EDS ha visitado la sede del Gobierno de Euskadi para conocer en profundidad la labor del Departamento de Salud de País Vasco, encabezado por su máxima responsable, Gotzone Sagardui. La consejera, que tomó los mandos en el complicado momento de la etapa aguda de la pandemia allá por septiembre de 2020, destaca a esta publicación lo bonito de una tarea que recibió del lehendakari como “un honor”. No obstante, lamenta que la excepcionalidad de las circunstancias haya hecho que “la gestión ordinaria no se haya visto por la urgencia de la pandemia”. “Esto me provoca cierto pesar”, abunda Sagardui, antes de entrar en materia.
Pregunta. ¿Cuáles son las principales acciones sobre las que centrará su atención el departamento en 2023?
Respuesta. Al inicio de la legislatura establecimos un Plan estratégico del departamento y es el que estamos desarrollando. Además, en 2023 todavía sigue siendo una prioridad hacer frente a las consecuencias de la pandemia que aún continúa. Por un lado, por el número de contagios y de atenciones que requieren las personas, pero también por la actualización de determinados servicios que tuvimos que parar durante un tiempo y hubo que priorizar la atención sanitaria urgente, lo que hace que ahora tengamos que recuperarlo. En este sentido, quiero remarcar que en Euskadi lo urgente y lo oncológico nunca paró.
Además de esto, se van a realizar inversiones en nuevas instalaciones, equipamientos, ofertas públicas de empleo… acumulamos hasta cinco convocatorias junto a la de estabilización que ya está en marcha. También dedicamos esfuerzos a la formación y actualización de conocimientos y tenemos una nueva estrategia de investigación e innovación sanitaria en este marco de 2023. En esta última se ha triplicado prácticamente la inversión, con vocación de impulso y liderazgo. El objetivo es dar a nuestros profesionales las mejores soluciones para las necesidades de la ciudadanía.
Trabajamos en otros instrumentos jurídico-legales más allá de la Ley de Salud Pública, como el nuevo Plan de Salud. La pandemia paralizó su desarrollo, pero adoptamos el compromiso de que estuviera en este primer trimestre de año y estamos a punto de finalizarlo. Lo consideramos básico para tener una planificación a futuro. Tenemos a punto de terminar también un Plan de enfermedades neurodegenerativas y neuromusculares; el Plan de cuidados paliativos está también en la última fase; la nueva estrategia de seguridad del paciente… Ha habido mucho trabajo durante este tiempo que esperamos poder ahora sacar a la luz.
P. ¿Cuál es la apuesta de su gobierno en medicina de precisión y cáncer? ¿En qué medida ha afectado la pandemia a su atención?
R. Dentro de nuestro marco estratégico se identificaba expresamente como una de nuestras líneas de actuación. Dentro de ello, tenemos el Plan oncológico de Euskadi 2018-2023, que tendrá que ser sometido a evaluación para elaborar el siguiente. Una de sus premisas era la creación de un comité específico para la planificación de la medicina personalizada. Este plan ya viene funcionando con sus propios comités de tumores para hacer valoración de los tratamientos establecidos, de una manera conjunta y en red.
Si hablamos de la medicina personalizada tenemos varios proyectos a destacar. Entre ellos, queremos incluir nuevos biomarcadores tumorales cuando estamos estudiando a los pacientes. El objetivo es conocer su base molecular que permitirá establecer tratamientos personalizados. También queremos incorporar nuevas tecnologías para la secuenciación masiva, no solo en oncología. Ello permite un mayor conocimiento del desarrollo de la enfermedad.
“Estamos creando comités moleculares de medicina de precisión en las OSI”
En el caso de las terapias CAR-T, tenemos acreditados el hospital Universitario Donostia, donde ya hemos administrado la primera de ellas. Esperamos que sea una de otras que se vayan a llevar a cabo. Ahora estamos creando los comités moleculares de medicina de precisión en cada una de las OSI e implementando nuevas pruebas de cribados. Si bien hemos mantenido la atención a procesos oncológico, pero no podemos obviar que puede haber otros efectivos no visibles inmediatamente, como el de los cribados. Lo que sí hemos hecho es priorizar este tipo de acciones que han podido ralentizarse durante la pandemia para tratar de recuperar ese tiempo lo antes posible.
P. El desafío en materia de RR. HH. por el déficit de profesionales se ha convertido en una prioridad absoluta. ¿Cómo trabaja su gobierno para paliar esta situación? ¿Qué medidas debe impulsar el Estado?
