A menudo se habla de la industria farmacéutica como un proveedor más del Sistema Nacional de Salud. Es cierto, pero la peculiaridad de este sector es que permite retornar al sistema un valor económico que en la mayoría de los casos compensa la inversión que hace el Estado. Empleo, contribución al Producto Interior Bruto, balanza comercial… Estos indicadores, además del intrínseco aporte a la salud de la ciudadanía, evidencian la labor que realiza la industria farmacéutica.