos no se ha documentado, su capacidad de mutar y propagarse a nuevas especies nos obliga a tomarla en serio. La historia de las pandemias nos ha enseñado que los virus pueden cambiar y adaptarse, y la gripe aviar ya ha demostrado su letalidad en aves y mamíferos. Ignorarla sería un error.

Desarrollo de vacunas

Estados Unidos ha tomado medidas concretas. Ha vacunado a sus aves de corral y, además, ha avanzado en el desarrollo de vacunas para humanos en caso de que el virus dé el temido salto de especie. Su enfoque pragmático, basado en la prevención y la respuesta rápida, contrasta con la reacción de otros países que aún no han implementado estrategias de inmunización para el sector avícola ni planes claros para la protección de la población.

Europa, por su parte, ha asegurado 40 millones de dosis de vacunas humanas contra la gripe aviar para ser distribuidas en 15 países. Finlandia ha dado el primer paso y ha comenzado a vacunar a los trabajadores de granjas y otros sectores en riesgo. Esta acción demuestra que algunos gobiernos han comprendido la gravedad del problema y están actuando con previsión, pero siguen pendientes poner en marcha los mecanismos de planificación adecuados en países como España. Muchos de estos mecanismos (Agencia, preparación y respuesta…) están comprometidos desde hace años.

En los últimos 20 años, el virus H5N1 ha saltado a humanos en al menos 900 ocasiones en 24 países con 463 defunciones. Esto supone una tasa de letalidad del 51%. Aunque hasta ahora la trasmisión entre humanos no se ha documentado, la probabilidad de que se produzca un evento de transmisión sostenida entre personas es una posibilidad científicamente plausible. No se trata de alarmismo, sino de entender que la historia de la virología está llena de ejemplos de cómo las enfermedades emergentes pueden sorprendernos si no nos preparamos a tiempo.

La pregunta es clara: si no se toman en serio estas amenazas cuando es el momento de planificar y de prepararse, ¿cuándo se hará? La experiencia con la COVID-19 debería haber sido suficiente para enseñarnos que la prevención siempre es la mejor estrategia.
Recientemente, desde China se ha identificado una cepa de coronavirus con potencial de infectar humanos por su afinidad con el receptor AC2. Esperar a que la crisis estalle para actuar solo nos deja con menos opciones y más víctimas.