R. Lo que nosotros trasladamos a la ministra es que se están trabajando medidas a largo plazo, las cuales compartimos. De hecho, lo que me gusta trasladar es que entre todos contribuyamos, no se trata de buscar culpables, sino soluciones. Pero sí es verdad que pensamos que hay una serie de medidas que es necesario adoptar a corto plazo; las necesidades evidentes de profesionales suficientes para atender la demanda no las estamos pudiendo cubrir.
Las medidas de las que hablamos son varias, como garantizar que no se queden 200 plazas vacantes de la oferta MIR. Estamos ante circunstancias excepcionales, arbitremos medidas acordes; existen personas con interés manifiesto en optar a esas plazas. Si una vez han sido adjudicadas se renuncia ellas por decisiones personales, se puede permitir cubrirlas. Se amplió la oferta de extracomunitarios en un porcentaje, pero ya no podía entrar tampoco aquellas que habían quedado vacantes después de la adjudicación; eso no ayuda a que cubramos todas las necesidades.
Por otro lado, apostamos por la creación de la especialidad de Urgencias. La gente que tiene que vocación de este tipo de medicina, desde el inicio sabe que quiere dedicarse a ello, además de las especificidades que ese servicio puede tener. Pedíamos a la ministra que revisara los requisitos para la acreditación de las unidades docentes para realizar una oferta más adecuada y amplia que la que adecuada podemos llevar a cabo. Además, que se mantuviese permanentemente abierta para realizar nuestras propuestas en función del movimiento de los servicios. Con todo eso, pedimos también una convocatoria MIR extraordinaria para medicina de familia.
La ampliación del número de estudiantes en las facultades de medicina, enfermería, son medidas que no van a dar su resultado en breve; la atención la tenemos que dar ahora. El ministerio nos remite a la estrategia de atención primaria, pero Euskadi tiene la suya propia que está en desarrollo y revisión. Desde que se planteó, las circunstancias han variado y queremos adecuarla.
P. ¿En qué punto están los trabajos de estabilización de profesionales sanitarios?
R. Nosotros creamos 358 plazas como parte del presupuesto de 2022 solo para atención primaria. Además, existe el número de plazas que están en cada uno de los procesos de oferta pública de empleo. Con todo ello, el objetivo es bajar del 8 por ciento la temporalidad. Así, para este ejercicio se ha puesto en marcha las ampliaciones de plantilla de 919 plazas. Las primeras vienen fruto del acuerdo presupuestario 2022 para su ejecución en 2023 y dedicadas íntegramente a atención primaria. Con ello, nos situamos en una plantilla estructural de cerca de 31.000 personas.
En definitiva, quisiéramos coordinar la revisión y definición de la cartera de servicios de Osakidetza y culminar los procesos de las OPE 2018-2019, así como las que tienen previsto lanzarse en febrero: las correspondientes a los años 2020, 2021 y 2022, además de la de estabilización. Hablamos de más de 10.000 puestos de trabajo que permitirán dotar de mayor estabilidad a la plantilla.
P. Precisamente la atención primaria vive una etapa convulsa a nivel de Estado. ¿Cómo están las cosas en País Vasco?
R. Nosotros conocemos cuál es nuestro déficit en estos momentos en la atención primaria, que es la cobertura de en torno al 10 por ciento de la plantilla establecida. Tenemos que sumar las plazas que no podemos cubrir a las que requieren de sustituciones o situaciones por incapacidad temporal, vacaciones, permisos o cursos de formación. Por ello hacemos un seguimiento muy cercano de la atención prestada en toda la red: tenemos más de 328 puntos de atención primaria en todo el territorio, lo que hace tengamos que programar con carácter semanal.
Lo que sí garantiza Osakidetza es la atención a la ciudadanía en cercanía. La accesibilidad en estos momentos tiene una media de dos días. Asimismo, trabajamos en un plan para ver cómo incentivar la cobertura de destinos más difíciles de cubrir o de fidelizar una continuidad. No obstante, esto no es específico de Euskadi, es algo en lo que estamos inmersos todos los sistemas de salud.
P. La relación farmacia-administración demanda ser cada vez más intensa y colaborativa. ¿Cuál es vuestra experiencia?
R. Tenemos una muy buena relación con los colegios oficiales de farmacia de la comunidad y estamos comprometidos con la integración de la farmacia dentro del sistema de salud. Un ejemplo es la muy fluida comunicación durante la pandemia y la realización de los test COVID cuando éstos eran positivos. También ha sido ejemplo la guerra de Ucrania en el llamamiento a la necesidad de material sanitario y de medicaciones, donde los colegios de farmacéuticos de Euskadi y Osakidetza han sido, junto con otros agentes, una única para contribuir a una solución. Yo creo que eso es más que evidente. Además, tenemos programas que se han venido desarrollando como el de los test rápidos de VIH, la dispensación de metadona, la mejora del uso de la medicación para determinados tipos de pacientes que están atendidos por los servicios de atención domiciliaria.
