Julio Sánchez fierro. Abogado y vicepresidente del Consejo Asesor de Sanidad
Los sistemas sanitarios de los estados miembro presentan una clara heterogeneidad de situaciones y de características, circunstancia que la Unión Europea respeta, pero ante la que no se mantiene indiferente. La contención del gasto no debería fiscalizarse en el gasto farmacéutico, descuidando otros factores de ineficiencia en la gestión. En cuanto a la innovación, que es fundamental para avanzar en Sanidad, habría que coordinarla estrechamente con la llamada Unión por la Innovación, que es una de las siete líneas fundamentales de la Estrategia 2020, asentada en los artículos 179 y siguientes del Tratado de Funcionamiento de la UE.
Numerosos foros están debatiendo los aspectos más sensibles de la política farmacéutica en sus vertientes de precios, financiación y acceso. Uno de ellos es la Comisión de Expertos para el Acceso Temprano y Seguro de los Medicamentos (STAMP, por sus siglas en inglés), establecida en el seno de la Comisión Europea en enero de 2015. Se ha reunido hasta la fecha en cuatro ocasiones que han servido para dejar claras dos cosas: la necesidad de impulsar el acceso a la innovación de manera conjunta y lo lejos que aún se está del objetivo.
Actualmente sólo existen 10 terapias avanzadas aprobadas por la Comisión Europea y, de estas, cuatro se han retirado de la comercialización. Además del tiempo para su desarrollo, los costes también suponen una barrera. Una de las mayores inversiones se destina a cumplir con los estándares de calidad, seguridad y eficacia establecidos por las autoridades reguladoras, y esto representa uno de los mayores desafíos. Desde el sector abogan por trabajar en una armonización que facilite la rápida incorporación de estas terapias en el mercado.