P. ¿En qué nuevas líneas plantean sumar las oficinas como un agente de valor?
R. Tenemos una tradición de colaboración que tiene que avanzar, como lo hace en proyectos como el de comunicación farmacéutico-médico que estamos llevando a cabo, con un carácter pionero. En él, la comunicación de los profesionales farmacéuticos a través de la e-receta que tenemos establecida se realiza de forma directa. De esta manera, se incorpora y se refleja en la historia clínica de nuestros pacientes la observación del farmacéutico. Así, se traslada directamente al profesional para que la contemple, bien sea para una valoración, para un seguimiento o incluso, para un llamamiento a una nueva revisión.
Después tenemos el programa de adherencia del asma y la EPOC, unas enfermedades con mucha prevalencia en nuestro territorio. Por la climatología que tenemos en el norte no es fácil crear esa adhesión al tratamiento. Ahí la farmacia comunitaria puede realizar acciones específicas en cercanía, que puede realmente acrecentar esos mejores resultados y garantizar esa continuidad en los tratamientos, pudiendo incluso derivar desde la botica a los centros de salud para una nueva valoración.
“Tenemos un proyecto que comunica a médicos y farmacia por la e-receta”
El tercero de los programas que destacaría es el de seguimiento farmacoterapéutico a pacientes polimedicados diabéticos de tipo 2. Se trata de un tema que tiene unos costes elevados y lo estamos llevando a cabo con la colaboración de las oficinas de farmacia.
P. Son varias las comunidades que han renovado su normativa farmacéutica para consolidar la AFD. ¿Qué movimientos esperan en esta parcela?
R. Nosotros tenemos una ley de ordenación farmacéutica propia ya nos lo ha permitido. Entendemos que está contemplado dentro de nuestra ley y lo hemos desarrollado durante la pandemia. Nosotros no hemos tenido problemas para poder establecer los protocolos y medidas concretas para llevarlo a cabo. Ahí, es donde sí queremos poner el foco, en tratar de impulsar el valor que puede tener y aportar la atención farmacéutica. Queremos hacerlo no solamente nosotros y los colegios de farmacia, sino también los servicios sociales para ver cuáles pueden ser las necesidades de esas personas que, en algunos momentos, en que las unidades familiares son más pequeñas, en las que la cronicidad se hace más evidente, pueden requerir de nuevas acciones.
P. El sector viene reclamando un mejor acceso a las soluciones innovadoras. ¿Cómo puede optimizarse este proceso?
R. Una de las cosas que deben hacerse también es poner en valor lo que se ha hecho hasta ahora por parte de nuestros profesionales, que desarrollan un trabajo hecho con rigor y mucha metodología. No es sencillo el establecer un IPT ante un medicamento, establecer su financiación… es algo complejo que requiere de mucha dedicación. Con la participación de las CC. AA., hay que hacer primero el reconocimiento a esa labor.
Aunque, hay que mejorar en ese procedimiento, en esa gestión al acceso, nosotros lo que queremos es dotar de las estructuras organizativas necesarias a todos los agentes que estamos en esto: tanto en nuestras comunidades autónomas como en la Aemps, la EMA o el propio ministerio. Ahí, se puede avanzar. Siendo un tema tan importante, de cara al desarrollo de las nuevas terapias que tanta incidencia van a tener, tiene que ser una labor de conjunto. Tiene que ser un trabajo que esté exento de ruido mediático, de mensajes que puedan ser alarmistas o que distorsionen la realidad en la que estamos.
Además de lo cuantitativo tenemos que hablar de lo cualitativo, pues hay que incrementar los niveles de información y transparencia que hay en este ámbito. En Euskadi, estamos contentos con nuestra comisión corporativa de farmacia que hace un seguimiento exhaustivo, transversal. Ello siempre con la participación de distintos tipos de profesionales, para tratar de garantizar que las mejores oportunidades se les facilite a nuestros pacientes y con unos criterios de equidad e igualdad.
P. ¿En qué momento se encuentra Euskadi desde el punto de vista estratégico en salud mental?
R. Estamos finalizando trabajos de la sexta estrategia y tenemos la ventaja de que no partimos de cero y tenemos un camino adelantado. Verá la luz en este primer trimestre de año y estamos en el proceso de revisión dentro del Consejo de Dirección de la misma. Se trata de un trabajo que cuenta con un Consejo Asesor que es el motor de la propuesta. Es importante resaltar que sale desde la experiencia y la tradición que dan los cinco planes anteriores a Euskadi en este área. Este Plan ha sido abordado de manera transversal: desde la propia estructura de los profesionales, asociaciones, instituciones colaboradoras como las diputaciones forales, el ámbito educativo… Lo que sí va a mantener es un modelo de atención comunitaria.
En esta estrategia tendrán apartados específicos los trastornos de las conductas alimentaria, con un impacto muy importante en las nuevas generaciones evidenciado por la pandemia. También la patología dual y la atención infanto-juvenil, en una suerte de cribado antes del desarrollo de la enfermedad. Asimismo, tenemos una Estrategia contra el suicidio vigente del anterior plan a la que se le quiere dar un nuevo impulso. Además, durante la pandemia hemos implantado nuevos recursos y cuatro nuevos hospitales de día en un año. Ahora queremos seguir avanzando en este camino.
P. La pandemia ha puesto en primera línea el valor de la salud pública, para la cual trabajan en una nueva ley. ¿Sobre qué aspectos pivota? ¿En qué medida plantea la vacunación obligatoria de determinados colectivos?
R. Si bien es cierto que, en el ámbito social, ha sido conocida realmente con la pandemia, en Euskadi ya en la legislatura anterior se estaba trabajando en esta ley y no se aprobó por las circunstancias políticas; esperamos que en esta sí suceda. Hemos retomado ese trabajo realizado para tratar de incorporar las enseñanzas que la pandemia había traído en salud pública, pero va mucho más allá.
Lo que pretende esta ley es dotar de un marco que oriente las políticas que puedan tener incidencia en la mejora de la calidad de la salud de la ciudadanía, pero también situaciones excepcionales como las que se han dado. El objetivo es que la norma nos dé las herramientas que permitan dotar decisiones las cuales hemos echado en falta durante la pandemia. Hablamos de medidas que se han demostrado eficientes, como las delimitaciones territoriales para frenar la expansión de los contagios o las vacunaciones para determinados colectivos.
Todas estas herramientas queremos que se aprueben con el mayor de los consensos en el Parlamento vasco, por lo que está por definir en discusión parlamentaria. Sí es verdad que hay un apartado que contempla la vacunación para determinados grupos por motivos de salud, necesidad social en el ámbito de atención… pero es necesario esperar al resultado final de la ley para poder decir cuáles son las medidas al respecto.
P. País Vasco trabaja también en el fomento del liderazgo y talento femenino en el sector. ¿Cuál es la hoja de ruta?
R. Destacaría la aprobación del Plan de igualdad de Osakidetza. No cabe duda de que, en todos aquellos planes estamos hablando contemplamos la perspectiva de género y aquellas circunstancias o condicionantes que pueda haber en el impacto a la salud. No obstante, es cierto que Osakidetza necesitaba tener una planificación en la que se evidenciar de qué manera tenía que caminar la organización para poder avanzar en ese objetivo común, que tenemos todos, que es el de la igualdad de hombres y mujeres.
Uno de los objetivos más destacables es el de reducir la brecha salarial, donde hay categorías en las cuales supera el 5 por ciento. Ahora, estamos en el momento del análisis de porqué se está dando esta realidad. Además, quiero destacar que tenemos un mayor número de mujeres conformando la organización. Sin embargo, todavía tienen que seguir incrementándose la presencia femenina en esos puestos de responsabilidad. En estos momentos, tenemos un balance 62-38 por ciento de mujeres y hombres en los cargos directivos, pero la representatividad de la composición de la plantilla está en un 80-20 por ciento. Todavía se ve que hay una diferencia que hay que intentar equilibrar.
“El Plan de Igualdad de Osakidetza busca reducir la brecha salarial”
Asimismo, en la investigación se repite la misma realidad, tenemos que incorporar esa perspectiva de género. Para ello, tenemos que incrementar el número de mujeres que participan en la investigación y tenemos muchas mujeres que participan. Además, creo que es imprescindible, tanto en la investigación como la innovación, incorporar la visión femenina; pero también esa especificidad concreta que tienen ciertas patologías y en las que la investigación puede tener unos determinantes de género que pueden ayudar a las soluciones que pueden quedar menos priorizadas si no lo impulsamos.
Además, hay que seguir avanzando en la en la mejora de la conciliación de la vida laboral y familiar, para que los proyectos personales y profesionales se puedan acompasar de una forma absolutamente satisfactoria.